por Julio el de La Cruz
MANCHAS. No sólo las transas y las muchas observaciones que le hizo la ESFE en sus tiempos de alcalde de Tequisquiapan, donde dejó deudas de 70 millones de pesos, persiguen al anodino priísta Antonio Macías Trejo. Pronto también lo seguirán el rastro de la buena vida y de sus galanuras en la CDMX al amparo de su cargo en la Cámara de Diputados, las traiciones a sus mejores “amigos” como Gustavo Nieto con tal de arrebatarle una candidatura y su paso como uno de los peores diputados locales en la 56 Legislatura. Con semejante pasado lo mínimo que debe tener alguien para atreverse a pedir el voto para ser diputado federal, en territorios por lo que nunca ha gestionado nada, nada, es cinismo.