/ viernes 10 de junio de 2022

Contraluz | Periodismo y razón I

Después de la jornada electoral del domingo en la que seis estados eligieron gobernadores, vale la pena destacar que Querétaro ha sabido mantenerse como un firme bastión democrático en el que todas las elecciones de los tiempos modernos se han dado con tranquilidad, sin violencia, sin sectarismos acendrados, ni radicalismos, y en las que si bien ha habido alternancia en los últimos años, ha sabido mantener la unidad esencial para construir el desarrollo.

Ha de reconocerse que persiste deuda con la justicia y con los pobres, más de las zonas suburbanas que rurales, pese a programas y apoyos permanentes, dado el imparable crecimiento de las zonas metropolitanas que desbordan las ciudades y reclaman mayor atención a problemas que pueden agrietar el sentido de unidad, de estabilidad y de desarrollo que hemos sabido mantener hasta ahora. Cuatro problemas parecen ser hoy los de mayor sensibilidad: los cambios de uso de suelos, la seguridad, el transporte y el cuidado del agua y del medio ambiente en general.

Por fortuna la estabilidad social y política, esencial para avanzar en auténtico desarrollo, ha podido mantenerse gracias a la participación y voluntad de todos los actores y al liderazgo que en general han sabido ejercer las autoridades.

Gracias a ello Querétaro continúa siendo un estado con gran fuerza de atracción tanto en lo que toca a migraciones, como en o que responde a inversiones de diversa índole, luego de trasladar la dependencia económica de las actividades primarias, que lo fueron durante siglos, a la actividad secundaria y hoy a la creciente terciarización de la economía.

Sin embargo es de importancia plena retomar el equilibrio necesario para que el campo y el trabajo de quienes a él se dedican continúe siendo promovido por todos los medios para abatir rezagos en educación, salud, alimentación, comunicaciones y evitar que decaiga o se estanque la actividad agropecuaria, minera o de racional ecoturismo para que sea atractivo lugar de arraigo para quienes viven en las poblaciones y comunidades rurales en general.

Abatir rezagos es posible y más si se reconoce que el Querétaro moderno puede presumir de liderazgos fuertes que con el paso del tiempo han ido acercándose, a veces más, a veces menos, a la verdadera planeación democrática.

En este tránsito vale destacar que durante décadas Querétaro ha sabido tener una prensa libre, consciente y responsable que ha respondido con eficacia, oportunidad y sentido ético al serio reto de informar a la opinión pública, desde la pluralidad, el acontecer cotidiano de la entidad.

El periodismo queretano ha sabido tener durante largo tiempo, en la prensa escrita, la radio y la televisión pública y privada, elementos claros y suficientes para que los queretanos hayamos podido asumir con claridad la sustancial materia para saber de dónde venimos, a dónde vamos y en dónde estamos.

Salvo algunas crisis de relación, el andar con la sociedad y desde la sociedad, ha sido signo del quehacer periodístico queretano que hoy ha sabido adentrarse en las nuevas tecnologías y en la explosión de redes sociales guardando los signos esenciales de informar con la verdad, con objetividad, con ética y con oportunidad, basado más en el reporteo cotidiano, es decir en el testimonio directo, que en el cómodo y a veces desinformado comentario de escritorio así se tengan un montón de “datos duros” que nunca serán suficientes para captar y reflejar el alma de los pueblos.

El aporte del periodismo libre a Querétaro, ha sido sustancial para asumir la verdad y conformar los anhelos sociales.

Por ello, no está de más reconocer y recordar que en las últimas siete u ocho décadas, nuestro estado ha mantenido unidad en lo esencial y apertura al debate en lo accidental, tenido gracias a ello un crecimiento económico sostenido, y con ello desarrollo y estabilidad. En su momento el gobernador Manuel González Cosío supo encontrar la grieta oportuna para avanzar y, sin quebrar tradiciones, romper con el viejo apelativo de sociedad enclaustrada y cuasi monacal, para iniciar el paso gradual a una sociedad moderna, más preparada y más audaz para abordar los cambios que reclamaba Querétaro, incluida la necesaria modernización de las comunicaciones terrestres entre todos los municipios y el despegue de la industrialización.

