/ viernes 10 de noviembre de 2023

Contraluz | Luces de hoy


De niño, quizá a los 7 años, había un programa en televisión que se llamaba “Yate Del Prado” y que si mal no recuerdo, lo protagonizaban Verónica Loyo y Demetrio González quienes cantaban y tenían invitados diversos especialmente jóvenes todos los martes por la noche.

En casa se veía el programa en una vieja Tv Motorola con pantalla de esquinas curveadas, y por supuesto en blanco y negro. En ese entonces sólo había dos canales de televisión el 2 y el 4 que trasmitían desde pasado el mediodía hasta las 11 de la noche cuando la pantalla se ennegrecía entre espasmos lumínicos que avisaban que habían terminado las trasmisiones.

Ahí escuché a la soprano mexicana Cristina Ortega, cantar “Voces de Primavera” de Johann Strauss Jr. y me gustó mucho: voz y música tocaron algún resorte dentro de mí y fui un niño feliz más de un día. Desde entonces aprendí a poner discos y a salir a la calle en las fiestas patronales de cualquier parroquia o santuario para escuchar a las bandas de viento.

Quizá, no lo recuerdo de cierto, había decidido que la música iba a ser importante para mí, lo cual no fue difícil pues en casa, en la radio y en la escuela se escuchaba música todos los días.

Muchos años después, más de cincuenta, ya en nuestra era de internet y de youtube, un día cualquiera de 2016 me llamó la atención un video de un concierto de Navidad en fechado en Ostrava, República Checa donde una joven casi adolescente, de voz cristalina cantaba precisamente “Voces de Primavera” con una excelente orquesta ante un atento auditorio que llenaba un gran salón.

Se trataba de Patricia Janeckova joven que a los 12 años había ganado el concurso Talentmanía en la República Checa y Eslovaquia cantando “Érase una vez en el Oeste” del gran Enrico Morricone.

Desde entonces la seguí y compartí videos con familiares y algunos amigos.

Me enteré poco después que su incipiente carrera se había consolidado ganando un concurso internacional de música sacra en Roma. Se trataba de una joven carismática que parecía cantar sin mayor dificultad temas difíciles, tanto de música popular como sacra y temas clásicos o arias de óperas de Mozart, Rossini, Donisetti, Dvorak, Puccini, Strauss, Offenbach, etc.

Supe que la joven cantante nació en la ciudad alemana de Munchberg y que su familia se mudó a Eslovaquia poco después de su nacimiento; que en 2011, cuando tenía 12 años, Janecková ganó el concurso de talentos Talentmania, retransmitido por las televisiones checa y eslovaca y posteriormente por CNN.

En 2011 con 13 años de edad dio su primer concierto en Bratislava, capital de Eslovenia durante el Festival Viva la Música!; fue solista habitual del Teatro de Moravia, República Checa.

Ganó en 2014, a los 16 años, en Roma el primer lugar del Sacred Music International Competition; en 2016 ganó tres premios en el Concurso Internacional de Canto A. Dvorak en Karlovy Vary.

Después grabó su primer disco, un proyecto en el que participó el cantante checo Karel Gott, conocido como el "Sinatra del Este", según informó el diario checo Blesk.

Desde entonces, participó en numerosas producciones y con sólo 21 años Janecková tenía ya casi 200 mil seguidores de todo el mundo en la red social Youtube y era considerada por expertos como una gran estrella en ascenso del teatro lírico.

Su video más visto, publicado hace siete años, es una interpretación de “Les ouiseaux dans la charmille” de “Los Cuentos de Hoffman” de Jacques Offenbach con unos 19 millones de visualizaciones; varios más superan el millón.

Nunca dejó de estudiar, con una carrera que consolidaba paso a paso, fue siendo reconocida e invitada a países europeos, latinoamericanos y de América del Norte, aunque nunca salió de Europa.

Atenta a su preparación y consciente de que el pasaje de la voz es largo y requiere de constancia y mucho estudio, aceptó pocas proposiciones para dar conciertos o participar en óperas en otros países. Pese a un alud de invitaciones eligió salir poco, escoger un repertorio adecuado a su tierna voz y esperar a que ésta madurara plenamente.

