/ martes 24 de julio de 2018

Diálogo Universitario

Sin bolsa de plástico


Hace más de tres décadas aproximadamente, en la Ciudad de Guanajuato, Capital del Estado del mismo nombre, se inauguró una de las sucursales de un supermercado muy conocido: La Comercial Mexicana. La gente acudió en tumultos a hacer sus compras, todavía con su tradición “provinciana” y sus costumbres muy arraigadas. Así que llevaban sus bolsas, como lo hacían cuando acudían a comprar en el mercado. Esas de plástico duro y reutilizables de cuadros cruzados con colores vivos en rojo y naranja, o verde y amarillo, entre otros, con asas resistentes y robustas.

Los jóvenes y algunos “citadinos” del centro del país, se burlaban un poco de esa conducta, y otros hacían escarnio de la falta de “modernidad” de la gente, incluso los trabajadores de ese supermercado tuvieron ciertas dificultades en convencer a los consumidores que la tienda les otorgaba bolsas de plástico desechables, cortesía de ese negocio.

Hoy, el uso de la bolsa de plástico desechable es atentar contra la naturaleza, y hay que regresar al uso de esas bolsas de plástico reutilizable, o mucho mejor, bolsas de tela. En Querétaro entra en boga esta campaña que tiene como objetivo contribuir al cuidado del planeta. De acuerdo al artículo “hacía un mundo sin plástico: #PlasticfreeJuly” escrito en Excélsior, por Duncan Taylor Embajador del Reino Unido en México, si no contribuimos al cuidado de nuestro planeta, para el año 2050 el plástico que va a parar a los mares pesará más que los peces existentes en los océanos.

Los antecedentes de este movimiento social que combate el plástico surgen en 2011 en una oficina de Perth, Australia, e inmediatamente se convirtió en la iniciativa #plasticfreejuly para que en julio no se usaran bolsas de plástico. La referencia que brinda Earth Day de que dos millones de bolsas de plástico de un solo uso se distribuyen en el mundo cada minuto, dan una idea del nivel de contaminación al que contribuimos.

En Querétaro se planteó el inicio de esta concientización, pero por cruzarse con las campañas políticas, se pospuso hasta estas fechas. Esperamos que toda la sociedad se sume a este esfuerzo de aminorar los daños a la naturaleza que provocamos con la masiva utilización de productos y materiales contaminantes. Y luego empezar a unas prácticas de uso y producción de objetos y elementos orgánicos, reutilizables y poco contaminantes.

La idea y la iniciativa son buenas, pero debe ir acompañada de acciones más certeras, eficientes y que estén ligadas a proyectos de largo plazo. Sino será objeto de una acción política efímera y nada eficaz. Se debe acompañar de otro tipo de acciones, tales como reusar botellas de plásticos, dejar de producir desechables, reciclarlos adecuadamente, y además una fuerte campaña de educación ecológica y civilizatoria como no tirar basura ni ensuciar el entorno.

Hay iniciativas muy contrastantes en el mundo, por ejemplo, países que tienen sus campañas de evitar el uso de los popotes que dañan la fauna marina. Pero mantienen licencias de uso de armas de fuego, que son usados en masacres en centros educativos o áreas públicas. Campañas que orientan a la protección de la ecología, pero sus empresas de inversión contaminan indiscriminadamente con tóxico en minas a cielo abierto mantos freáticos y ríos que van a dar al mar.

La campaña “sin bolsa” es buena iniciativa, al menos es una pequeña contribución, a la que debemos sumarnos, pero ojalá sea el inicio de empezar a exigirnos más y a exigir más sobre el cuidado de nuestro ambiente.

@manuelbasaldua

Sin bolsa de plástico


Hace más de tres décadas aproximadamente, en la Ciudad de Guanajuato, Capital del Estado del mismo nombre, se inauguró una de las sucursales de un supermercado muy conocido: La Comercial Mexicana. La gente acudió en tumultos a hacer sus compras, todavía con su tradición “provinciana” y sus costumbres muy arraigadas. Así que llevaban sus bolsas, como lo hacían cuando acudían a comprar en el mercado. Esas de plástico duro y reutilizables de cuadros cruzados con colores vivos en rojo y naranja, o verde y amarillo, entre otros, con asas resistentes y robustas.

Los jóvenes y algunos “citadinos” del centro del país, se burlaban un poco de esa conducta, y otros hacían escarnio de la falta de “modernidad” de la gente, incluso los trabajadores de ese supermercado tuvieron ciertas dificultades en convencer a los consumidores que la tienda les otorgaba bolsas de plástico desechables, cortesía de ese negocio.

Hoy, el uso de la bolsa de plástico desechable es atentar contra la naturaleza, y hay que regresar al uso de esas bolsas de plástico reutilizable, o mucho mejor, bolsas de tela. En Querétaro entra en boga esta campaña que tiene como objetivo contribuir al cuidado del planeta. De acuerdo al artículo “hacía un mundo sin plástico: #PlasticfreeJuly” escrito en Excélsior, por Duncan Taylor Embajador del Reino Unido en México, si no contribuimos al cuidado de nuestro planeta, para el año 2050 el plástico que va a parar a los mares pesará más que los peces existentes en los océanos.

Los antecedentes de este movimiento social que combate el plástico surgen en 2011 en una oficina de Perth, Australia, e inmediatamente se convirtió en la iniciativa #plasticfreejuly para que en julio no se usaran bolsas de plástico. La referencia que brinda Earth Day de que dos millones de bolsas de plástico de un solo uso se distribuyen en el mundo cada minuto, dan una idea del nivel de contaminación al que contribuimos.

En Querétaro se planteó el inicio de esta concientización, pero por cruzarse con las campañas políticas, se pospuso hasta estas fechas. Esperamos que toda la sociedad se sume a este esfuerzo de aminorar los daños a la naturaleza que provocamos con la masiva utilización de productos y materiales contaminantes. Y luego empezar a unas prácticas de uso y producción de objetos y elementos orgánicos, reutilizables y poco contaminantes.

La idea y la iniciativa son buenas, pero debe ir acompañada de acciones más certeras, eficientes y que estén ligadas a proyectos de largo plazo. Sino será objeto de una acción política efímera y nada eficaz. Se debe acompañar de otro tipo de acciones, tales como reusar botellas de plásticos, dejar de producir desechables, reciclarlos adecuadamente, y además una fuerte campaña de educación ecológica y civilizatoria como no tirar basura ni ensuciar el entorno.

Hay iniciativas muy contrastantes en el mundo, por ejemplo, países que tienen sus campañas de evitar el uso de los popotes que dañan la fauna marina. Pero mantienen licencias de uso de armas de fuego, que son usados en masacres en centros educativos o áreas públicas. Campañas que orientan a la protección de la ecología, pero sus empresas de inversión contaminan indiscriminadamente con tóxico en minas a cielo abierto mantos freáticos y ríos que van a dar al mar.

La campaña “sin bolsa” es buena iniciativa, al menos es una pequeña contribución, a la que debemos sumarnos, pero ojalá sea el inicio de empezar a exigirnos más y a exigir más sobre el cuidado de nuestro ambiente.

@manuelbasaldua

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