/ domingo 31 de julio de 2022

Aquí Querétaro | Don Noradino Rubio

Aquellos apagones en la ciudad, organizados por don Noradino Rubio Ortiz, se parecían mucho a los que ahora se viven de manera tan constante en diversas zonas, pero provenían de muy distinto motivo. Entonces, en 1942, cuando don Noradino era gobernador de Querétaro, se trataba de simulacros del Comité de Defensa Civil, que, como en todos otros estados del país, se había creado a raíz de la declaratoria de guerra mexicana a las potencias del Eje.

Don Noradino, entonces gobernador de nuestro Estado, algo sabía de guerras, pues participó en la Revolución y enfrentó rebeldes en la zona serrana, de donde era originario. Era un hombre curtido en el campo y en la política, que recorrió posiciones legislativas y que alcanzó la titularidad del Ejecutivo en Querétaro gracias a la postulación de un partido político del que él mismo había sido partícipe de su fundación: El Nacional Revolucionario, antecedente del actual PRI.

Rubio Ortiz había nacido el 20 de abril de 1986 en Pisaflores, una pintoresca población serrana, hoy en el Estado de Hidalgo, pero por entonces queretana, y era hijo de don Lorenzo y doña Isabel, sencillos trabajadores del campo. Pasó la mayor parte de su niñez y primera juventud en Encino Solo, en el municipio de Landa de Matamoros.

Fueron precisamente los tiempos revolucionarios los que lo colocaron en lugares de distinción, y sobre todo, su amplio activismo en materia campesina, pues fue uno de los participantes en la creación de la Liga de Comunidades Agrarias, y organizador de los grupos, también campesinos, que por órdenes presidenciales, se dieron a la tarea de repartir latifundios, principalmente los de don Gregorio Ortega.

La tarea de repartición de tierras fue continuada por don Noradino ya en el poder, y fue durante su administración como gobernador cuando ésta concluyó en Querétaro. Luego vendría una etapa de evidente paz social que lo convertiría en el gobernante de transición entre las convulsas etapas revolucionarias y las de la prevalencia de las instituciones.

Durante su gobierno, entonces legamente de cuatro años, realizó importantes obras de infraestructura carretera, entre las que destacó un tramo del camino a México, y dotó de energía eléctrica a Amealco, pero la acción más recordada, y agradecida por la población, fue a de reactivar la realización de las fiestas de Navidad, por entonces suspendidas a base de sustos y conflictos. A la par de ello, reanudó la edición del tradicional “Heraldo de Navidad”, igualmente roto en su periodicidad por las circunstancias políticas y sociales del país y del Estado.

Hombre longevo, don Noradino Rubio murió a los 95 años de edad, en noviembre de 1991, y su vida será recordada por su participación, desde muy jovencito, en la lucha revolucionaria, y por distinguirse como el gobernante queretano de la transición a la paz, incluso y a pesar de aquellos simulacros que dejaban a la ciudad a oscuras, por si acaso nuestra participación en la Segunda Guerra Mundial llegaba a mayores.

Aquellos apagones en la ciudad, organizados por don Noradino Rubio Ortiz, se parecían mucho a los que ahora se viven de manera tan constante en diversas zonas, pero provenían de muy distinto motivo. Entonces, en 1942, cuando don Noradino era gobernador de Querétaro, se trataba de simulacros del Comité de Defensa Civil, que, como en todos otros estados del país, se había creado a raíz de la declaratoria de guerra mexicana a las potencias del Eje.

Don Noradino, entonces gobernador de nuestro Estado, algo sabía de guerras, pues participó en la Revolución y enfrentó rebeldes en la zona serrana, de donde era originario. Era un hombre curtido en el campo y en la política, que recorrió posiciones legislativas y que alcanzó la titularidad del Ejecutivo en Querétaro gracias a la postulación de un partido político del que él mismo había sido partícipe de su fundación: El Nacional Revolucionario, antecedente del actual PRI.

Rubio Ortiz había nacido el 20 de abril de 1986 en Pisaflores, una pintoresca población serrana, hoy en el Estado de Hidalgo, pero por entonces queretana, y era hijo de don Lorenzo y doña Isabel, sencillos trabajadores del campo. Pasó la mayor parte de su niñez y primera juventud en Encino Solo, en el municipio de Landa de Matamoros.

Fueron precisamente los tiempos revolucionarios los que lo colocaron en lugares de distinción, y sobre todo, su amplio activismo en materia campesina, pues fue uno de los participantes en la creación de la Liga de Comunidades Agrarias, y organizador de los grupos, también campesinos, que por órdenes presidenciales, se dieron a la tarea de repartir latifundios, principalmente los de don Gregorio Ortega.

La tarea de repartición de tierras fue continuada por don Noradino ya en el poder, y fue durante su administración como gobernador cuando ésta concluyó en Querétaro. Luego vendría una etapa de evidente paz social que lo convertiría en el gobernante de transición entre las convulsas etapas revolucionarias y las de la prevalencia de las instituciones.

Durante su gobierno, entonces legamente de cuatro años, realizó importantes obras de infraestructura carretera, entre las que destacó un tramo del camino a México, y dotó de energía eléctrica a Amealco, pero la acción más recordada, y agradecida por la población, fue a de reactivar la realización de las fiestas de Navidad, por entonces suspendidas a base de sustos y conflictos. A la par de ello, reanudó la edición del tradicional “Heraldo de Navidad”, igualmente roto en su periodicidad por las circunstancias políticas y sociales del país y del Estado.

Hombre longevo, don Noradino Rubio murió a los 95 años de edad, en noviembre de 1991, y su vida será recordada por su participación, desde muy jovencito, en la lucha revolucionaria, y por distinguirse como el gobernante queretano de la transición a la paz, incluso y a pesar de aquellos simulacros que dejaban a la ciudad a oscuras, por si acaso nuestra participación en la Segunda Guerra Mundial llegaba a mayores.