Pero a principios de febrero de 2022, a los 23 años, se dirigió en video a sus seguidores anunciándoles que se le había diagnosticado un cáncer de mama y que tenía que interrumpir sus actuaciones. “Con el corazón apesadumbrado, tengo que dejar los escenarios por un tiempo y cancelar todos los conciertos para poder luchar y curarme del todo”, dijo entonces.

“La vida sigue y creo que ganaré esta lucha con la ayuda de los médicos y volveré con toda mi fuerza. Les deseo a todos buena salud, sean felices, cuídense y, lo más importante, ¡no olviden la prevención!", dijo entonces en su cuenta de Instagram.

Pero perdió la batalla: Patricia Janecková falleció el 1 de octubre pasado a los 25 años debido al cáncer que le había sido diagnosticado 20 meses antes, según informó el perfil de Facebook de la artista, considerada una estrella en auge de la ópera.

"Falleció el 1 de octubre de 2023, rodeada de los tiernos cuidados de su marido, Vlastimil Burda, y de sus seres queridos", señala esa red social, que afirma que la artista "deja un legado duradero a través de sus grabaciones sonoras y visuales, lo que garantiza que permanecerá con nosotros para siempre".

La cantante se había casado el pasado mes junio con su novio el actor Vlastimil Burda en nutrida boda donde se le vio feliz. En agosto, señalan las crónicas obituarias, se sometió a una mastectomía como parte de los esfuerzos para luchar contra el cáncer, después de seis meses de quimioterapia, pero finalmente perdió la batalla.

Para la posteridad quedan su ejemplo de entereza, sus testimonios de vida y, gracias a la tecnología de hoy, su voz pura, tersa y diáfana que tantas veces entonó con emoción, entre muchos cánticos sublimes que quizá ahora siga vertiendo, Laudate Dominum, Pie Jesus y Panis Angelicus…

Entre tantas complejidades y discusiones en torno a las llamadas nuevas tecnologías, habrá qué destacar hoy que gracias a ellas se han formado comunidades hermanadas por el arte, la música, el cine, el canto, como no era posible hace 50 años, a la vez que se ha podido

refrendar, contra las visiones escépticas, el enorme talento de las nuevas generaciones dispuestas a salvar los peores escollos e iluminar nuevos y mejores horizontes para la humanidad, hoy tan urgida de realizaciones sensatas, de esperanzas, de verdades y de belleza.


De niño, quizá a los 7 años, había un programa en televisión que se llamaba “Yate Del Prado” y que si mal no recuerdo, lo protagonizaban Verónica Loyo y Demetrio González quienes cantaban y tenían invitados diversos especialmente jóvenes todos los martes por la noche.

En casa se veía el programa en una vieja Tv Motorola con pantalla de esquinas curveadas, y por supuesto en blanco y negro. En ese entonces sólo había dos canales de televisión el 2 y el 4 que trasmitían desde pasado el mediodía hasta las 11 de la noche cuando la pantalla se ennegrecía entre espasmos lumínicos que avisaban que habían terminado las trasmisiones.

Ahí escuché a la soprano mexicana Cristina Ortega, cantar “Voces de Primavera” de Johann Strauss Jr. y me gustó mucho: voz y música tocaron algún resorte dentro de mí y fui un niño feliz más de un día. Desde entonces aprendí a poner discos y a salir a la calle en las fiestas patronales de cualquier parroquia o santuario para escuchar a las bandas de viento.

Quizá, no lo recuerdo de cierto, había decidido que la música iba a ser importante para mí, lo cual no fue difícil pues en casa, en la radio y en la escuela se escuchaba música todos los días.

Muchos años después, más de cincuenta, ya en nuestra era de internet y de youtube, un día cualquiera de 2016 me llamó la atención un video de un concierto de Navidad en fechado en Ostrava, República Checa donde una joven casi adolescente, de voz cristalina cantaba precisamente “Voces de Primavera” con una excelente orquesta ante un atento auditorio que llenaba un gran salón.

Se trataba de Patricia Janeckova joven que a los 12 años había ganado el concurso Talentmanía en la República Checa y Eslovaquia cantando “Érase una vez en el Oeste” del gran Enrico Morricone.

Desde entonces la seguí y compartí videos con familiares y algunos amigos.

Me enteré poco después que su incipiente carrera se había consolidado ganando un concurso internacional de música sacra en Roma. Se trataba de una joven carismática que parecía cantar sin mayor dificultad temas difíciles, tanto de música popular como sacra y temas clásicos o arias de óperas de Mozart, Rossini, Donisetti, Dvorak, Puccini, Strauss, Offenbach, etc.

