/ domingo 18 de octubre de 2020

Aquí Querétaro

Callada, pero eficientemente, la Universidad Autónoma de Querétaro está desarrollando una labor importantísima en beneficio de la sociedad que la cobija en estos duros tiempos de pandemia. Más allá de su función formadora e investigadora, de la ampliación de espacios para cubrir la geografía estatal, a pesar de las carencias presupuestales y los tiempos de dificultad sanitaria que nos agobian, ha emprendido una tarea adicional, con enorme esfuerzo, pero, sobre todo, con alma y pasión.

Me refiero, claro está, a su Clínica Universitaria, ubicada en Santa Rosa Jáuregui, que se ha transformado, desde hace un par de meses, en la Clínica de Atención Integral Covid, un espacio destinado a realizar pruebas para la detección del virus SARS CoV-2, causante del tan famoso Covid 19, que tantos dolores de cabeza, literal y metafóricamente hablando, le está dando al mundo entero.

Alrededor de 120 universitarios, muchos de ellos estudiantes y recién egresados de las Facultades de Ciencias Naturales y Química y del Sistema Universitario de Salud, de nuestra Alma Mater, desarrollan un trabajo meticuloso y entregado, que tiene la capacidad de atender hasta a 600 personas a la semana. Ahí, en ese espacio ubicado en un entorno popular, no solo realizan las pruebas de tamizaje molecular LAMP, sino también, si el usuario así lo solicita, la de anticuerpos, y un servicio médico integral que le da seguimiento a quienes padecen, o podrían haber padecido ya, los embates del famoso virus. Todo a un costo muy inferior al de pruebas que con este propósito existen en el mercado médico.

No hay que olvidar que la misma Universidad, desde principios de abril de este año, inició la realización de pruebas gratuitas entre la población, hasta que la situación financiera que atraviesa, no sólo ésta, sino la generalidad de las de las universidades públicas del país, la ha obligado a establecer, ya con el funcionamiento de esta clínica especializada, una mínima cuota de recuperación, que no sería suficiente si no se contara con el apoyo de muy diversas empresas, que han proporcionado recursos económicos para la viabilidad del proyecto.

La semana anterior decidí utilizar los servicios de la Clínica de Atención Integral Covid, lo que me permitió descubrir de cerca este meticuloso trabajo. Debo decir que puedo calificar el servicio recibido como excelente y que la experiencia me sorprendió gratamente por el profesionalismo en la atención a quienes hasta ahí acuden, la pulcritud con la que manejan los espacios, la organización precisa que siguen, los implementos de protección que portan los trabajadores médicos y la seguridad que proveen a los usuarios.

La Clínica de Atención Integral Covid, a la que se puede asistir tras realizar una cita a través de www.uaq.mx/covid19, es una de esas muestras que deben hacernos sentir orgullosos de nuestra Universidad. Ahí no sólo se pone en práctica el complemento educativo que reciben los alumnos, sino se demuestra que la institución queretana educa, más allá de las aulas, en la verdad y en el honor. Justo es reconocer esta callada e invaluable tarea, ejemplo de esfuerzo, de determinación y de servicio.

Callada, pero eficientemente, la Universidad Autónoma de Querétaro está desarrollando una labor importantísima en beneficio de la sociedad que la cobija en estos duros tiempos de pandemia. Más allá de su función formadora e investigadora, de la ampliación de espacios para cubrir la geografía estatal, a pesar de las carencias presupuestales y los tiempos de dificultad sanitaria que nos agobian, ha emprendido una tarea adicional, con enorme esfuerzo, pero, sobre todo, con alma y pasión.

Me refiero, claro está, a su Clínica Universitaria, ubicada en Santa Rosa Jáuregui, que se ha transformado, desde hace un par de meses, en la Clínica de Atención Integral Covid, un espacio destinado a realizar pruebas para la detección del virus SARS CoV-2, causante del tan famoso Covid 19, que tantos dolores de cabeza, literal y metafóricamente hablando, le está dando al mundo entero.

Alrededor de 120 universitarios, muchos de ellos estudiantes y recién egresados de las Facultades de Ciencias Naturales y Química y del Sistema Universitario de Salud, de nuestra Alma Mater, desarrollan un trabajo meticuloso y entregado, que tiene la capacidad de atender hasta a 600 personas a la semana. Ahí, en ese espacio ubicado en un entorno popular, no solo realizan las pruebas de tamizaje molecular LAMP, sino también, si el usuario así lo solicita, la de anticuerpos, y un servicio médico integral que le da seguimiento a quienes padecen, o podrían haber padecido ya, los embates del famoso virus. Todo a un costo muy inferior al de pruebas que con este propósito existen en el mercado médico.

No hay que olvidar que la misma Universidad, desde principios de abril de este año, inició la realización de pruebas gratuitas entre la población, hasta que la situación financiera que atraviesa, no sólo ésta, sino la generalidad de las de las universidades públicas del país, la ha obligado a establecer, ya con el funcionamiento de esta clínica especializada, una mínima cuota de recuperación, que no sería suficiente si no se contara con el apoyo de muy diversas empresas, que han proporcionado recursos económicos para la viabilidad del proyecto.

La semana anterior decidí utilizar los servicios de la Clínica de Atención Integral Covid, lo que me permitió descubrir de cerca este meticuloso trabajo. Debo decir que puedo calificar el servicio recibido como excelente y que la experiencia me sorprendió gratamente por el profesionalismo en la atención a quienes hasta ahí acuden, la pulcritud con la que manejan los espacios, la organización precisa que siguen, los implementos de protección que portan los trabajadores médicos y la seguridad que proveen a los usuarios.

La Clínica de Atención Integral Covid, a la que se puede asistir tras realizar una cita a través de www.uaq.mx/covid19, es una de esas muestras que deben hacernos sentir orgullosos de nuestra Universidad. Ahí no sólo se pone en práctica el complemento educativo que reciben los alumnos, sino se demuestra que la institución queretana educa, más allá de las aulas, en la verdad y en el honor. Justo es reconocer esta callada e invaluable tarea, ejemplo de esfuerzo, de determinación y de servicio.