/ miércoles 7 de febrero de 2018

Diálogo Universitario - El Ejido No. 1

Escondido entre los datos de tanta celebración mexicana, nos encontramos al que es el primer ejido constituido dentro de los ideales de las luchas agrarias del país. Efectivamente, el Ejido de Santa rosa fue considerado el No. 1 en la historia agraria de México, aquí en nuestro estado de Querétaro.

Los movimientos revolucionarios aparecieron en las diversas regiones del México bárbaro, sumido en la pobreza y los pueblos miserables que se alimentaban con lo elemental, siendo que ellos contribuían a llenar los enormes graneros de las Haciendas de los terratenientes.

Querétaro se distinguió todavía hasta hace unas décadas de una geografía referenciada por estas importantes unidades de producción agrícolas y ganaderas. Todavía a mediados del Siglo XX se respiraba esa cultura del campo, cuando la orientación y la ubicación territorial se señalaban con la Hacienda Casa Blanca, La Hacienda de Carretas, La Hacienda El Jacal, El Tintero, La Capilla, Jurica y Juriquilla. Sin mencionar aquella lejana de Chichimequillas, por ejemplo, donde se filmó una parte de El Gallo de Oro, sobre ese cuento famoso de Juan Rulfo.

La Ley de 6 de Enero de 1915 que refería el propósito de otorgar de tierras a aquellos pueblos que la necesitaran, con ciertas consideraciones a los dueños de las Haciendas, y una respectiva indemnización, fue el inicio de ese reparto agrario que dio a la postre una reforma agraria que acompañó durante décadas a la gente del campo y les dio cierta seguridad.

El Ejido No. 1 no empezaba con la mejor de las suertes, mucho menos con condiciones favorables, pues solamente se contaba con sólo agricultor, y los datos del censo levantado en el año  de 1910 agregaba que en la población de Santa Rosa había además de ese agricultor, un dibujante, 126 labradores, 91 jornaleros, 60 comerciantes, 42 artesanos, 36 arrieros, seis empleados y cinco (sic) domésticos. Estos datos obtenidos de un certificado de la Comisión Local Agraria, agregaban que la subsistencia de estos pobladores de Santa Rosa se sostenía por el comercio y la agricultura.

El otorgamiento del Ejido No. 1 no obstante que era sobre terrenos pedregosos y sin agua para los cultivos, es decir, dependientes del temporal climático, al menos les daba certeza de la tierra, y sería un referente para las demás cesiones de terrenos a los campesinos del país.

El día de hoy, a un centenar de años de distancia, se ha organizado una serie de actividades para celebrar y recordar este hecho que debería de ser igual de importante como la celebración de la promulgación de la Constitución Mexicana, porque esa acta que nos rige es a final de cuentas el resultado de todas las luchas de los pueblos de nuestra nación. La fortaleza de un país se encuentra en la producción primaria y en la producción alimentaria. Los habitantes de Santa Rosa, los miembros y autoridades del histórico ejido así como otras organizaciones educativas, entre las cuales se encuentra la Universidad Autónoma de Querétaro, son los encargados de recordarnos estas raíces rurales con eventos culturales, académicos y festivos. Este Ejido de Santa Rosa es un importante referente de nuestro México rural y del sector agrícola que se resiste a desaparecer, aportando el sustento alimenticio y una práctica campesina de subsistencia. Querétaro puede apostarle al futuro con una visión metropolitana, pero su cimiento histórico lo tiene aún en su vocación rural.

@manuelbasaldúa

Escondido entre los datos de tanta celebración mexicana, nos encontramos al que es el primer ejido constituido dentro de los ideales de las luchas agrarias del país. Efectivamente, el Ejido de Santa rosa fue considerado el No. 1 en la historia agraria de México, aquí en nuestro estado de Querétaro.

Los movimientos revolucionarios aparecieron en las diversas regiones del México bárbaro, sumido en la pobreza y los pueblos miserables que se alimentaban con lo elemental, siendo que ellos contribuían a llenar los enormes graneros de las Haciendas de los terratenientes.

Querétaro se distinguió todavía hasta hace unas décadas de una geografía referenciada por estas importantes unidades de producción agrícolas y ganaderas. Todavía a mediados del Siglo XX se respiraba esa cultura del campo, cuando la orientación y la ubicación territorial se señalaban con la Hacienda Casa Blanca, La Hacienda de Carretas, La Hacienda El Jacal, El Tintero, La Capilla, Jurica y Juriquilla. Sin mencionar aquella lejana de Chichimequillas, por ejemplo, donde se filmó una parte de El Gallo de Oro, sobre ese cuento famoso de Juan Rulfo.

La Ley de 6 de Enero de 1915 que refería el propósito de otorgar de tierras a aquellos pueblos que la necesitaran, con ciertas consideraciones a los dueños de las Haciendas, y una respectiva indemnización, fue el inicio de ese reparto agrario que dio a la postre una reforma agraria que acompañó durante décadas a la gente del campo y les dio cierta seguridad.

El Ejido No. 1 no empezaba con la mejor de las suertes, mucho menos con condiciones favorables, pues solamente se contaba con sólo agricultor, y los datos del censo levantado en el año  de 1910 agregaba que en la población de Santa Rosa había además de ese agricultor, un dibujante, 126 labradores, 91 jornaleros, 60 comerciantes, 42 artesanos, 36 arrieros, seis empleados y cinco (sic) domésticos. Estos datos obtenidos de un certificado de la Comisión Local Agraria, agregaban que la subsistencia de estos pobladores de Santa Rosa se sostenía por el comercio y la agricultura.

El otorgamiento del Ejido No. 1 no obstante que era sobre terrenos pedregosos y sin agua para los cultivos, es decir, dependientes del temporal climático, al menos les daba certeza de la tierra, y sería un referente para las demás cesiones de terrenos a los campesinos del país.

El día de hoy, a un centenar de años de distancia, se ha organizado una serie de actividades para celebrar y recordar este hecho que debería de ser igual de importante como la celebración de la promulgación de la Constitución Mexicana, porque esa acta que nos rige es a final de cuentas el resultado de todas las luchas de los pueblos de nuestra nación. La fortaleza de un país se encuentra en la producción primaria y en la producción alimentaria. Los habitantes de Santa Rosa, los miembros y autoridades del histórico ejido así como otras organizaciones educativas, entre las cuales se encuentra la Universidad Autónoma de Querétaro, son los encargados de recordarnos estas raíces rurales con eventos culturales, académicos y festivos. Este Ejido de Santa Rosa es un importante referente de nuestro México rural y del sector agrícola que se resiste a desaparecer, aportando el sustento alimenticio y una práctica campesina de subsistencia. Querétaro puede apostarle al futuro con una visión metropolitana, pero su cimiento histórico lo tiene aún en su vocación rural.

@manuelbasaldúa

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