Con Juan C. Gorráez y Juventino Castro se atendieron con especial empeño los rezagos que había en cuanto a protección a la infancia, aspectos relevantes en educación como la nueva sede de la Universidad en el Cerro de las Campanas y urbanizaciones diversas, tanto en el centro como en la periferia de la ciudad que vivía en esos tiempos invasiones y reclamos de tierra para vivienda de los más pobres. Fue también en su tiempo cuando el patrimonio arquitectónico citadino empezó a ser rescatado y restaurado.

Con Antonio Calzada Urquiza Querétaro reforzó su actividad económica secundaria con nuevas inversiones fabriles nacionales y extranjeras e inició con vigor la promoción turística de la entidad. Contra lo que la sociedad esperaba, Rafael Camacho Guzmán resultó un gobernador de mucho trabajo y muchas ideas. Aunque autoritario, fue aceptado por la sociedad. “Ni nos quiere, ni lo queremos, pero hace obra”, resumiría a mediados de sexenio un taxista al periodista de Excélsior Enrique Loubet. Fue en su tiempo cuando se erigieron el Estadio Corregidora y el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez. Se dignificaron todas las presidencias municipales; se rescató el entorno de Plaza de Armas y se reconstruyó el Palacio de Gobierno, entonces Municipal. Vale anotar que también fue entonces cuando la Legislatura local tuvo sus primeros diputados de oposición: José Puga, Tomás Maciel y Alfredo Oropeza.

Mariano Palacios Alcocer impulsó especialmente la educación y cultura; fue en su tiempo que se hicieron los parques Querétaro 2000, Alcanfores, Cimacuático y Parque del Cerro de las Campanas. Colocó a Querétaro de manera permanente en el mapa nacional e internacional con eventos y festivales internacionales.

La labor de edición de libros –historia, filosofía, cultura, poesía, teatro, periodismo- fue insuperable: durante todo el sexenio el Gobierno editó un promedio de dos libros cada semana. Además creó para los queretanos la Revista Querétaro, de suscripción gratuita, que fue la mejor de todos los estados, teniendo repercusiones en el extranjero, en especial Estados Unidos y España, donde bibliotecas universitarias solicitaban suscripciones. Fue en su administración también cuando se creó aquí el Centro Nacional de Danza Contemporánea de Guillermina Bravo.

Relevante fue el hecho de que no dejó deuda pública a la entidad. Enrique Burgos García fue un gobernador incansable en su trabajo. Su personalidad serena y conciliadora fue clave para realizar infraestructura en todos los ámbitos de la entidad: proliferaron distribuidores viales, puentes, caminos de saca, carreteras como las que llevan hoy en día a Tancoyol, Tilaco, San Miguel de Palmas o Santa María de Álamos, nueva Central de Autobuses, etc. Realizó con la UNAM, el IPN y la UAQ el Campus Juriquilla llegando Querétaro a más de 40 centros de alta investigación. Trajo para Querétaro la Filarmónica del Estado que pronto se encumbró como una de las mejores del país.

Para la ciudad logró la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad.

La mitad de su sexenio transcurrió en tiempos de crisis –surgió el

EZLN, ocurrieron los asesinatos políticos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu; y la devaluación de diciembre de 1995- mismos que sorteó con medidas de austeridad y más trabajo y cercanía en todos los municipios.

Trascendente fue durante su administración la participación en los distintos rubros de Consejos de Concertación Ciudadana que alentaron discusión y soluciones a los diversos retos sociales. En todas esas administraciones Querétaro tuvo en la prensa libre – impresa y electrónica- un actor responsable y comprometido con la creciente pluralidad de una sociedad en vías de cosmopolitización.


