El sacerdote lanza la pregunta a los presentes. “¿Y los jóvenes? ¡Levanten la mano los jóvenes 1!” Y algunos de los presentes, como dudando, entre risas y sonrisas alzan las manos. La mayoría de quienes se encontraban reunidos ahí tenían su pelo blanco, debido a lo avanzado de su edad, pero entusiastas seguían escuchando el breve discurso.
Esto fue parte de lo que sucedió en el marco de la celebración litúrgica con motivo de los cincuenta años de ordenación sacerdotal del Presbítero Salvador Rincón Frías en las canchas deportivas de la Colonia Casa Blanca. Y es que la Capellanía de la Divina Providencia de esa Colonia organizó una misa para tal efecto, adicionada con tremendo convite como parte del programa, en donde participó la Estudiantina de la Universidad Autónoma de Querétaro y hasta un mariachi.
Benjamín Vega Flores, también presbítero y miembro del Coro que amenizó la liturgia, elaboró un perfil biográfico en donde señala que Salvador Rincón nació el año de 1938 en Villa de Jiménez, Michoacán. Fue el onceavo hijo de Don José Rincón Tovar y de Doña Leonor Frías. Una familia de siete mujeres y cinco hombres. Entre los cuales también se encuentra el Mtro. Gabriel Rincón, respetado investigador, quién junto con José Rodolfo Anaya Larios y María Isabel Gómez Labardini escribieran la emblemática obra “Breve Historia de Querétaro”.
En su infancia tuvo su primera formación con las Misioneras Marianas de Querétaro, así que cuando llegó a esta ciudad fue natural su inscripción en la Escuela Apostólica de Seminario Conciliar. Termino sus estudios de Filosofía, y posteriormente los de teología, De ahí fue enviado a Colombia para participar en la Pastoral Juvenil y regresar a Querétaro en 1967, para que al año siguiente fuera ordenado sacerdote en 1968. Realizó algunos cargos en parroquias de Querétaro y Guanajuato, para ser enviado luego a la Universidad gregoriana de Roma para concluir sus estudios de Licenciatura en Filosofía. Y también estudio y concluyó la carrera de Psicología en la Normal Superior. Ahora también es docente en el Seminario Conciliar. Realizó su servicio pastoral en la Capellanía de Casa Blanca de 1986 a 1997, tiempo en el que se ganó el afecto de estos colonos. Y en ese mismo año fue designado Párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario del Rayo, más conocida como “El Rayito” del Fraccionamiento Cimatario, de donde pertenece dicha capellanía para sustituir a otro querido sacerdote, “el padre Jorge”.
Las comunidades rurales y urbanas en México tienen un rasgo común; una fuerte cohesión a partir de la interacción de sus habitantes en el campo ideológico, político, deportivo y cultural. Pero también se considera el campo religioso como parte de esa estructura organizativa. Querétaro en particular, sigue mostrando una influyente forma de integrarse y organizarse en este mundo de la religión.
El sociólogo francés Emilio Durkheim señala que la religión es “la transfiguración de la sociedad”, con lo cual se explica que la realidad colectiva es transfigurada por la fe, y al estudiar a la religión es posible revelar la posibilidad de reconstruir las creencias necesarias para el consenso. Al señalar que “una religión es un sistema solidario de creencias y de prácticas relativas a las cosas sacras, es decir, separadas, prohibidas, creencias y prácticas que unen en una misma comunidad moral denominada iglesia a todos los que adhieren a ellas”, encontramos estos fuertes lazos con los que se conforman agrupaciones de colonos y hacen visibles los hilos comunitarios de lo que llamamos “tejido social”, a los que los gobiernos locales y las organizaciones políticas se han dedicado a mermar haciendo estructuras sociales volátiles y frágiles. Sabemos de nuestra división entre iglesia y estado en México, pero en cuestiones sociales detectamos aun esta fuerte influencia en nuestra sociedad general.
@manuelbasaldua
