/ martes 31 de julio de 2018

Diálogo Universitario

Cambios


Nuestro Siglo XXI empieza a vislumbrar su primer cuarto de existencia. Impasible por una parte nos ha dejado ver una serie de cambios vertiginosos en la tecnología digital, como en el Siglo XX con la consolidación de la revolución industrial. Por otra, la desigualdad social se ha visto agudizada a medida del desarrollo económico.

A diferencia del siglo anterior, en este siglo el pensamiento del hombre parece tener una serie de estancamientos respecto a su propia individualidad como a su colectividad. Quizá a consecuencia de la existencia y el uso desmedido de la tecnología digital esa individualidad ha provocado desapego de la comunidad. No hay ejercicios de razonamiento ni discusión de ideas, sino una reacción visceral desde la vociferación que indica poca tolerancia y falta al dialogo.

Sin llegar a mostrar estadísticas puntuales, referiré que gran parte de la población mundial, y en particular la mexicana, es participe de las redes sociales. Pero el escenario nos indica que estos usuarios son consumidores de expresiones, más que generadores de reflexiones y propuestas.

El acceso a estas tecnologías ha reforzado la idea de que se vive mejor que antes. Que se tiene una mejor calidad de vida y un desarrollo nunca antes alcanzado. Tales condiciones han provocado la existencia de consumidores compulsivos a tal grado de pensar que las diferenciaciones sociales se pueden observar en el nivel de adquisición de productos.

El consumo incesante de esos aparatos digitales ha creado realidades artificiales y deshumanizadas. Cada quien es dueño de su opinión y su modo de pensar. La comunidad es un ente que existe lejos y fuera de la vida de esos consumidores. Luego entonces, las ideologías como antes las concebíamos ya no son como las experimentamos en el siglo XX. No hay izquierda ni derecha, ni socialdemocracia ni liberalismo puro.

La victoria en las elecciones a la presidencia de la República Mexicana de Andrés Manuel en México, no es la conquista de la izquierda, simplemente es el triunfo de un movimiento. Por eso las críticas que se le dirigen a esa figura no tienen ningún efecto. Y mucho menos con la insensibilidad ante los segmentos vulnerables que esos sí, existen palpablemente.

Leía algunos mensajes en las redes sociales, una crítica al futuro gobierno que pretende llevar a cabo una consulta sobre el nuevo aeropuerto que se está llevando a cabo, y señalaban que para qué se les va a preguntar a las personas sobre la construcción del aeropuerto si más del 70% nunca se ha subido a un avión. Ante tanta insensibilidad sobre la desigualdad en México, le podemos atribuir a esa condición a las redes sociales, que han ensimismado al usuario sobre una realidad virtual y lo han alejado de su percepción del entorno.

Los cambios en la tecnología virtual no van en concordancia con los cambios de pensamiento del ciudadano del Siglo XXI. Ni mucho menos con la calidad de vida ni en la desaparición de la desigualdad en todos sus ordenes. Falta dar ese paso al cambio cualitativo en la forma de pensar y actuar respecto a la construcción de la comunidad, paralelo al desarrollo de las herramientas digitales.

@manuelbasaldua

Cambios


Nuestro Siglo XXI empieza a vislumbrar su primer cuarto de existencia. Impasible por una parte nos ha dejado ver una serie de cambios vertiginosos en la tecnología digital, como en el Siglo XX con la consolidación de la revolución industrial. Por otra, la desigualdad social se ha visto agudizada a medida del desarrollo económico.

A diferencia del siglo anterior, en este siglo el pensamiento del hombre parece tener una serie de estancamientos respecto a su propia individualidad como a su colectividad. Quizá a consecuencia de la existencia y el uso desmedido de la tecnología digital esa individualidad ha provocado desapego de la comunidad. No hay ejercicios de razonamiento ni discusión de ideas, sino una reacción visceral desde la vociferación que indica poca tolerancia y falta al dialogo.

Sin llegar a mostrar estadísticas puntuales, referiré que gran parte de la población mundial, y en particular la mexicana, es participe de las redes sociales. Pero el escenario nos indica que estos usuarios son consumidores de expresiones, más que generadores de reflexiones y propuestas.

El acceso a estas tecnologías ha reforzado la idea de que se vive mejor que antes. Que se tiene una mejor calidad de vida y un desarrollo nunca antes alcanzado. Tales condiciones han provocado la existencia de consumidores compulsivos a tal grado de pensar que las diferenciaciones sociales se pueden observar en el nivel de adquisición de productos.

El consumo incesante de esos aparatos digitales ha creado realidades artificiales y deshumanizadas. Cada quien es dueño de su opinión y su modo de pensar. La comunidad es un ente que existe lejos y fuera de la vida de esos consumidores. Luego entonces, las ideologías como antes las concebíamos ya no son como las experimentamos en el siglo XX. No hay izquierda ni derecha, ni socialdemocracia ni liberalismo puro.

La victoria en las elecciones a la presidencia de la República Mexicana de Andrés Manuel en México, no es la conquista de la izquierda, simplemente es el triunfo de un movimiento. Por eso las críticas que se le dirigen a esa figura no tienen ningún efecto. Y mucho menos con la insensibilidad ante los segmentos vulnerables que esos sí, existen palpablemente.

Leía algunos mensajes en las redes sociales, una crítica al futuro gobierno que pretende llevar a cabo una consulta sobre el nuevo aeropuerto que se está llevando a cabo, y señalaban que para qué se les va a preguntar a las personas sobre la construcción del aeropuerto si más del 70% nunca se ha subido a un avión. Ante tanta insensibilidad sobre la desigualdad en México, le podemos atribuir a esa condición a las redes sociales, que han ensimismado al usuario sobre una realidad virtual y lo han alejado de su percepción del entorno.

Los cambios en la tecnología virtual no van en concordancia con los cambios de pensamiento del ciudadano del Siglo XXI. Ni mucho menos con la calidad de vida ni en la desaparición de la desigualdad en todos sus ordenes. Falta dar ese paso al cambio cualitativo en la forma de pensar y actuar respecto a la construcción de la comunidad, paralelo al desarrollo de las herramientas digitales.

@manuelbasaldua

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