/ miércoles 17 de marzo de 2021

Contraluz|María de Lourdes

María de Lourdes fue una gran cantante de música folklórica mexicana que prodigó su voz, gracia y garbo cantando, en la segunda mitad del siglo pasado, nuestra música por regiones del mundo a las que pocos llegaba.

Holanda la acogió como hija propia desde que fue invitada en 1991 por la Reina Beatriz para cantar en el 80 aniversario de su esposo Bernardo. Un magno programa trasmitido por la televisión holandesa (NOS) y un gran concierto en “De Rode Hoed” la dieron a conocer en dicho país que desde entonces cada año le dio la bienvenida y la colmó de aplausos en giras a teatros llenos.

Su carrera internacional había iniciado con una invitación personal del presidente Sukarno de Indonesia a los Juegos de las Nuevas Fuerzas Emergentes, en noviembre de 1963. Fue nombrada entonces

“Embajadora de la Canción Mexicana” por el expresidente Miguel Alemán Valdés, quien por aquellos años fungía como presidente del Consejo Nacional de Turismo (Conatur).

Inició entonces su gran labor de promotora de la canción mexicana ya no solo en Centro, Sudamérica, España y Estados Unidos, sino por todo el mundo: Japón –donde en 1971 cantó en Tokio ante el Emperador Hirohito-, Bélgica, Dinamarca, Alemana Occidental, Unión Soviética, China, Italia y varios países más donde fue excelsamente reconocida por su voz, su garboso canto y su fineza.

Falleció de manera intempestiva al concluir precisamente una gira en Holanda el 6 de noviembre de1997 en el aeropuerto de Amsterdam cuando se disponía a volver a México donde al día siguiente sería develada su estatua en la Plaza Garibaldi, realizada por el escultor Ariel de la Peña María.

“¿Te das cuenta? -había dicho antes de partir a Holanda al reportero de espectáculos Javier García Java- Voy a develar mi estatua ¡en vida!”.

Sin embargo, el destino cruel había decidido otra cosa y muy diferente.

A las seis de la mañana del 6 de noviembre de 1997 Carolina de Holanda, amiga de María de Lourdes, hablaba por teléfono desde el areopuerto internacional de Schiphol, Ámsterdam, a Javier García Java:

“Acaba de fallecer María”.

Le relató que a punto de abordar el avión a México “María entró en crisis, le faltó el aire, su piel se amorató y le vino un paro cardiaco”.

La noticia conmocionó a México, a Holanda y a muchos otros países que admiraron a la más grande embajadora de la canción mexicana que hayamos tenido.

María de Lourdes había grabado medio centenar de discos, algunos en Holanda, con temas que encabezaron listas de ventas por varias semanas, por encima de producciones de Elton John, Madonna, Cndy Lauper y Michael Jackson, por mencionar algunos, recordaba Javier

García Java, lo cual explica su grandeza en la citada nación europea, donde su amiga Carolina Vorbergen (ahora de Holanda) continúa su obra difundiendo la música mexicana.

Quiso morir en Holanda... allá donde la trataban como lo que era: una reina, remataba su nota Javier García al recordarla en noviembre de 2017.

Hasta hace no mucho, Hans Eversteijn presidía en Holanda la Fundación María de Lourdes donde se le recuerda con gran cariño y admiración y donde tuvo alumnos que continúan organizados en grupo impulsor de la música representativa de México.

Quizá por esa labor de difusión “en vivo” en decenas de países del mundo de la música nuestra, María de Lourdes no sea recordada como otras grandes de nuestra canción –Lola Beltrán, Lucha Reyes, Lucha Villa, Flor Silvestre- pero su testimonio y legado, siguen multiplicando en todo el mundo admiradores del arte musical mexicano y latinoamericano en general como se puede constatar por los enormes éxitos que hoy en día tienen personalidades como Lila

Downs, Natalia Lafourcade, Carmen Goett, Ángela Aguilar, Aída Cuevas, Ángeles Ochoa, Ximena Sariñana, Julieta Venegas, Susana Zavaleta, Susana Harp, entre muchas otras.

Vale anotar que María de Lourdes nació en la Ciudad de México en 1939, hija del profesor Alberto Pérez B. y de Emilia López S. Durante algún tiempo vivió en la ciudad de Uriangato, Guanajuato y en el Estado de Veracruz debido a la profesión de su padre.

Posteriormente regresó a la Ciudad de México donde vivió en el barrio de Tepito; recibió su educación elemental en un colegio de monjas; emigró a Salamanca y finalmente retornó a la Ciudad de México para estudiar una carrera corta de administración.

Fuertemente influenciada por cantantes de la época, María de Lourdes desarrolló una preferencia especial por la canción mexicana, que se convirtió en su pasión. Estudió con José Morales y bajo la dirección de Rafael Cardona. Tuvo su primera oportunidad en un programa musical de aficionados en la radiodifusora XEQ. Pasó después a los micrófonos de la XEW donde alcanzó su consagración para pasar a la pantalla chica y al cine, así como a las giras internacionales.

Hacia el año 1988, junto con grandes compositores e intérpretes de la canción folklórica fundó el Grupo Impulsor de la Música

Representativa de México, organización que vino a ser estandarte y apoyo para la canción mexicana y sus exponentes.

María de Lourdes es considerada una de las máximas intérpretes de la música mexicana, junto a Lucha Reyes, Lola Beltrán, Amalia Mendoza y Lucha Villa.

El recuerdo elegante, atento, bello, cuando acompañé a mi hermano Miguel misma que concluyó cuando me regaló su último disco que tímidamente le pedí a realizarle una entrevista en su casa de la Colonia del Valle, misma que concluyó cuando me regaló su último disco que tímidamente le pedí me autografiara.

