CERTERO. Apoyado en la experiencia inmediata y en haber ocupado antes cargos municipales, Luis Nava fue el único que ayer no llegó al debate por la capital a echar culpas, a improvisar propuestas o a prometer imposibles. A diferencia de sus contendientes, el actual alcalde con licencia hace mucho que superó la curva de aprendizaje de lo que se debe hacer, pero sobre todo cómo hacerlo, para atender los retos de una ciudad demandante. Llegó a explicar, pues, lo que los otros 9 apenas tienen como un planteamiento para Querétaro, porque no han tenido el mismo recorrido.
DESPUNTA. No es culpa de sus contendientes, pero tampoco de Nava, que por tener un gobierno en marcha le antecedan obras públicas y calificaciones administrativas que los otros 9 no tienen: la posibilidad de la reelección fue creada para premiar los aciertos y castigar los errores, como también le sucede al propio Nava con temas que siguen sin ser resueltos o por el desgaste natural de ser gobernante. Queda claro que para administrar la capital del estado no basta con echar culpas, sino trabajar. No hay de otra.
SUCIO. Otro debate, pero por la dirección de la Facultad de Medicina de la UAQ, se puso calientito con acusaciones de nepotismo, tráfico de influencias y hasta “terrorismo” contra docentes y administrativos. En la presentación de propuestas la ex lideresa del SUPAUAQ, Nuri Villaseñor Cuspinera, ganó el aplausómetro, pero la batalla final se decide con votos. Veremos.