FUERA. El dirigente estatal del PRI, Paul Ospital, dio un paso fundamental para afianzarse con el nombramiento del súper experimentado Marco Antonio León como representante del partido ante el IEEQ. Se deshace así de Juan Carlos Arreguín (o “Arreglín”), una de las piezas tóxicas de la pasada dirigencia de Juan José Ruiz Rodríguez, y adquiere un consejero con mucho colmillo.
ALCAHUETE. Hablando del equipo de Juan José Ruiz, a nadie le abrirán proceso ni se les presentarán acusaciones sobre el manejo de las partidas presupuestales estatales, pese a las fugas detectadas por la auditoría que mandó a hacer “Alito” Moreno y los bienes de cuantía inexplicable detectados al extesorero del PRI, dueño de una ostentosa residencia en Loma Dorada. A todos el hoy dirigente Paul Ospital les da perdón con su silencio, porque no quiere más broncas, y da un síntoma de debilidad… o de budismo.
AUSENTES. Hoy que el país vive en la incertidumbre por la contingencia sanitaria y los nubarrones económicos, los partidos aparecen solo para capitalizar derrotas de sus contrarios y pocas veces para sumar o proponer. Con excepción del PRI de Ospital, que pese a su cuestionada legitimidad institucional no deja de exigir el reacomodo del presupuesto estatal, planes de rescate a la micro empresa, control de precios y otras medidas, los partidos políticos caen en un irresponsable vacío de representatividad. ¿Qué dice Morena, aparte de sólo confiarse al reparto de dinero por el Gobierno federal?
