RELEVO. Por fin tras varios años en diversas pugnas internas que lo dejaron hasta sin oficinas, el PRI municipal en Querétaro se reorganiza y hace cuentas de qué podrá rescatar tras 6 años de ser tibia oposición y nula competencia. La designación de Marco Alvarez Malo por parte del dirigente estatal Paul Ospital pone fin a 4 años de anonimato comandado por Pancho Pérez Rojas, primero principal protegido y luego acérrimo enemigo de Juan José Ruiz, y marca la llegada de los llamados “LoyolaBoys”.
REACOMODO. Con la llegada de Marco Álvarez Malo al Comité Municipal del PRI en la capital del estado se apaga el intento de Abigail Arredondo de hacerse de la candidatura a alcalde, se reactivan las posibilidades de la diputada federal María Alemán y la gente dentro del tricolor comienza a acordarse de Roberto Loyola Vera, candidato que perdió la lucha por la gubernatura en 2015 pero que jamás ha dejado de aparecer en las encuestas como la opción más popular de ese partido.
CASTIGO. No es para menos el reto, si se toma en cuenta que en sólo 6 años el PRI pasó de ostentar la capital y el gobierno estatal a no tener prácticamente nada, más que dos diputados locales y algunas regidurías.