/ viernes 8 de abril de 2022

Contraluz | El INE Democracia y consensos

Allá por junio del año 2000 el periodista español Juan Jesús Aznárez entrevistó al entonces consejero presidente del IFE José Wondelberg sobre la inminente elección del 2 de julio de dicho año.

Wondeleberg enfatizó entonces su absoluta convicción de que un fraude en dicha jornada era del todo imposible.

Mucho se había trabajado, partidos políticos, académicos y gobierno, desde 1990 para dejar atrás la infausta sombra de la “caída del sistema” informático, anunciada por el entonces secretario de Gobernación Manuel Bartlett la madrugada posterior a la jornada electoral de 1988 durante el escrutinio que finalmente dio por triunfador a Carlos Salinas de Gortari, sobre Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Manuel Clouthier y Rosario Ibarra de Piedra.

En la entrevista, José Woldenberg, entonces de 48 años, presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), se declaraba convencido de que existían “cautelas técnicas suficientes” para impedir cualquier posibilidad de fraude en la jornada electoral del 2 de junio.

El IFE, estatal, autónomo y acordado por todos los partidos, tenía por cometido la transparencia total del escrutinio y la responsabilidad de organizar los comicios.

"Las posibilidades de fraude son absolutamente imposibles, sobre todo si hablamos de un fraude maquinado centralmente”, estableció Wondelberg aunque no descartó que pudiese darse “una irregularidad en una casilla, o en dos… eso ocurre en cualquier parte del mundo”.

La jornada electoral del 2 de julio del año 2000 culminó con el triunfo del candidato del Partido Acción Nacional, Vicente Fox, triunfo cuya tendencia fue reconocida poco después de concluir la jornada electoral tanto por el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León como por el candidato oficial del PRI Francisco Labastida Ochoa. El reportero de El País preguntó durante la entrevista citada a Wondelberg que podía hacer el IFE para evitar la compra y coacción del voto que podrían imputarse al PRI?

“En un país tan desigual y con tantas carencias en el acceso a la información y a la educación, la tentación de coaccionar o de presionar por el voto estará ahí -señaló Wondelberg-. Para mucha gente es más importante un kilo de arroz, un kilo de frijoles o una lámina para construir su casa que el ejercicio del voto. Hay una realidad estructural que es caldo de cultivo. Pero no nos cruzamos de brazos. Hay una campaña por radio y televisión muy fuerte, recordando que el voto es secreto y llamando a denunciar penalmente las políticas que traten de coaccionar al voto”.

Finalmente, la elección fue reconocida en todo el mundo como un gran ejercicio de avanzada que concitó luego de la sorpresa inicial, serenidad y responsabilidad democrática tanto de los protagonistas como de los distintos sectores populares.

Los sectores del PRI así como las organizaciones de izquierda acataron la decisión popular.

Las profecías de levantamientos, violencia y caos, que no faltaron, se fueron pronto por la borda. Se impuso la civilidad y la responsabilidad; se asumió que la mayoría del pueblo real, optó por un cambio y que había qué acatarlo.

No se desataron persecuciones, ni se instigó al odio, ni a la revancha, ni a la “cacería de brujas”.

El mundo vio, no sin azoro, que el cambio, luego de 71 años de partido prácticamente único, era real.

México, pueblo unido, recibió entonces el beneplácito de gobiernos, organizaciones y pueblos de todo el mundo.

La prensa nacional e internacional destacó que Estados Unidos, encabezado por Bill Clinton, ensalzó el "triunfo para la democracia"; alabó el trabajo de Ernesto Zedillo en los últimos años; y se mostró "deseoso" de colaborar con el vencedor, Vicente Fox, en las tres cuestiones que marcan la relación entre ambos países: comercio, inmigración y lucha contra el narcotráfico. del Partido de Acción Nacional.

Según un portavoz diplomático de Washington, el proceso electoral fue "libre y justo" gracias al "magnífico trabajo" en la organización de los comicios, encomendada al Instituto Federal Electoral. El ex presidente estadounidense Jimmy Carter, uno de los observadores internacionales durante la jornada electoral, calificó las elecciones como "casi perfectas".

