/ martes 30 de octubre de 2018

Diálogo Universitario

Muñeca otomí


La creación de focos turísticos, como los “Pueblos Mágicos”, representan áreas de oportunidad para las entidades que gozan de infraestructura y organización administrativa, así como un respaldo de sus gobiernos locales. Fuentes de empleo, designación de recursos económicos y movilidad social son algunas de las ventajas que esto acarrea. Pero también está ocasionando ciertas consecuencias no esperadas y con afectaciones que no se advierten en primera instancia.

En Querétaro estamos frente a uno de estos casos, si es que no se corrige a tiempo y con cierto cuidado al respecto. Le cuento, estimado lector, lo que ocurre, pero antes deje le recuerdo algo que nos puede ayudar a entender el contexto.

Las “manteconchas” fueron un descubrimiento súbito, que gracias a las redes sociales se “viralizaron” y se hicieron famosas. Su existencia fue conocida a todo lo largo y ancho del país, y en parte en el extranjero. Rápidamente hubo replicas o copias de este accidental y dulce invento que derivaron en las churridonas entre otros entuertos de la harina. La audiencia de las redes sociales, convertida en consumidora de las manteconchas, las hizo famosas y las defendió de Bimbo cuando quisieron patentarlas al nombre de ellos. La comunidad de las redes denunciaron, presionaron y se sintió satisfecha cuando Bimbo desistió.

La muñeca otomí y la comunidad femenina hñahñudedicada a la elaboración de tal artesanía no han corrido con la misma suerte de ser defendidas en las redes sociales ni tampoco se ha hecho viral porque no está bien detectado el caso.

Elaborada con tela de popelina, hilos, encaje, listones, estambre y algo de borra, la “muñeca” otomí duró bastante tiempo siendo un objeto artesanal poco valorado. No solo eso, sino también su propia etnia procedente de tierras queretanas. Que en un tiempo fue obligada a replegarse a calles lejanas del flujo turístico debido a una orden de alguna autoridad, porque según esto, afeaban el centro histórico.

La muñeca no tuvo ninguna variación en su estilo, forma, tamaño, componentes y diseño durante muchos años. Es a partir de que es incorporada en la publicidad turística del Estado, que ha cobrado relevancia. Y mucho más, en los últimos días que ha sido elevada a patrimonio cultural del Estado. La imaginería de las nuevas generaciones de la etnia otomí han logrado adaptarla a ciertas circunstancias, quizá también apoyadas y alentadas por algunas agrupaciones o personas emprendedoras, o con visión del comercio. Por cierto, ahora para el día de muertos una jovencita adapto el diseño con motivos a esta celebración, y ha sido todo un éxito. Pero me parece que tal promoción e inserción a una venta masiva por la parte institucional, sobre todo en su reforzamiento al sector turístico, es que ha encontrado en la muñeca una buena veta, esta visibilidad de la muñeca de artesanía. De que es un juguete-objeto elaborado con propósitos de subsistencia de un grupo étnico de Amealco en Querétaro, eso ni duda cabe. La práctica de elaboración de esta muñeca se ha acentuado y ha cobrado importancia. Sobre todo al ligarlo en el imaginario social de que es un símbolo hñahñu.

Pues bien, en el Centro Histórico de Querétaro, en las tiendas y boutiques y hasta miembros de otras etnias, han incorporado a sus estantes y áreas de comercio a las muñecas. Se han creado agrupaciones en cooperativas de mujeres para la elaboración de la muñeca de trapo, pero han dejado en total desventaja a las verdaderas artesanas y miembros de las comunidades hñahñu.

Otros artesanos o comerciantes con más recursos mercadotécnicos han modificado el diseño y sus componentes, poniéndolas al alcance de los turistas. Pero dejando en desventaja a los integrantes de la etnia hñahñu, porque tienen una competencia masiva y desleal, dado que tienen que malbaratar sus creaciones en un área inundada de las muñecas, y así han perdido exclusividad. Creo que se debe retomar este caso, regulando y reglamentando la venta y promoción de esta artesanía, tal como ocurre en otros países que protegen la elaboración, venta y distribución de los productos de sus artesanos. Ya es un elemento distintivo del Estado, que bueno, pero esta etnia merece respeto y protección. Sino, serán los perjudicados del Pueblo Mágico.

