/ martes 18 de septiembre de 2018

Diálogo Universitario

Pene


Las redes sociales son un hervidero de pasiones. Las propuestas y las respuestas muchas veces son mecánicas, viscerales y llenas de encono. Pero lo que más destaca es la forma de interpretar parcialmente los escenarios, ya sea con fines meramente políticos o también con sesgos ideológicos que transfiguran la realidad.

En estos recientes días –como ha venido ocurriendo desde el 1ro de Julio en muchas de las intervenciones del ganador- se le ha criticado a López Obrador una frase que a muchos no les ha caído muy bien. Esto es, referirse a Rosario Robles como una figura que puede ser “chivo expiatorio” dentro del escándalo del desvío de millones de pesos de la dependencia a su cargo.

La frase se le ligó inmediatamente a otra de las posturas del nuevo responsable del poder ejecutivo de “borrón y cuenta nueva”, del “perdón y del olvido” a los responsables de crímenes y actos de corrupción, así que ya se había armado un escenario en donde se iba a proteger a la actual secretaria del sexenio actual inmiscuida en el manejo oscuro de recursos federales.

Así que, parte de la “comentocracia”, (así se le llama a quienes están al frente de un micrófono y son líderes de opinión) ya daba por hecho de que a Rosario Robles, López Obrador le perdonaría la vida política y la exculparía de actos de corrupción cometidos por esta funcionaria. En un video extenso, lo que se dijo es que ella era un chivo expiatorio de una serie de responsables, y se debe buscar a quienes obedece y con quien participa en esta cadena de corrupción hasta dar con los verdaderos responsables. No habla de que se le exculpará de sus delitos a la funcionaria, para que se investigue y se le castigue.

Con este caso, aclaro, no pretendo jugar aquí alguna defensa de López Obrador, sino poner de manifiesto cómo es que en las redes sociales y en la prensa malintencionada, construye un sesgo en la opinión o trata de influir en la interpretación de la vida política. La comentocracia que existe en México y que defiende a “una clase política que se ha convertido en un culto al poder encima de un culto al servicio público”, como ha mencionado Viridiana Ríos.

Hay que señalar la falta de crítica razonada y una investigación seria de muchos usuarios en las redes sociales que hacen eco mecánico de lo que se genera en ese espacio, sin reparar en contextos o una lectura seria de los acontecimientos de nuestra realidad política y social. Ya sea porque prevalece una ingenuidad de su parte, o porque hace falta tener una elaboración no-superficial del diagnóstico de nuestra vida nacional.

Hay un conocido chiste popular que refleja la mala lectura en nuestras redes sociales. Este refiere a un niño que le pregunta a su padre sobre la palabra “pene”,

El padre con cierta incomodidad y muchos rodeos, le explica al niño en que consiste el aparato reproductor masculino y sus funciones para la reproducción humana, el pequeño pone su cara de perplejidad. Al final el padre le pide al niño que aclare porque la pregunta, y el niño responde que la abuela le ha pedido unos rezos dedicados a un familiar fallecido que anda en el mundo de los muertos, y los rezos son “para que su alma no pene”.

Así las cosas en el mundo de las redes sociales y con las declaraciones en la prensa. No hay que leer solo el encabezado, sino toda la nota completa, o escuchar la declaración en su contexto, de cualquier personaje.

Es necesaria la crítica a nuestros gobernantes, cierto. Pero también a los comunicadores, a nosotros mismos, y a nuestras redes, para que retomemos el camino propositivo y exigente de nuestros servidores públicos para el acertado ejercicio de la administración del estado.

@manuelbasaldua

Pene


Las redes sociales son un hervidero de pasiones. Las propuestas y las respuestas muchas veces son mecánicas, viscerales y llenas de encono. Pero lo que más destaca es la forma de interpretar parcialmente los escenarios, ya sea con fines meramente políticos o también con sesgos ideológicos que transfiguran la realidad.

En estos recientes días –como ha venido ocurriendo desde el 1ro de Julio en muchas de las intervenciones del ganador- se le ha criticado a López Obrador una frase que a muchos no les ha caído muy bien. Esto es, referirse a Rosario Robles como una figura que puede ser “chivo expiatorio” dentro del escándalo del desvío de millones de pesos de la dependencia a su cargo.

La frase se le ligó inmediatamente a otra de las posturas del nuevo responsable del poder ejecutivo de “borrón y cuenta nueva”, del “perdón y del olvido” a los responsables de crímenes y actos de corrupción, así que ya se había armado un escenario en donde se iba a proteger a la actual secretaria del sexenio actual inmiscuida en el manejo oscuro de recursos federales.

Así que, parte de la “comentocracia”, (así se le llama a quienes están al frente de un micrófono y son líderes de opinión) ya daba por hecho de que a Rosario Robles, López Obrador le perdonaría la vida política y la exculparía de actos de corrupción cometidos por esta funcionaria. En un video extenso, lo que se dijo es que ella era un chivo expiatorio de una serie de responsables, y se debe buscar a quienes obedece y con quien participa en esta cadena de corrupción hasta dar con los verdaderos responsables. No habla de que se le exculpará de sus delitos a la funcionaria, para que se investigue y se le castigue.

Con este caso, aclaro, no pretendo jugar aquí alguna defensa de López Obrador, sino poner de manifiesto cómo es que en las redes sociales y en la prensa malintencionada, construye un sesgo en la opinión o trata de influir en la interpretación de la vida política. La comentocracia que existe en México y que defiende a “una clase política que se ha convertido en un culto al poder encima de un culto al servicio público”, como ha mencionado Viridiana Ríos.

Hay que señalar la falta de crítica razonada y una investigación seria de muchos usuarios en las redes sociales que hacen eco mecánico de lo que se genera en ese espacio, sin reparar en contextos o una lectura seria de los acontecimientos de nuestra realidad política y social. Ya sea porque prevalece una ingenuidad de su parte, o porque hace falta tener una elaboración no-superficial del diagnóstico de nuestra vida nacional.

Hay un conocido chiste popular que refleja la mala lectura en nuestras redes sociales. Este refiere a un niño que le pregunta a su padre sobre la palabra “pene”,

El padre con cierta incomodidad y muchos rodeos, le explica al niño en que consiste el aparato reproductor masculino y sus funciones para la reproducción humana, el pequeño pone su cara de perplejidad. Al final el padre le pide al niño que aclare porque la pregunta, y el niño responde que la abuela le ha pedido unos rezos dedicados a un familiar fallecido que anda en el mundo de los muertos, y los rezos son “para que su alma no pene”.

Así las cosas en el mundo de las redes sociales y con las declaraciones en la prensa. No hay que leer solo el encabezado, sino toda la nota completa, o escuchar la declaración en su contexto, de cualquier personaje.

Es necesaria la crítica a nuestros gobernantes, cierto. Pero también a los comunicadores, a nosotros mismos, y a nuestras redes, para que retomemos el camino propositivo y exigente de nuestros servidores públicos para el acertado ejercicio de la administración del estado.

@manuelbasaldua

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