/ martes 6 de marzo de 2018

Diálogo Universitario - 8 de Marzo

El Siglo XX tuvo como arena política la Guerra Mundial y el enfrentamiento entre dos ideologías trascendentes: el capitalismo y el comunismo. Los escenarios, si bien eran distintos, se guiaban un mismo eje; el económico, debido al desarrollo del mundo industrial. Los movimientos alternos que surgieron alrededor de la industrialización marcados por las luchas obreras, que pugnaban por jornadas menos extensas, así como por los derechos de las mujeres a incursionar en el voto.

El desarrollo económico y el crecimiento de la clase trabajadora, tuvo en el núcleo urbano un caldo de cultivo para las luchas de grupos que buscaban reivindicaciones sociales y combatir el statu quo.  Los gobiernos se convirtieron en entes totalitarios no obstante que se ostentaban como democráticos y combatieron el socialismo.  En ese contexto, las mujeres lograron después de muchos esfuerzos y batallas, no solo poder ejercer el voto dentro del mundo de la política electoral, sino acceso a la educación universitaria y al mercado laboral. Más tarde, entraron a la competencia en muchas áreas exclusivas para el mundo masculino. La lucha por la igualdad, no solo de género, sino de condiciones de vida, alcanzaron a trastocar una esfera que antes ni se pensaba abordar; el espacio doméstico.

El poder político de las mujeres no solo se consolido a finales del Siglo XX, sino que  superó las barreras de luchas tradicionales, tales como las laborales, de reconocimiento de género y la defensa de la figura feminista. En estas primeras décadas del Siglo XXI, aparte de superar mayormente estos resquicios, la igualdad con los hombres se da en una arena más abierta, con más reconocimientos legales y formales en muchas esferas.

Sin embargo, la lucha se ha visto menguada, toda vez que en estos mismos tiempos, se ha fragmentado el escenario para las minorías, afectando el protagonismo de las mujeres en su lucha por reivindicar su condición, laboral, reproductiva y de derechos de acceso a distintos recursos en donde domina el hombre.  El día internacional de la mujer, era emblemático para focalizar sus demandas y su combate contra el patriarcado histórico. Ahora,  no solo es eso, sino también contra corrientes de misoginia, machismo, e incluso pugnas contra las propias mujeres. Por si no fuera suficiente, han emergido nuevas minorías que exigen los mismos derechos y oportunidades tales como los grupos transgénero, homosexuales, lesbianas. La unidad doméstica ha sido rebasada como objetivo de lucha, si consideramos que el trabajo en casa y el cuidado de los hijos ya no es tan claro en la división de funciones de las parejas. El debate sobre las familias monoparentales, así como la crianza de los hijos en el seno de esas familias, ha puesto en evidencia la falta de reconocimiento de cambios sobre roles de los individuos de las sociedades actuales, ahí donde la premisa es la división de hombres y mujeres, ya no es funcional.

Este 8 de marzo, no es ya el exclusivo “Día de la Mujer”, sino de nuevas minorías que han aparecido debido a los profundos cambios históricos. Ya existe no solo un capitalismo. Y en ese marco, el comunismo como alternativa, se derrumbó estrepitosamente porque albergaba posturas más radicales desde el machismo y la opresión femenina. Por si no fuera suficiente, los movimientos de nuevas minorías, como los migrantes, los pauperizados, los pensionados, los campesinos, y los pobres urbanos, entre otros, ha hecho descolorida la lucha de las mujeres. El movimiento dentro del movimiento, que es el combate al acoso, si bien justo, las ha puesto más cerca de la denuncia de casos particulares que a la reivindicación de derechos históricos.  La historia cambia y con ella sus protagonistas.

@manuelbasaldua

El Siglo XX tuvo como arena política la Guerra Mundial y el enfrentamiento entre dos ideologías trascendentes: el capitalismo y el comunismo. Los escenarios, si bien eran distintos, se guiaban un mismo eje; el económico, debido al desarrollo del mundo industrial. Los movimientos alternos que surgieron alrededor de la industrialización marcados por las luchas obreras, que pugnaban por jornadas menos extensas, así como por los derechos de las mujeres a incursionar en el voto.

El desarrollo económico y el crecimiento de la clase trabajadora, tuvo en el núcleo urbano un caldo de cultivo para las luchas de grupos que buscaban reivindicaciones sociales y combatir el statu quo.  Los gobiernos se convirtieron en entes totalitarios no obstante que se ostentaban como democráticos y combatieron el socialismo.  En ese contexto, las mujeres lograron después de muchos esfuerzos y batallas, no solo poder ejercer el voto dentro del mundo de la política electoral, sino acceso a la educación universitaria y al mercado laboral. Más tarde, entraron a la competencia en muchas áreas exclusivas para el mundo masculino. La lucha por la igualdad, no solo de género, sino de condiciones de vida, alcanzaron a trastocar una esfera que antes ni se pensaba abordar; el espacio doméstico.

El poder político de las mujeres no solo se consolido a finales del Siglo XX, sino que  superó las barreras de luchas tradicionales, tales como las laborales, de reconocimiento de género y la defensa de la figura feminista. En estas primeras décadas del Siglo XXI, aparte de superar mayormente estos resquicios, la igualdad con los hombres se da en una arena más abierta, con más reconocimientos legales y formales en muchas esferas.

Sin embargo, la lucha se ha visto menguada, toda vez que en estos mismos tiempos, se ha fragmentado el escenario para las minorías, afectando el protagonismo de las mujeres en su lucha por reivindicar su condición, laboral, reproductiva y de derechos de acceso a distintos recursos en donde domina el hombre.  El día internacional de la mujer, era emblemático para focalizar sus demandas y su combate contra el patriarcado histórico. Ahora,  no solo es eso, sino también contra corrientes de misoginia, machismo, e incluso pugnas contra las propias mujeres. Por si no fuera suficiente, han emergido nuevas minorías que exigen los mismos derechos y oportunidades tales como los grupos transgénero, homosexuales, lesbianas. La unidad doméstica ha sido rebasada como objetivo de lucha, si consideramos que el trabajo en casa y el cuidado de los hijos ya no es tan claro en la división de funciones de las parejas. El debate sobre las familias monoparentales, así como la crianza de los hijos en el seno de esas familias, ha puesto en evidencia la falta de reconocimiento de cambios sobre roles de los individuos de las sociedades actuales, ahí donde la premisa es la división de hombres y mujeres, ya no es funcional.

Este 8 de marzo, no es ya el exclusivo “Día de la Mujer”, sino de nuevas minorías que han aparecido debido a los profundos cambios históricos. Ya existe no solo un capitalismo. Y en ese marco, el comunismo como alternativa, se derrumbó estrepitosamente porque albergaba posturas más radicales desde el machismo y la opresión femenina. Por si no fuera suficiente, los movimientos de nuevas minorías, como los migrantes, los pauperizados, los pensionados, los campesinos, y los pobres urbanos, entre otros, ha hecho descolorida la lucha de las mujeres. El movimiento dentro del movimiento, que es el combate al acoso, si bien justo, las ha puesto más cerca de la denuncia de casos particulares que a la reivindicación de derechos históricos.  La historia cambia y con ella sus protagonistas.

@manuelbasaldua

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