@manuelbasaldua

Muñeca otomí


La creación de focos turísticos, como los “Pueblos Mágicos”, representan áreas de oportunidad para las entidades que gozan de infraestructura y organización administrativa, así como un respaldo de sus gobiernos locales. Fuentes de empleo, designación de recursos económicos y movilidad social son algunas de las ventajas que esto acarrea. Pero también está ocasionando ciertas consecuencias no esperadas y con afectaciones que no se advierten en primera instancia.

En Querétaro estamos frente a uno de estos casos, si es que no se corrige a tiempo y con cierto cuidado al respecto. Le cuento, estimado lector, lo que ocurre, pero antes deje le recuerdo algo que nos puede ayudar a entender el contexto.

Las “manteconchas” fueron un descubrimiento súbito, que gracias a las redes sociales se “viralizaron” y se hicieron famosas. Su existencia fue conocida a todo lo largo y ancho del país, y en parte en el extranjero. Rápidamente hubo replicas o copias de este accidental y dulce invento que derivaron en las churridonas entre otros entuertos de la harina. La audiencia de las redes sociales, convertida en consumidora de las manteconchas, las hizo famosas y las defendió de Bimbo cuando quisieron patentarlas al nombre de ellos. La comunidad de las redes denunciaron, presionaron y se sintió satisfecha cuando Bimbo desistió.

La muñeca otomí y la comunidad femenina hñahñudedicada a la elaboración de tal artesanía no han corrido con la misma suerte de ser defendidas en las redes sociales ni tampoco se ha hecho viral porque no está bien detectado el caso.

Elaborada con tela de popelina, hilos, encaje, listones, estambre y algo de borra, la “muñeca” otomí duró bastante tiempo siendo un objeto artesanal poco valorado. No solo eso, sino también su propia etnia procedente de tierras queretanas. Que en un tiempo fue obligada a replegarse a calles lejanas del flujo turístico debido a una orden de alguna autoridad, porque según esto, afeaban el centro histórico.

La muñeca no tuvo ninguna variación en su estilo, forma, tamaño, componentes y diseño durante muchos años. Es a partir de que es incorporada en la publicidad turística del Estado, que ha cobrado relevancia. Y mucho más, en los últimos días que ha sido elevada a patrimonio cultural del Estado. La imaginería de las nuevas generaciones de la etnia otomí han logrado adaptarla a ciertas circunstancias, quizá también apoyadas y alentadas por algunas agrupaciones o personas emprendedoras, o con visión del comercio. Por cierto, ahora para el día de muertos una jovencita adapto el diseño con motivos a esta celebración, y ha sido todo un éxito. Pero me parece que tal promoción e inserción a una venta masiva por la parte institucional, sobre todo en su reforzamiento al sector turístico, es que ha encontrado en la muñeca una buena veta, esta visibilidad de la muñeca de artesanía. De que es un juguete-objeto elaborado con propósitos de subsistencia de un grupo étnico de Amealco en Querétaro, eso ni duda cabe. La práctica de elaboración de esta muñeca se ha acentuado y ha cobrado importancia. Sobre todo al ligarlo en el imaginario social de que es un símbolo hñahñu.

Pues bien, en el Centro Histórico de Querétaro, en las tiendas y boutiques y hasta miembros de otras etnias, han incorporado a sus estantes y áreas de comercio a las muñecas. Se han creado agrupaciones en cooperativas de mujeres para la elaboración de la muñeca de trapo, pero han dejado en total desventaja a las verdaderas artesanas y miembros de las comunidades hñahñu.

Otros artesanos o comerciantes con más recursos mercadotécnicos han modificado el diseño y sus componentes, poniéndolas al alcance de los turistas. Pero dejando en desventaja a los integrantes de la etnia hñahñu, porque tienen una competencia masiva y desleal, dado que tienen que malbaratar sus creaciones en un área inundada de las muñecas, y así han perdido exclusividad. Creo que se debe retomar este caso, regulando y reglamentando la venta y promoción de esta artesanía, tal como ocurre en otros países que protegen la elaboración, venta y distribución de los productos de sus artesanos. Ya es un elemento distintivo del Estado, que bueno, pero esta etnia merece respeto y protección. Sino, serán los perjudicados del Pueblo Mágico.

@manuelbasaldua

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