/ martes 20 de febrero de 2018

Diálogo Universitario - Bifurcaciones críticas

“-¿Por qué van tan despacio? –les preguntó Feliciano Ruelas a los de adelante- Así acabaremos por dormirnos. ¿Acaso no les urge llegar pronto?” Juan Rulfo así empieza su cuento “La noche que lo dejaron solo” de El Llano en llamas, en el cual narra los sucesos de un grupo de campesinos revolucionarios. Luego, el diálogo sigue con dos de sus integrantes  que van a luchar contra un regimiento del ejército que los sigue: “Nos pueden agarrar dormidos –dijeron-. Y eso sería lo peor. -¿Lo peor para quién?”

Así parece que vamos los mexicanos, en el camino hacia ese lugar utópico llamado democracia. Vamos muy despacio. Y no solo eso, sino que parece que vamos directos hacia una bifurcación crítica del ese camino por vía electoral. Es decir, hacia un lugar donde se divide el camino por el cual una dirección la toman los políticos, y los ciudadanos vamos por la otra.

Hasta ahora, las precampañas han sido disparejas para cada uno de los candidatos a la presidencia de la República Mexicana, y con ellos una lista sorprendente de personajes y políticos de dudosa calidad moral que buscan escaños y nuevos cargos de elección popular. Estamos atestiguando un reacomodo de personajes con partidos que no concuerdan con su ideología, su historia y ni sus principios (ya lo dijo Marx –Groucho- “Estos son mis principios, y si no les gustan, tengo otros”). Los dizque de derecha andan con los de izquierda, los ricos con los que defienden a los pobres, los corruptos con los menos corruptos, y hasta algún académico convertido en nuevo político que se quiere convertir en uno de aquellos a los que ha criticado desde la palestra de la educación pública.

Por otro lado, está la ciudadanía, con un cúmulo de problemas de toda índole, que ya no sabe ni cómo enfrentarse a ellos, -a los problemas- sin que los aquellos políticos que se dicen mejores candidatos se enteren bien a bien cuáles son las demandas más acuciantes. Desafortunadamente la ciudadanía votará más por evitar a un Partido Político por sus antecedentes, que por elegir a quien represente una buena propuesta de gobierno con el que se identifiquen y que les otorgue su respaldo.

De acuerdo a la encuesta del Periódico Reforma cuando pregunta ¿Por cuál partido nunca votaría? El 47% dice que por el PRI, 12% por Morena, 7% por el PAN, y el 8% por el PRD.  Cuando preguntan si el país va por buen camino o por mal camino, el 8% dice que va por buen camino, y el 79% dice que va por mal camino. Otro dato interesante se señala en esta encuesta es el que refiere a que a mayor escolaridad las preferencias con para Andrés Manuel López Obrador, le secunda la preferencia por Anaya y en tercer lugar por Meade.

A nivel nacional así están las cosas, a nivel local cada población quiere atender cuentan pendientes con sus gobernantes inmediatos y sus respectivos partidos a los que les cobrarán factura. ¿Y ahora qué? México ante el 2018 es un libro de reciente aparición en esta coyuntura, escrito que reúne varios ensayos en los que intelectuales y autores serios han deliberado sobre seis ejes que se deben atender puntualmente. Cito “1. Corrupción y estado de derecho, 2 Democracia y gobernabilidad, 3. Inseguridad, 4 Desarrollo y combate a la pobreza, 5 Estado de bienestar, y 6 México en el mundo.  La pregunta se hace válida con estas raras mezclas de políticos ¿Y ahora qué?

La bifurcación es tajante; la ciudadanía tiene muy claro el camino que hay que seguir para solucionar los problemas prioritarios y encauzarse hacia un futuro más prometedor. Los aspirantes políticos tienen una ruta diferente, guiada por su interés de clase y carácter egocéntrico, para hacerse más ricos y/o aferrarse al poder.

@manuelbasaldua

“-¿Por qué van tan despacio? –les preguntó Feliciano Ruelas a los de adelante- Así acabaremos por dormirnos. ¿Acaso no les urge llegar pronto?” Juan Rulfo así empieza su cuento “La noche que lo dejaron solo” de El Llano en llamas, en el cual narra los sucesos de un grupo de campesinos revolucionarios. Luego, el diálogo sigue con dos de sus integrantes  que van a luchar contra un regimiento del ejército que los sigue: “Nos pueden agarrar dormidos –dijeron-. Y eso sería lo peor. -¿Lo peor para quién?”

Así parece que vamos los mexicanos, en el camino hacia ese lugar utópico llamado democracia. Vamos muy despacio. Y no solo eso, sino que parece que vamos directos hacia una bifurcación crítica del ese camino por vía electoral. Es decir, hacia un lugar donde se divide el camino por el cual una dirección la toman los políticos, y los ciudadanos vamos por la otra.

Hasta ahora, las precampañas han sido disparejas para cada uno de los candidatos a la presidencia de la República Mexicana, y con ellos una lista sorprendente de personajes y políticos de dudosa calidad moral que buscan escaños y nuevos cargos de elección popular. Estamos atestiguando un reacomodo de personajes con partidos que no concuerdan con su ideología, su historia y ni sus principios (ya lo dijo Marx –Groucho- “Estos son mis principios, y si no les gustan, tengo otros”). Los dizque de derecha andan con los de izquierda, los ricos con los que defienden a los pobres, los corruptos con los menos corruptos, y hasta algún académico convertido en nuevo político que se quiere convertir en uno de aquellos a los que ha criticado desde la palestra de la educación pública.

Por otro lado, está la ciudadanía, con un cúmulo de problemas de toda índole, que ya no sabe ni cómo enfrentarse a ellos, -a los problemas- sin que los aquellos políticos que se dicen mejores candidatos se enteren bien a bien cuáles son las demandas más acuciantes. Desafortunadamente la ciudadanía votará más por evitar a un Partido Político por sus antecedentes, que por elegir a quien represente una buena propuesta de gobierno con el que se identifiquen y que les otorgue su respaldo.

De acuerdo a la encuesta del Periódico Reforma cuando pregunta ¿Por cuál partido nunca votaría? El 47% dice que por el PRI, 12% por Morena, 7% por el PAN, y el 8% por el PRD.  Cuando preguntan si el país va por buen camino o por mal camino, el 8% dice que va por buen camino, y el 79% dice que va por mal camino. Otro dato interesante se señala en esta encuesta es el que refiere a que a mayor escolaridad las preferencias con para Andrés Manuel López Obrador, le secunda la preferencia por Anaya y en tercer lugar por Meade.

A nivel nacional así están las cosas, a nivel local cada población quiere atender cuentan pendientes con sus gobernantes inmediatos y sus respectivos partidos a los que les cobrarán factura. ¿Y ahora qué? México ante el 2018 es un libro de reciente aparición en esta coyuntura, escrito que reúne varios ensayos en los que intelectuales y autores serios han deliberado sobre seis ejes que se deben atender puntualmente. Cito “1. Corrupción y estado de derecho, 2 Democracia y gobernabilidad, 3. Inseguridad, 4 Desarrollo y combate a la pobreza, 5 Estado de bienestar, y 6 México en el mundo.  La pregunta se hace válida con estas raras mezclas de políticos ¿Y ahora qué?

La bifurcación es tajante; la ciudadanía tiene muy claro el camino que hay que seguir para solucionar los problemas prioritarios y encauzarse hacia un futuro más prometedor. Los aspirantes políticos tienen una ruta diferente, guiada por su interés de clase y carácter egocéntrico, para hacerse más ricos y/o aferrarse al poder.

@manuelbasaldua

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