/ lunes 20 de junio de 2022

Desde la Izquierda | Morena sí es el nuevo PRI

La aseveración de que Morena es el nuevo PRI ha calado en lo más profundo del Lopezobradorismo, nada les había podido tanto, ni siquiera los señalamientos de la presencia de un obscuro personaje entre sus filas como Bartlett que fue embajador plenipotenciario de las mafias del poder encabezada por el innombrable Salinas de Gortari.

Ya hay más priistas en morena que en el PRI, esto obligó a los comentócratas alineados al régimen a salir apresurados a justificar lo injustificable minimizando el hecho de la cooptación de priístas argumentado que todos los partidos abrevan militancias de orígenes muy diversos dado que los partidos no nacen espontáneamente, pero la narrativa se desmorona cuando son los expriístas los que desplazan a los cuadros de la izquierda histórica ocupando los cargos de elección y en la administración pública, y es que sus estructuras y formas de operar ahora provienen de una escuela institucionalizada en las andanzas del poder con fuertes raíces en los grupos del control del pasado, pero más allá de eso ninguno anclado en la ideología progresista sino en el pasado de moda nacionalismo revolucionario.

Dicen no ser como los de antes y que no controlan a los otros poderes, a las organizaciones sindicales, a los medios de comunicación o al crimen organizado, pero la relación de supra a subordinación de ambas cámaras y el control de ministros que ejerce el presidente es como en los años 70as; da instrucciones en las mañaneras, lanza amenazas o los somete a la persecución social si no actúan como él lo desea. Ver en la mañanera el relevo sindical del poderoso sindicato de Pemex o el impulso de una nueva central obrera expone el control a diversos sectores. Del crimen organizado ni hablamos, la política de seguridad habla por sí sola de los pactos y la estrecha relación que se mantiene con los capos.

Quizás el signo más evidente de esa metamorfosis es la construcción de esa hegemonía que da continuidad a esa dictadura perfecta que nos gobernó durante siete décadas, para ello intentan borrar todo signo de pluralidad política al quitar adversarios de en medio mediante coacciones judiciales, echando a andar a la UIF o simplemente ir de shopping a otros partidos; la libertad de expresión se acota a un solo mecanismo informativo, la mañanera es hoy lo que televisa en el pasado, donde además se descalifica, se persigue y se pone en riesgo la vida de comunicadores y periodistas.

La cuarta transformación es el nuevo maximato, los rasgos son inequívocos, el régimen de gobierno que tenemos no es el de un partido único, tenemos uno hegemónico cuya influencia es determinante sobre la política de Estado, que ha ganado la mayoría de las elecciones, que ha monopolizado el poder, que obtiene la mayoría de puestos de elección popular, que tiene el control y puede decidir el futuro con un solo propósito, conseguir el poder, que a su vez conlleva a la idea de retenerlo a como de lugar y será el presidente quien elija a su sucesor como lo hacía el PRI en sus mejores tiempos y sin equilibrios. Sí grazna como ganso, si camina como ganso, si hace como ganso, pues es un ganso.


Mis redes : ulisesgrmx@yahoo. com.mx

Facebook @Ulises Gómez R

Twitter @ Ulisesgrmx

La aseveración de que Morena es el nuevo PRI ha calado en lo más profundo del Lopezobradorismo, nada les había podido tanto, ni siquiera los señalamientos de la presencia de un obscuro personaje entre sus filas como Bartlett que fue embajador plenipotenciario de las mafias del poder encabezada por el innombrable Salinas de Gortari.

Ya hay más priistas en morena que en el PRI, esto obligó a los comentócratas alineados al régimen a salir apresurados a justificar lo injustificable minimizando el hecho de la cooptación de priístas argumentado que todos los partidos abrevan militancias de orígenes muy diversos dado que los partidos no nacen espontáneamente, pero la narrativa se desmorona cuando son los expriístas los que desplazan a los cuadros de la izquierda histórica ocupando los cargos de elección y en la administración pública, y es que sus estructuras y formas de operar ahora provienen de una escuela institucionalizada en las andanzas del poder con fuertes raíces en los grupos del control del pasado, pero más allá de eso ninguno anclado en la ideología progresista sino en el pasado de moda nacionalismo revolucionario.

Dicen no ser como los de antes y que no controlan a los otros poderes, a las organizaciones sindicales, a los medios de comunicación o al crimen organizado, pero la relación de supra a subordinación de ambas cámaras y el control de ministros que ejerce el presidente es como en los años 70as; da instrucciones en las mañaneras, lanza amenazas o los somete a la persecución social si no actúan como él lo desea. Ver en la mañanera el relevo sindical del poderoso sindicato de Pemex o el impulso de una nueva central obrera expone el control a diversos sectores. Del crimen organizado ni hablamos, la política de seguridad habla por sí sola de los pactos y la estrecha relación que se mantiene con los capos.

Quizás el signo más evidente de esa metamorfosis es la construcción de esa hegemonía que da continuidad a esa dictadura perfecta que nos gobernó durante siete décadas, para ello intentan borrar todo signo de pluralidad política al quitar adversarios de en medio mediante coacciones judiciales, echando a andar a la UIF o simplemente ir de shopping a otros partidos; la libertad de expresión se acota a un solo mecanismo informativo, la mañanera es hoy lo que televisa en el pasado, donde además se descalifica, se persigue y se pone en riesgo la vida de comunicadores y periodistas.

La cuarta transformación es el nuevo maximato, los rasgos son inequívocos, el régimen de gobierno que tenemos no es el de un partido único, tenemos uno hegemónico cuya influencia es determinante sobre la política de Estado, que ha ganado la mayoría de las elecciones, que ha monopolizado el poder, que obtiene la mayoría de puestos de elección popular, que tiene el control y puede decidir el futuro con un solo propósito, conseguir el poder, que a su vez conlleva a la idea de retenerlo a como de lugar y será el presidente quien elija a su sucesor como lo hacía el PRI en sus mejores tiempos y sin equilibrios. Sí grazna como ganso, si camina como ganso, si hace como ganso, pues es un ganso.


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