JULIO EL DE LA CRUZ
RECUENTO. Aunque sea un lugar común, los nuevos alcaldes se quejan de arcas vacías, adeudos abultados, irregularidades financieras o algunos de plano hasta de saqueos. Por ejemplo, en Tequisquiapan la queja es que Raúl Orihuela no dejó ni lápices para comenzar a trabajar, en El Marqués se deben varias liquidaciones y que en Querétaro Marcos Aguilar, siempre cumplido, garantizó la luz para los próximos 10 años y pagó por adelantado una década de arrendamiento de esas luminarias que rentó en 2016 con la lógica de no hacer gastos fuertes, pero al final los hizo. Acaso los únicos sin queja son un impresentable en Colón y un canguro de San Juan del Río, con 3 años más para iluminar su “cuarta transformación”.