JULIO EL DE LA CRUZ
PROMESA. El problema de mezclar bonitas declaraciones políticas con implacables verdades jurídicas, como por ejemplo esa de consultar al pueblo sabio sobre si se castiga o no a los corruptos, lo único que genera son más problemas. Así le pasó al alcalde capitalino Luis Nava, emproblemado porque el 19 de octubre -con muy pocos días en el cargo- prometió que en su administración no será necesario acudir a ampararse para un matrimonio entre personas del mismo sexo, “no estamos considerando que sea necesaria esta figura jurídica”, para las llamadas bodas gay, y ahora confirma que siempre sí es necesario porque la ley así lo marca. Por obvias razones la comunidad homosexual, que creyó en la declaración del alcalde panista más que en la norma, ya comenzó a reclamar.