(Continuará)


Después de la jornada electoral del domingo en la que seis estados eligieron gobernadores, vale la pena destacar que Querétaro ha sabido mantenerse como un firme bastión democrático en el que todas las elecciones de los tiempos modernos se han dado con tranquilidad, sin violencia, sin sectarismos acendrados, ni radicalismos, y en las que si bien ha habido alternancia en los últimos años, ha sabido mantener la unidad esencial para construir el desarrollo.

Ha de reconocerse que persiste deuda con la justicia y con los pobres, más de las zonas suburbanas que rurales, pese a programas y apoyos permanentes, dado el imparable crecimiento de las zonas metropolitanas que desbordan las ciudades y reclaman mayor atención a problemas que pueden agrietar el sentido de unidad, de estabilidad y de desarrollo que hemos sabido mantener hasta ahora. Cuatro problemas parecen ser hoy los de mayor sensibilidad: los cambios de uso de suelos, la seguridad, el transporte y el cuidado del agua y del medio ambiente en general.

Por fortuna la estabilidad social y política, esencial para avanzar en auténtico desarrollo, ha podido mantenerse gracias a la participación y voluntad de todos los actores y al liderazgo que en general han sabido ejercer las autoridades.

Gracias a ello Querétaro continúa siendo un estado con gran fuerza de atracción tanto en lo que toca a migraciones, como en o que responde a inversiones de diversa índole, luego de trasladar la dependencia económica de las actividades primarias, que lo fueron durante siglos, a la actividad secundaria y hoy a la creciente terciarización de la economía.

Sin embargo es de importancia plena retomar el equilibrio necesario para que el campo y el trabajo de quienes a él se dedican continúe siendo promovido por todos los medios para abatir rezagos en educación, salud, alimentación, comunicaciones y evitar que decaiga o se estanque la actividad agropecuaria, minera o de racional ecoturismo para que sea atractivo lugar de arraigo para quienes viven en las poblaciones y comunidades rurales en general.

Abatir rezagos es posible y más si se reconoce que el Querétaro moderno puede presumir de liderazgos fuertes que con el paso del tiempo han ido acercándose, a veces más, a veces menos, a la verdadera planeación democrática.

En este tránsito vale destacar que durante décadas Querétaro ha sabido tener una prensa libre, consciente y responsable que ha respondido con eficacia, oportunidad y sentido ético al serio reto de informar a la opinión pública, desde la pluralidad, el acontecer cotidiano de la entidad.

El periodismo queretano ha sabido tener durante largo tiempo, en la prensa escrita, la radio y la televisión pública y privada, elementos claros y suficientes para que los queretanos hayamos podido asumir con claridad la sustancial materia para saber de dónde venimos, a dónde vamos y en dónde estamos.

Salvo algunas crisis de relación, el andar con la sociedad y desde la sociedad, ha sido signo del quehacer periodístico queretano que hoy ha sabido adentrarse en las nuevas tecnologías y en la explosión de redes sociales guardando los signos esenciales de informar con la verdad, con objetividad, con ética y con oportunidad, basado más en el reporteo cotidiano, es decir en el testimonio directo, que en el cómodo y a veces desinformado comentario de escritorio así se tengan un montón de “datos duros” que nunca serán suficientes para captar y reflejar el alma de los pueblos.

El aporte del periodismo libre a Querétaro, ha sido sustancial para asumir la verdad y conformar los anhelos sociales.

Por ello, no está de más reconocer y recordar que en las últimas siete u ocho décadas, nuestro estado ha mantenido unidad en lo esencial y apertura al debate en lo accidental, tenido gracias a ello un crecimiento económico sostenido, y con ello desarrollo y estabilidad. En su momento el gobernador Manuel González Cosío supo encontrar la grieta oportuna para avanzar y, sin quebrar tradiciones, romper con el viejo apelativo de sociedad enclaustrada y cuasi monacal, para iniciar el paso gradual a una sociedad moderna, más preparada y más audaz para abordar los cambios que reclamaba Querétaro, incluida la necesaria modernización de las comunicaciones terrestres entre todos los municipios y el despegue de la industrialización.

