/ martes 25 de septiembre de 2018

Diálogo Universitario

Odio


Busco la palabra y el significado de “odio” en el diccionario de filosofía, pero no lo encuentro, busco exhaustivamente y veo que no existe. Luego, busco la palabra “violencia”, y de manera breve se describe como la “acción contraria al orden o a la disposición de la naturaleza”. Se agrega que el filósofo Aristóteles señalaba que el distinguía dos movimientos, uno que lleva los elementos a su lugar natural en tanto que la violencia los aleja.

La violencia, luego entonces, se define como una acción contraria al orden moral, al orden jurídico y al orden político. Aunque, encontramos que la aplicación de la fuerza, como una acción derivada de la violencia es inherente a la sociedad.

¿Es justificable la violencia con sus actos y sentimientos derivados de tal actitud en la sociedad moderna? Desde luego que no, categóricamente, no. En este Siglo XXI deberíamos de estar celebrando la consolidación de una sociedad compleja, sólida y avanzada, donde el entendimiento a través de los medios de comunicación, la información masiva, globalizada se concrete.

La civilidad debería de ser el eje de acción de los hombres de la modernidad. Debería de predominar la intercambio de impresiones, el debate de ideas y el dialogo como forma de convencimiento de la razón.

Desafortunadamente estamos viendo y experimentando lo contrario en el mundo, y particularmente en México. Donde la violencia se ha convertido en un verdadero lastre para el desarrollo de la humanidad, y en el caso de nuestro país está llegando niveles de sociopatía y de enfermedad que está socavando al estado. Hemos llegado a momentos de hartazgo de nuestra condición compleja, densa y sin mucha esperanza, que tenemos a flor de piel el odio y la intolerancia.

En estos últimos días hemos atestiguado lo ocurrido entre los fanáticos del futbol en el “clásico regio”, la brutal golpiza de unos microempresarios a un vendedor de nieves, aquí en la localidad un par de jóvenes apuñalados solamente por una mínima provocación, la confrontación agresiva en las redes, la intolerancia a las preferencias sexuales, el clasismo de castas sobre indígenas o población migrante. Estamos invirtiendo el destino de nuestro camino hacia el desarrollo de la sociedad.

Caroline Emcke tituló a un artículo “la normalización del odio”, donde maneja la tesis de que la “violencia sin límite se dirige contra quienes están cada vez más indefensos porque la sociedad no los reconoce como iguales”.

Parece una ironía que el próximo líder de la nación este llamando a la reconciliación y al perdón cuando el tono beligerante que uso durante años, fue de poca tolerancia al debate cívico y de iguales. Ojala recapacite y cambie de derrotero con propuestas de concordia y reconciliación.

Se requiere de tales formas de convivencia entre todos nosotros, porque hay que desterrar un odio latente que parece existir dentro de muchos y que se manifiesta con una cierta violencia cotidiana hasta aquella que genera la enorme cantidad de muertos y la saña con que son sacrificados los compatriotas dentro de una guerra fratricida parecen ser la concreción de un lenguaje de odio y violencia que empezó a crecer como bola de nieve, y que el estado se ha visto rebasado o desinteresado en desterrar de nuestra vida nacional. Hay que recuperar las instituciones, la fortaleza del estado y la aplicación de la ley y la justicia antes de que convirtamos todo esto en un infierno.

@manuelbasaldua

Odio


Busco la palabra y el significado de “odio” en el diccionario de filosofía, pero no lo encuentro, busco exhaustivamente y veo que no existe. Luego, busco la palabra “violencia”, y de manera breve se describe como la “acción contraria al orden o a la disposición de la naturaleza”. Se agrega que el filósofo Aristóteles señalaba que el distinguía dos movimientos, uno que lleva los elementos a su lugar natural en tanto que la violencia los aleja.

La violencia, luego entonces, se define como una acción contraria al orden moral, al orden jurídico y al orden político. Aunque, encontramos que la aplicación de la fuerza, como una acción derivada de la violencia es inherente a la sociedad.

¿Es justificable la violencia con sus actos y sentimientos derivados de tal actitud en la sociedad moderna? Desde luego que no, categóricamente, no. En este Siglo XXI deberíamos de estar celebrando la consolidación de una sociedad compleja, sólida y avanzada, donde el entendimiento a través de los medios de comunicación, la información masiva, globalizada se concrete.

La civilidad debería de ser el eje de acción de los hombres de la modernidad. Debería de predominar la intercambio de impresiones, el debate de ideas y el dialogo como forma de convencimiento de la razón.

Desafortunadamente estamos viendo y experimentando lo contrario en el mundo, y particularmente en México. Donde la violencia se ha convertido en un verdadero lastre para el desarrollo de la humanidad, y en el caso de nuestro país está llegando niveles de sociopatía y de enfermedad que está socavando al estado. Hemos llegado a momentos de hartazgo de nuestra condición compleja, densa y sin mucha esperanza, que tenemos a flor de piel el odio y la intolerancia.

En estos últimos días hemos atestiguado lo ocurrido entre los fanáticos del futbol en el “clásico regio”, la brutal golpiza de unos microempresarios a un vendedor de nieves, aquí en la localidad un par de jóvenes apuñalados solamente por una mínima provocación, la confrontación agresiva en las redes, la intolerancia a las preferencias sexuales, el clasismo de castas sobre indígenas o población migrante. Estamos invirtiendo el destino de nuestro camino hacia el desarrollo de la sociedad.

Caroline Emcke tituló a un artículo “la normalización del odio”, donde maneja la tesis de que la “violencia sin límite se dirige contra quienes están cada vez más indefensos porque la sociedad no los reconoce como iguales”.

Parece una ironía que el próximo líder de la nación este llamando a la reconciliación y al perdón cuando el tono beligerante que uso durante años, fue de poca tolerancia al debate cívico y de iguales. Ojala recapacite y cambie de derrotero con propuestas de concordia y reconciliación.

Se requiere de tales formas de convivencia entre todos nosotros, porque hay que desterrar un odio latente que parece existir dentro de muchos y que se manifiesta con una cierta violencia cotidiana hasta aquella que genera la enorme cantidad de muertos y la saña con que son sacrificados los compatriotas dentro de una guerra fratricida parecen ser la concreción de un lenguaje de odio y violencia que empezó a crecer como bola de nieve, y que el estado se ha visto rebasado o desinteresado en desterrar de nuestra vida nacional. Hay que recuperar las instituciones, la fortaleza del estado y la aplicación de la ley y la justicia antes de que convirtamos todo esto en un infierno.

@manuelbasaldua

ÚLTIMASCOLUMNAS
martes 05 de marzo de 2019

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 29 de enero de 2019

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 22 de enero de 2019

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 15 de enero de 2019

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 08 de enero de 2019

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 11 de diciembre de 2018

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 04 de diciembre de 2018

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 27 de noviembre de 2018

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 13 de noviembre de 2018

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

martes 06 de noviembre de 2018

Diálogo Universitario

Manuel Basaldua

Cargar Más