María de Lourdes fue una gran cantante de música folklórica mexicana que prodigó su voz, gracia y garbo cantando, en la segunda mitad del siglo pasado, nuestra música por regiones del mundo a las que pocos llegaba.

Holanda la acogió como hija propia desde que fue invitada en 1991 por la Reina Beatriz para cantar en el 80 aniversario de su esposo Bernardo. Un magno programa trasmitido por la televisión holandesa (NOS) y un gran concierto en “De Rode Hoed” la dieron a conocer en dicho país que desde entonces cada año le dio la bienvenida y la colmó de aplausos en giras a teatros llenos.

Su carrera internacional había iniciado con una invitación personal del presidente Sukarno de Indonesia a los Juegos de las Nuevas Fuerzas Emergentes, en noviembre de 1963. Fue nombrada entonces

“Embajadora de la Canción Mexicana” por el expresidente Miguel Alemán Valdés, quien por aquellos años fungía como presidente del Consejo Nacional de Turismo (Conatur).

Inició entonces su gran labor de promotora de la canción mexicana ya no solo en Centro, Sudamérica, España y Estados Unidos, sino por todo el mundo: Japón –donde en 1971 cantó en Tokio ante el Emperador Hirohito-, Bélgica, Dinamarca, Alemana Occidental, Unión Soviética, China, Italia y varios países más donde fue excelsamente reconocida por su voz, su garboso canto y su fineza.

Falleció de manera intempestiva al concluir precisamente una gira en Holanda el 6 de noviembre de1997 en el aeropuerto de Amsterdam cuando se disponía a volver a México donde al día siguiente sería develada su estatua en la Plaza Garibaldi, realizada por el escultor Ariel de la Peña María.

“¿Te das cuenta? -había dicho antes de partir a Holanda al reportero de espectáculos Javier García Java- Voy a develar mi estatua ¡en vida!”.

Sin embargo, el destino cruel había decidido otra cosa y muy diferente.

A las seis de la mañana del 6 de noviembre de 1997 Carolina de Holanda, amiga de María de Lourdes, hablaba por teléfono desde el areopuerto internacional de Schiphol, Ámsterdam, a Javier García Java:

“Acaba de fallecer María”.

Le relató que a punto de abordar el avión a México “María entró en crisis, le faltó el aire, su piel se amorató y le vino un paro cardiaco”.

La noticia conmocionó a México, a Holanda y a muchos otros países que admiraron a la más grande embajadora de la canción mexicana que hayamos tenido.

María de Lourdes había grabado medio centenar de discos, algunos en Holanda, con temas que encabezaron listas de ventas por varias semanas, por encima de producciones de Elton John, Madonna, Cndy Lauper y Michael Jackson, por mencionar algunos, recordaba Javier

García Java, lo cual explica su grandeza en la citada nación europea, donde su amiga Carolina Vorbergen (ahora de Holanda) continúa su obra difundiendo la música mexicana.

Quiso morir en Holanda... allá donde la trataban como lo que era: una reina, remataba su nota Javier García al recordarla en noviembre de 2017.

Hasta hace no mucho, Hans Eversteijn presidía en Holanda la Fundación María de Lourdes donde se le recuerda con gran cariño y admiración y donde tuvo alumnos que continúan organizados en grupo impulsor de la música representativa de México.

Quizá por esa labor de difusión “en vivo” en decenas de países del mundo de la música nuestra, María de Lourdes no sea recordada como otras grandes de nuestra canción –Lola Beltrán, Lucha Reyes, Lucha Villa, Flor Silvestre- pero su testimonio y legado, siguen multiplicando en todo el mundo admiradores del arte musical mexicano y latinoamericano en general como se puede constatar por los enormes éxitos que hoy en día tienen personalidades como Lila

Downs, Natalia Lafourcade, Carmen Goett, Ángela Aguilar, Aída Cuevas, Ángeles Ochoa, Ximena Sariñana, Julieta Venegas, Susana Zavaleta, Susana Harp, entre muchas otras.

Vale anotar que María de Lourdes nació en la Ciudad de México en 1939, hija del profesor Alberto Pérez B. y de Emilia López S. Durante algún tiempo vivió en la ciudad de Uriangato, Guanajuato y en el Estado de Veracruz debido a la profesión de su padre.

Posteriormente regresó a la Ciudad de México donde vivió en el barrio de Tepito; recibió su educación elemental en un colegio de monjas; emigró a Salamanca y finalmente retornó a la Ciudad de México para estudiar una carrera corta de administración.

Fuertemente influenciada por cantantes de la época, María de Lourdes desarrolló una preferencia especial por la canción mexicana, que se convirtió en su pasión. Estudió con José Morales y bajo la dirección de Rafael Cardona. Tuvo su primera oportunidad en un programa musical de aficionados en la radiodifusora XEQ. Pasó después a los micrófonos de la XEW donde alcanzó su consagración para pasar a la pantalla chica y al cine, así como a las giras internacionales.

Hacia el año 1988, junto con grandes compositores e intérpretes de la canción folklórica fundó el Grupo Impulsor de la Música

Representativa de México, organización que vino a ser estandarte y apoyo para la canción mexicana y sus exponentes.

María de Lourdes es considerada una de las máximas intérpretes de la música mexicana, junto a Lucha Reyes, Lola Beltrán, Amalia Mendoza y Lucha Villa.

El recuerdo elegante, atento, bello, cuando acompañé a mi hermano Miguel misma que concluyó cuando me regaló su último disco que tímidamente le pedí a realizarle una entrevista en su casa de la Colonia del Valle, misma que concluyó cuando me regaló su último disco que tímidamente le pedí me autografiara.