Con Juan C. Gorráez y Juventino Castro se atendieron con especial empeño los rezagos que había en cuanto a protección a la infancia, aspectos relevantes en educación como la nueva sede de la Universidad en el Cerro de las Campanas y urbanizaciones diversas, tanto en el centro como en la periferia de la ciudad que vivía en esos tiempos invasiones y reclamos de tierra para vivienda de los más pobres. Fue también en su tiempo cuando el patrimonio arquitectónico citadino empezó a ser rescatado y restaurado.

Con Antonio Calzada Urquiza Querétaro reforzó su actividad económica secundaria con nuevas inversiones fabriles nacionales y extranjeras e inició con vigor la promoción turística de la entidad. Contra lo que la sociedad esperaba, Rafael Camacho Guzmán resultó un gobernador de mucho trabajo y muchas ideas. Aunque autoritario, fue aceptado por la sociedad. “Ni nos quiere, ni lo queremos, pero hace obra”, resumiría a mediados de sexenio un taxista al periodista de Excélsior Enrique Loubet. Fue en su tiempo cuando se erigieron el Estadio Corregidora y el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez. Se dignificaron todas las presidencias municipales; se rescató el entorno de Plaza de Armas y se reconstruyó el Palacio de Gobierno, entonces Municipal. Vale anotar que también fue entonces cuando la Legislatura local tuvo sus primeros diputados de oposición: José Puga, Tomás Maciel y Alfredo Oropeza.

Mariano Palacios Alcocer impulsó especialmente la educación y cultura; fue en su tiempo que se hicieron los parques Querétaro 2000, Alcanfores, Cimacuático y Parque del Cerro de las Campanas. Colocó a Querétaro de manera permanente en el mapa nacional e internacional con eventos y festivales internacionales.

La labor de edición de libros –historia, filosofía, cultura, poesía, teatro, periodismo- fue insuperable: durante todo el sexenio el Gobierno editó un promedio de dos libros cada semana. Además creó para los queretanos la Revista Querétaro, de suscripción gratuita, que fue la mejor de todos los estados, teniendo repercusiones en el extranjero, en especial Estados Unidos y España, donde bibliotecas universitarias solicitaban suscripciones. Fue en su administración también cuando se creó aquí el Centro Nacional de Danza Contemporánea de Guillermina Bravo.

Relevante fue el hecho de que no dejó deuda pública a la entidad. Enrique Burgos García fue un gobernador incansable en su trabajo. Su personalidad serena y conciliadora fue clave para realizar infraestructura en todos los ámbitos de la entidad: proliferaron distribuidores viales, puentes, caminos de saca, carreteras como las que llevan hoy en día a Tancoyol, Tilaco, San Miguel de Palmas o Santa María de Álamos, nueva Central de Autobuses, etc. Realizó con la UNAM, el IPN y la UAQ el Campus Juriquilla llegando Querétaro a más de 40 centros de alta investigación. Trajo para Querétaro la Filarmónica del Estado que pronto se encumbró como una de las mejores del país.

Para la ciudad logró la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad.

La mitad de su sexenio transcurrió en tiempos de crisis –surgió el

EZLN, ocurrieron los asesinatos políticos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu; y la devaluación de diciembre de 1995- mismos que sorteó con medidas de austeridad y más trabajo y cercanía en todos los municipios.

Trascendente fue durante su administración la participación en los distintos rubros de Consejos de Concertación Ciudadana que alentaron discusión y soluciones a los diversos retos sociales. En todas esas administraciones Querétaro tuvo en la prensa libre – impresa y electrónica- un actor responsable y comprometido con la creciente pluralidad de una sociedad en vías de cosmopolitización.


(Continuará)