LÍOS. Se advirtió aquí hace un mes, cuando lo sorprendieron con la auditoría ordenada por su “amigo” Alejandro “Alito” Moreno, dirigente nacional del PRI, que Juan José Ruiz se presentará a un juicio para defender su permanencia al frente del partido tricolor en Querétaro, o más bien lo que queda de éste, y que a final de cuentas lo ganará aunque no quede piedra sobre piedra en las ruinas del otrora partidazo.
FIRME. Lo ganará porque fue electo por el Consejo para un periodo que finaliza en 2021, porque de todas las razones del CEN para pedir su destitución el miércoles por la noche ninguna es “grave”, como dicen, sino producto del pleito personal entre Ruiz y el delegado Jorge Meade, sin sustancia jurídica para revocar una elección a mano alzada, y porque ni para combatir a “JJ” son capaces de unirse los pobrecitos militantes de la cuna del democrático “dedazo”.
IGUALITOS. Se anticipa un juicio largo, y desesperante cual semáforo de Constituyentes, pero de que Ruiz regresa, claro regresa, aunque no lo que se llevó como diría el clásico grito, y hasta cabe la posibilidad de que un familiar del cuestionado dirigente quede al frente del partido por orden de prelación, ya que muy previsor puso como secretario de Organización al primo Gustavo Zepeda Ruiz. Al menos algo le aprendieron al Partido Naranja de la década pasada.