Supe que la joven cantante nació en la ciudad alemana de Munchberg y que su familia se mudó a Eslovaquia poco después de su nacimiento; que en 2011, cuando tenía 12 años, Janecková ganó el concurso de talentos Talentmania, retransmitido por las televisiones checa y eslovaca y posteriormente por CNN.

En 2011 con 13 años de edad dio su primer concierto en Bratislava, capital de Eslovenia durante el Festival Viva la Música!; fue solista habitual del Teatro de Moravia, República Checa.

Ganó en 2014, a los 16 años, en Roma el primer lugar del Sacred Music International Competition; en 2016 ganó tres premios en el Concurso Internacional de Canto A. Dvorak en Karlovy Vary.

Después grabó su primer disco, un proyecto en el que participó el cantante checo Karel Gott, conocido como el "Sinatra del Este", según informó el diario checo Blesk.

Desde entonces, participó en numerosas producciones y con sólo 21 años Janecková tenía ya casi 200 mil seguidores de todo el mundo en la red social Youtube y era considerada por expertos como una gran estrella en ascenso del teatro lírico.

Su video más visto, publicado hace siete años, es una interpretación de “Les ouiseaux dans la charmille” de “Los Cuentos de Hoffman” de Jacques Offenbach con unos 19 millones de visualizaciones; varios más superan el millón.

Nunca dejó de estudiar, con una carrera que consolidaba paso a paso, fue siendo reconocida e invitada a países europeos, latinoamericanos y de América del Norte, aunque nunca salió de Europa.

Atenta a su preparación y consciente de que el pasaje de la voz es largo y requiere de constancia y mucho estudio, aceptó pocas proposiciones para dar conciertos o participar en óperas en otros países. Pese a un alud de invitaciones eligió salir poco, escoger un repertorio adecuado a su tierna voz y esperar a que ésta madurara plenamente.

Pero a principios de febrero de 2022, a los 23 años, se dirigió en video a sus seguidores anunciándoles que se le había diagnosticado un cáncer de mama y que tenía que interrumpir sus actuaciones. “Con el corazón apesadumbrado, tengo que dejar los escenarios por un tiempo y cancelar todos los conciertos para poder luchar y curarme del todo”, dijo entonces.

“La vida sigue y creo que ganaré esta lucha con la ayuda de los médicos y volveré con toda mi fuerza. Les deseo a todos buena salud, sean felices, cuídense y, lo más importante, ¡no olviden la prevención!", dijo entonces en su cuenta de Instagram.

Pero perdió la batalla: Patricia Janecková falleció el 1 de octubre pasado a los 25 años debido al cáncer que le había sido diagnosticado 20 meses antes, según informó el perfil de Facebook de la artista, considerada una estrella en auge de la ópera.

"Falleció el 1 de octubre de 2023, rodeada de los tiernos cuidados de su marido, Vlastimil Burda, y de sus seres queridos", señala esa red social, que afirma que la artista "deja un legado duradero a través de sus grabaciones sonoras y visuales, lo que garantiza que permanecerá con nosotros para siempre".

La cantante se había casado el pasado mes junio con su novio el actor Vlastimil Burda en nutrida boda donde se le vio feliz. En agosto, señalan las crónicas obituarias, se sometió a una mastectomía como parte de los esfuerzos para luchar contra el cáncer, después de seis meses de quimioterapia, pero finalmente perdió la batalla.

Para la posteridad quedan su ejemplo de entereza, sus testimonios de vida y, gracias a la tecnología de hoy, su voz pura, tersa y diáfana que tantas veces entonó con emoción, entre muchos cánticos sublimes que quizá ahora siga vertiendo, Laudate Dominum, Pie Jesus y Panis Angelicus…

Entre tantas complejidades y discusiones en torno a las llamadas nuevas tecnologías, habrá qué destacar hoy que gracias a ellas se han formado comunidades hermanadas por el arte, la música, el cine, el canto, como no era posible hace 50 años, a la vez que se ha podido

refrendar, contra las visiones escépticas, el enorme talento de las nuevas generaciones dispuestas a salvar los peores escollos e iluminar nuevos y mejores horizontes para la humanidad, hoy tan urgida de realizaciones sensatas, de esperanzas, de verdades y de belleza.