Paralelamente, reportaron los medios impresos y electrónicos, “la Bolsa mexicana reaccionó con gran euforia (un 6% de ganancia), al igual que el peso, que se revalorizó un 3%. El mercado de valores de Wall Street también acogió con entusiasmo el resultado: las empresas mexicanas registraron ganancias sustanciales desde la misma apertura”.

En la entrevista mencionada al inicio, el reportero preguntó a Wondelberg: “¿Al PRI le costó digerir la existencia del IFE, un organismo autónomo fuera de su control?

La respuesta fue: “Yo creo que sí, pero ha sido al mismo tiempo partícipe de la creación. Los países, y los procesos de democratización en particular, avanzan por necesidad, no por virtud. Aquí, después de la crisis vivida luego de las elecciones de 1988, los partidos opositores y también el PRI y el gobierno tuvieron claro que no podía repetirse una elección como esa”.

Tiempo después, en el llamado “Pacto por México” se propuso: “Crear una autoridad electoral de carácter nacional y una legislación única, que se encargue tanto de las elecciones federales, como de las estatales y municipales” por lo que diversos actores políticos sugirieron crear el Instituto Nacional Electoral (INE), la propuesta fue presentada formalmente en el segundo periodo ordinario de sesiones de 2013 y se aplicó por primera vez en las elecciones estatales que se celebraron a partir de 2014.

Esta reforma creó un organismo electoral dotado de autonomía constitucional y facultado para organizar los comicios federales y locales, así como las tareas que en materia de participación ciudadana le confería al IFE la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos (verificación de firmas para la presentación de iniciativas ciudadanas y la celebración de consultas populares, así como la organización de dichas consultas.

Pensaba en todo ello anteayer al ver en televisión el multitudinario mitin en el Monumento a la Revolución en apoyo a la reforma energética del presidente López Obrador; en la extraña consulta popular a celebrarse este domingo 10 de abril sobre la revocación de mandato; y en las dificultades para entender o interpretar la ley y el espíritu de la ley, pilar esencial para la coexistencia pacífica en orden, paz y desarrollo.


Allá por junio del año 2000 el periodista español Juan Jesús Aznárez entrevistó al entonces consejero presidente del IFE José Wondelberg sobre la inminente elección del 2 de julio de dicho año.

Wondeleberg enfatizó entonces su absoluta convicción de que un fraude en dicha jornada era del todo imposible.

Mucho se había trabajado, partidos políticos, académicos y gobierno, desde 1990 para dejar atrás la infausta sombra de la “caída del sistema” informático, anunciada por el entonces secretario de Gobernación Manuel Bartlett la madrugada posterior a la jornada electoral de 1988 durante el escrutinio que finalmente dio por triunfador a Carlos Salinas de Gortari, sobre Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Manuel Clouthier y Rosario Ibarra de Piedra.

En la entrevista, José Woldenberg, entonces de 48 años, presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), se declaraba convencido de que existían “cautelas técnicas suficientes” para impedir cualquier posibilidad de fraude en la jornada electoral del 2 de junio.

El IFE, estatal, autónomo y acordado por todos los partidos, tenía por cometido la transparencia total del escrutinio y la responsabilidad de organizar los comicios.

"Las posibilidades de fraude son absolutamente imposibles, sobre todo si hablamos de un fraude maquinado centralmente”, estableció Wondelberg aunque no descartó que pudiese darse “una irregularidad en una casilla, o en dos… eso ocurre en cualquier parte del mundo”.

La jornada electoral del 2 de julio del año 2000 culminó con el triunfo del candidato del Partido Acción Nacional, Vicente Fox, triunfo cuya tendencia fue reconocida poco después de concluir la jornada electoral tanto por el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León como por el candidato oficial del PRI Francisco Labastida Ochoa. El reportero de El País preguntó durante la entrevista citada a Wondelberg que podía hacer el IFE para evitar la compra y coacción del voto que podrían imputarse al PRI?

