/ lunes 8 de agosto de 2022

Cultura Tributaria | Ética y moral en la obligación de contribuir

En el aspecto tributario debe atenderse de una manera muy especial a la integridad que como ciudadanos debemos mostrar en el cumplimiento de las obligaciones fiscales, consistentes en la obligación sustantiva de pagar, sin dejar a un lado las formales que consisten en presentar avisos, declaraciones y otros, con el resultado favorable de que entre más personas contribuyamos muchas más posibilidades de desarrollo colectivo existirán.

Vivir en el mejor lugar es una de las expectativas ordinarias de los ciudadanos, donde los servicios que otorga el Estado sean satisfactorios, salud, educación, impartición de justicia, comunicaciones y otros tantos servicios, pero en ello debe atenderse a una verdadera conciencia de los ciudadanos para cumplir de manera voluntaria con las obligaciones, porque observa la correcta aplicación de los recursos por parte de los funcionarios.

En la actualidad, el hecho de no pagar impuestos es popularmente considerado un acto de astucia más que una infracción o delito, en lo general las personas llegan a pensar que los que no pagan son más inteligentes que los que no lo hacen, otros tantos encuentran una diversidad de justificaciones para el incumplimiento o para la evasión consciente, en México dejar de pagar obedece no solamente a las políticas fiscales sino también a un fenómeno social y cultural, moral tributaria y corrupción.

Así entonces la moral del ciudadano es un elemento fundamental en el cumplimiento, entendiendo como tal, a todo el conglomerado de creencias, aptitudes, opiniones versadas y costumbres en forma de leyes y normas que puede tener una persona. La personalidad de un sujeto debe tener como mínimo una conducta ética aceptable, para poder pertenecer a un grupo social, esta se consigue a través de los valores morales conseguidos mediante la correcta educación.

La contribución bajo una interpretación del artículo 31 fracción IV Constitucional, que establece la obligación de contribuir para el sostenimiento de los gastos públicos federales, estatales, municipales y de la Ciudad de México, queda con la idea de estar establecido en una ley, con la carga de la obligatoriedad con la sanción correspondiente en caso de incumplimiento, sin embargo, en lo general debe entenderse como un deber ciudadano, que se cumpla de manera voluntaria y consciente, motivado por el buen uso.

En ese sentido, debe resaltarse entonces la moralidad de los contribuyentes, rescatando todas la virtudes y valores en el cumplimiento de ese deber, ello con la idea clara de que se trata de aportar en solidaridad para cubrir los satisfactores de las necesidades de la población que eleve de manera natural el nivel de vida de todos los ciudadanos, debe incrementarse la divulgación de una cultura tributaria en todas las personas, que bien puede comenzar desde las instituciones educativas.

Entre las múltiples razones que hacen que se presente la evasión está la falta de ética y moral de los contribuyentes a causa de una educación, en ocasiones débil y frágil y en otras nula en la enseñanza y construcción de principios y valores como equidad, respeto y honestidad, generando resultados negativos como fraude, robo y corrupción, los cuales están afectando directamente el desarrollo no solo de las empresas sino también del país.

Del lado de los legisladores, gobernantes y demás funcionarios desde el diseño de las normas fiscales hasta la aplicación de los recursos debe atenderse tanto a la ética como a la moral de los participantes, donde en su creación se cumpla con los principios básicos de la tributación como la proporcionalidad y la equidad, sin atender solamente a la necesidad de dinero por parte del Estado, en la conciencia que esa necesidad no justifica violentar la naturaleza ni las leyes en perjuicio del ciudadano.


Comentarios: Sergio@ledezma-ledezma.com

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En el aspecto tributario debe atenderse de una manera muy especial a la integridad que como ciudadanos debemos mostrar en el cumplimiento de las obligaciones fiscales, consistentes en la obligación sustantiva de pagar, sin dejar a un lado las formales que consisten en presentar avisos, declaraciones y otros, con el resultado favorable de que entre más personas contribuyamos muchas más posibilidades de desarrollo colectivo existirán.

Vivir en el mejor lugar es una de las expectativas ordinarias de los ciudadanos, donde los servicios que otorga el Estado sean satisfactorios, salud, educación, impartición de justicia, comunicaciones y otros tantos servicios, pero en ello debe atenderse a una verdadera conciencia de los ciudadanos para cumplir de manera voluntaria con las obligaciones, porque observa la correcta aplicación de los recursos por parte de los funcionarios.

En la actualidad, el hecho de no pagar impuestos es popularmente considerado un acto de astucia más que una infracción o delito, en lo general las personas llegan a pensar que los que no pagan son más inteligentes que los que no lo hacen, otros tantos encuentran una diversidad de justificaciones para el incumplimiento o para la evasión consciente, en México dejar de pagar obedece no solamente a las políticas fiscales sino también a un fenómeno social y cultural, moral tributaria y corrupción.

Así entonces la moral del ciudadano es un elemento fundamental en el cumplimiento, entendiendo como tal, a todo el conglomerado de creencias, aptitudes, opiniones versadas y costumbres en forma de leyes y normas que puede tener una persona. La personalidad de un sujeto debe tener como mínimo una conducta ética aceptable, para poder pertenecer a un grupo social, esta se consigue a través de los valores morales conseguidos mediante la correcta educación.

La contribución bajo una interpretación del artículo 31 fracción IV Constitucional, que establece la obligación de contribuir para el sostenimiento de los gastos públicos federales, estatales, municipales y de la Ciudad de México, queda con la idea de estar establecido en una ley, con la carga de la obligatoriedad con la sanción correspondiente en caso de incumplimiento, sin embargo, en lo general debe entenderse como un deber ciudadano, que se cumpla de manera voluntaria y consciente, motivado por el buen uso.

En ese sentido, debe resaltarse entonces la moralidad de los contribuyentes, rescatando todas la virtudes y valores en el cumplimiento de ese deber, ello con la idea clara de que se trata de aportar en solidaridad para cubrir los satisfactores de las necesidades de la población que eleve de manera natural el nivel de vida de todos los ciudadanos, debe incrementarse la divulgación de una cultura tributaria en todas las personas, que bien puede comenzar desde las instituciones educativas.

Entre las múltiples razones que hacen que se presente la evasión está la falta de ética y moral de los contribuyentes a causa de una educación, en ocasiones débil y frágil y en otras nula en la enseñanza y construcción de principios y valores como equidad, respeto y honestidad, generando resultados negativos como fraude, robo y corrupción, los cuales están afectando directamente el desarrollo no solo de las empresas sino también del país.

Del lado de los legisladores, gobernantes y demás funcionarios desde el diseño de las normas fiscales hasta la aplicación de los recursos debe atenderse tanto a la ética como a la moral de los participantes, donde en su creación se cumpla con los principios básicos de la tributación como la proporcionalidad y la equidad, sin atender solamente a la necesidad de dinero por parte del Estado, en la conciencia que esa necesidad no justifica violentar la naturaleza ni las leyes en perjuicio del ciudadano.


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