/ martes 27 de marzo de 2018

Diálogo Universitario - Nini ña bien

La juventud mexicana se encuentra replegada ante su futuro (al menos eso parece). También lo está ante su presente. Las expresiones de los jóvenes de nuestro país son aisladas y desarticuladas para el planteamiento de exigencias que les dé certeza en los planos laborales, sociales y de seguridad.

En esta semana santa, apenas asoman algunas agrupaciones que plantean llevar un mensaje del movimiento cristiano para las familias humildes de las poblaciones lejanas a las ciudades, con el propósito de hacerles saber que la iglesia católica está con ellos. Movimientos que poco a poco se van diluyendo, porque el compromiso de los jóvenes se desdibuja y destiñe del compromiso pastoral, o de la defensa de creencias que pueden llevar a la reflexión e introspección religiosa. La composición religiosa solamente queda ya en la efeméride, o en fechas tradicionales, debido al desplazamiento que sufre la formación mística o de fe por la actitud pragmática generada en el anclaje de los gadgets y las pantallas lúdicas, que irónicamente se dicen portadoras de las redes sociales.

Más allá de estas posturas, la mayoría de los jóvenes se encuentran en la sombra, o cuando menos, en una opaca presencia ante las grandes decisiones para el país, y donde se deberán tomar en los próximos meses para marcar seis años de políticas públicas que les puedan ayudar a salir de ese marasmo, o hundirlos más en ese.

Aunque sigue vivo el movimiento de los 43 de Ayotzinapa, ahora se expresa sin la fuerza con la que inicio después de los hechos, en otras partes de la república se dan brotes de manifestación como las que en estos días, para exigir la presentación con vida de los jóvenes cineastas tapatíos. Se le llamo la megamarcha por la indignación. También en la capital de Nayarit, se reunió otro grupo de muchachos con el mismo propósito. Pero sin impacto a nivel nacional, y sobre todo, sin impacto al grueso de los jóvenes.

Distraídos con el standup y el reguetón, otro gran número de jóvenes se han entregado al chiste facilón, con alta carga machista, xenófoba, y sin sentido, para burlarse del otro, principalmente a quienes profesan una actitud sexual distinta a ellos. Los partidos y sus candidatos, han querido explotar esta vena, y han soltado un libelo que tuvo un fuerte impacto, más allá de su presencia en los medios o no. Me refiero al video de la “niña bien”, que denuncia la inconformidad social, y lo hace de manera provocativa y disruptiva. Nada más ni menos que una chica en vestido entallado, y con un mensaje político muy claro, señalando la inconformidad social, pero a ritmo de reguetón, con baile de perreo incluido. Ambos movimientos sin ninguna trascendencia ni impacto en los segmentos de los jóvenes.

Los problemas agobian, y más si son de estos segmentos de ciudadanos de edades de un rango de los 18 años hasta los 35 aproximadamente, que buscan sacudirse la mazmorra en la que han sido encapsulados, para tratar de despertar. Estamos a menos de cien días de las votaciones y los jóvenes no han desatado las grandes discusiones de puntos que les atañen. En tanto, los jóvenes norteamericanos, a través de su postura política de lucha por el control de armas, y por las vidas seguras en las instituciones educativas, salieron a las calles en Nueva York y en Washington, reuniendo a más de un millón y medio de jóvenes. Esta movilización también tiene como fin convertirse en una fuerza electoral. Ojala aquí en México, despierte ese gran segmento y no exista como masa, sino como motor de cambio.

@manuelbasaldua

La juventud mexicana se encuentra replegada ante su futuro (al menos eso parece). También lo está ante su presente. Las expresiones de los jóvenes de nuestro país son aisladas y desarticuladas para el planteamiento de exigencias que les dé certeza en los planos laborales, sociales y de seguridad.

En esta semana santa, apenas asoman algunas agrupaciones que plantean llevar un mensaje del movimiento cristiano para las familias humildes de las poblaciones lejanas a las ciudades, con el propósito de hacerles saber que la iglesia católica está con ellos. Movimientos que poco a poco se van diluyendo, porque el compromiso de los jóvenes se desdibuja y destiñe del compromiso pastoral, o de la defensa de creencias que pueden llevar a la reflexión e introspección religiosa. La composición religiosa solamente queda ya en la efeméride, o en fechas tradicionales, debido al desplazamiento que sufre la formación mística o de fe por la actitud pragmática generada en el anclaje de los gadgets y las pantallas lúdicas, que irónicamente se dicen portadoras de las redes sociales.

Más allá de estas posturas, la mayoría de los jóvenes se encuentran en la sombra, o cuando menos, en una opaca presencia ante las grandes decisiones para el país, y donde se deberán tomar en los próximos meses para marcar seis años de políticas públicas que les puedan ayudar a salir de ese marasmo, o hundirlos más en ese.

Aunque sigue vivo el movimiento de los 43 de Ayotzinapa, ahora se expresa sin la fuerza con la que inicio después de los hechos, en otras partes de la república se dan brotes de manifestación como las que en estos días, para exigir la presentación con vida de los jóvenes cineastas tapatíos. Se le llamo la megamarcha por la indignación. También en la capital de Nayarit, se reunió otro grupo de muchachos con el mismo propósito. Pero sin impacto a nivel nacional, y sobre todo, sin impacto al grueso de los jóvenes.

Distraídos con el standup y el reguetón, otro gran número de jóvenes se han entregado al chiste facilón, con alta carga machista, xenófoba, y sin sentido, para burlarse del otro, principalmente a quienes profesan una actitud sexual distinta a ellos. Los partidos y sus candidatos, han querido explotar esta vena, y han soltado un libelo que tuvo un fuerte impacto, más allá de su presencia en los medios o no. Me refiero al video de la “niña bien”, que denuncia la inconformidad social, y lo hace de manera provocativa y disruptiva. Nada más ni menos que una chica en vestido entallado, y con un mensaje político muy claro, señalando la inconformidad social, pero a ritmo de reguetón, con baile de perreo incluido. Ambos movimientos sin ninguna trascendencia ni impacto en los segmentos de los jóvenes.

Los problemas agobian, y más si son de estos segmentos de ciudadanos de edades de un rango de los 18 años hasta los 35 aproximadamente, que buscan sacudirse la mazmorra en la que han sido encapsulados, para tratar de despertar. Estamos a menos de cien días de las votaciones y los jóvenes no han desatado las grandes discusiones de puntos que les atañen. En tanto, los jóvenes norteamericanos, a través de su postura política de lucha por el control de armas, y por las vidas seguras en las instituciones educativas, salieron a las calles en Nueva York y en Washington, reuniendo a más de un millón y medio de jóvenes. Esta movilización también tiene como fin convertirse en una fuerza electoral. Ojala aquí en México, despierte ese gran segmento y no exista como masa, sino como motor de cambio.

@manuelbasaldua

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