“En un país tan desigual y con tantas carencias en el acceso a la información y a la educación, la tentación de coaccionar o de presionar por el voto estará ahí -señaló Wondelberg-. Para mucha gente es más importante un kilo de arroz, un kilo de frijoles o una lámina para construir su casa que el ejercicio del voto. Hay una realidad estructural que es caldo de cultivo. Pero no nos cruzamos de brazos. Hay una campaña por radio y televisión muy fuerte, recordando que el voto es secreto y llamando a denunciar penalmente las políticas que traten de coaccionar al voto”.

Finalmente, la elección fue reconocida en todo el mundo como un gran ejercicio de avanzada que concitó luego de la sorpresa inicial, serenidad y responsabilidad democrática tanto de los protagonistas como de los distintos sectores populares.

Los sectores del PRI así como las organizaciones de izquierda acataron la decisión popular.

Las profecías de levantamientos, violencia y caos, que no faltaron, se fueron pronto por la borda. Se impuso la civilidad y la responsabilidad; se asumió que la mayoría del pueblo real, optó por un cambio y que había qué acatarlo.

No se desataron persecuciones, ni se instigó al odio, ni a la revancha, ni a la “cacería de brujas”.

El mundo vio, no sin azoro, que el cambio, luego de 71 años de partido prácticamente único, era real.

México, pueblo unido, recibió entonces el beneplácito de gobiernos, organizaciones y pueblos de todo el mundo.

La prensa nacional e internacional destacó que Estados Unidos, encabezado por Bill Clinton, ensalzó el "triunfo para la democracia"; alabó el trabajo de Ernesto Zedillo en los últimos años; y se mostró "deseoso" de colaborar con el vencedor, Vicente Fox, en las tres cuestiones que marcan la relación entre ambos países: comercio, inmigración y lucha contra el narcotráfico. del Partido de Acción Nacional.

Según un portavoz diplomático de Washington, el proceso electoral fue "libre y justo" gracias al "magnífico trabajo" en la organización de los comicios, encomendada al Instituto Federal Electoral. El ex presidente estadounidense Jimmy Carter, uno de los observadores internacionales durante la jornada electoral, calificó las elecciones como "casi perfectas".

Paralelamente, reportaron los medios impresos y electrónicos, “la Bolsa mexicana reaccionó con gran euforia (un 6% de ganancia), al igual que el peso, que se revalorizó un 3%. El mercado de valores de Wall Street también acogió con entusiasmo el resultado: las empresas mexicanas registraron ganancias sustanciales desde la misma apertura”.

En la entrevista mencionada al inicio, el reportero preguntó a Wondelberg: “¿Al PRI le costó digerir la existencia del IFE, un organismo autónomo fuera de su control?

La respuesta fue: “Yo creo que sí, pero ha sido al mismo tiempo partícipe de la creación. Los países, y los procesos de democratización en particular, avanzan por necesidad, no por virtud. Aquí, después de la crisis vivida luego de las elecciones de 1988, los partidos opositores y también el PRI y el gobierno tuvieron claro que no podía repetirse una elección como esa”.

Tiempo después, en el llamado “Pacto por México” se propuso: “Crear una autoridad electoral de carácter nacional y una legislación única, que se encargue tanto de las elecciones federales, como de las estatales y municipales” por lo que diversos actores políticos sugirieron crear el Instituto Nacional Electoral (INE), la propuesta fue presentada formalmente en el segundo periodo ordinario de sesiones de 2013 y se aplicó por primera vez en las elecciones estatales que se celebraron a partir de 2014.

Esta reforma creó un organismo electoral dotado de autonomía constitucional y facultado para organizar los comicios federales y locales, así como las tareas que en materia de participación ciudadana le confería al IFE la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos (verificación de firmas para la presentación de iniciativas ciudadanas y la celebración de consultas populares, así como la organización de dichas consultas.

Pensaba en todo ello anteayer al ver en televisión el multitudinario mitin en el Monumento a la Revolución en apoyo a la reforma energética del presidente López Obrador; en la extraña consulta popular a celebrarse este domingo 10 de abril sobre la revocación de mandato; y en las dificultades para entender o interpretar la ley y el espíritu de la ley, pilar esencial para la coexistencia pacífica en orden, paz y desarrollo.