/ miércoles 23 de junio de 2021

Ecos del Senado | La pirotecnia verbal del presidente

Durante los comicios más grandes e importantes de nuestra historia, al Presidente López Obrador no le bastó con entrometerse todo el tiempo en el proceso para incidir en los resultados de la elección, ahora ha retomado su campaña permanente para continuar con la polarización del país.

Desde las conferencias mañaneras promueve la división con su pirotecnia verbal; descalifica a quienes no piensan como él y busca a toda costa obtener una ganancia político-electoral a cada paso que da.

Molesto por haber perdido en gran parte de la CDMX y en otras ciudades importantes, ha centrado sus ataques contra de la clase media -de la que forman parte cuatro de cada diez familias en México- con declaraciones que resultan inadmisibles y lamentables para un jefe de Estado.

Que un Presidente se refiera a un amplio segmento de la población con calificativos de “conservadores”, “egoístas”, “aspiracionistas”, “hipócritas”, “individualistas”, “clasistas”, “racistas” y sin “escrúpulos morales”, porque no votaron por los candidatos de su partido, es un despropósito monumental.

Con el objetivo de distraer la atención de los asuntos verdaderamente importantes, como la grave crisis económica provocada incluso antes de la pandemia, la lamentable gestión con la que ha atendido este asunto y el clima de inseguridad que prevalece en el país, a AMLO le resulta más rentable dedicar tiempo a criticar a la clase media.

Y utiliza el sarcasmo para presumir los triunfos de Morena en las gubernaturas, pero no reconoce el retroceso de su partido con la pérdida de más de 50 diputados ni los errores de su gobierno y de miembros de su gabinete como Marcelo Ebrard, que junto con la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheimbaum, son los principales implicados en la tragedia de la L-12 del metro.

Derivado de una filtración en la investigación sobre el informe preliminar del siniestro, el Presidente acusó que la oposición quiere echar a pelear al canciller con la jefa de Gobierno, cuando es evidente que se trata de “fuego amigo” por la pugna entre ambos por la carrera presidencial y por sacudirse cualquier responsabilidad.

Y con el ánimo de tender una cortina de humo para desviar el asunto, en lugar de buscar justicia para las 26 víctimas fatales, el centenar de heridos y los cientos de miles de personas afectadas que se quedaron sin transporte -por cierto, de las zonas más pobres de la CDMX-, AMLO prefiere hacer futurismo al presumir que en Morena hay personajes hasta para prestar como candidatos a la presidencia. Eso es lo único que le interesa, la rentabilidad político-electoral.

En sus conferencias continúa asediando a los organismos autónomos, particularmente al INE, al que pretende meterle mano con una reforma electoral, y a los ministros de la Corte, a los que considera incapaces de implementar la reforma al Poder Judicial, si no es a través de su actual presidente.

Otro de sus desvaríos es la iniciativa de que la Guardia Nacional pase a formar parte de la SEDENA, cuando en su campaña presidencial había propuesto enviar el Ejército a los cuarteles y durante la aprobación para crear este cuerpo de seguridad, se comprometió a que estaría bajo un mando civil, lo cual en los hechos no se ha dado.

Y en total contradicción entre lo que dice y hace, anunció que no va a participar en la consulta ciudadana en el juicio a los ex presidentes (personajes políticos del pasado), pero que es importante impulsar la democracia participativa. Es decir, sí pero no.

Facebook: Lupita Murguía

Twitter: @LupitaMurguiaG

Instagram: @lupitamurguiag

*SENADORA DEL PAN

Durante los comicios más grandes e importantes de nuestra historia, al Presidente López Obrador no le bastó con entrometerse todo el tiempo en el proceso para incidir en los resultados de la elección, ahora ha retomado su campaña permanente para continuar con la polarización del país.

Desde las conferencias mañaneras promueve la división con su pirotecnia verbal; descalifica a quienes no piensan como él y busca a toda costa obtener una ganancia político-electoral a cada paso que da.

Molesto por haber perdido en gran parte de la CDMX y en otras ciudades importantes, ha centrado sus ataques contra de la clase media -de la que forman parte cuatro de cada diez familias en México- con declaraciones que resultan inadmisibles y lamentables para un jefe de Estado.

Que un Presidente se refiera a un amplio segmento de la población con calificativos de “conservadores”, “egoístas”, “aspiracionistas”, “hipócritas”, “individualistas”, “clasistas”, “racistas” y sin “escrúpulos morales”, porque no votaron por los candidatos de su partido, es un despropósito monumental.

Con el objetivo de distraer la atención de los asuntos verdaderamente importantes, como la grave crisis económica provocada incluso antes de la pandemia, la lamentable gestión con la que ha atendido este asunto y el clima de inseguridad que prevalece en el país, a AMLO le resulta más rentable dedicar tiempo a criticar a la clase media.

Y utiliza el sarcasmo para presumir los triunfos de Morena en las gubernaturas, pero no reconoce el retroceso de su partido con la pérdida de más de 50 diputados ni los errores de su gobierno y de miembros de su gabinete como Marcelo Ebrard, que junto con la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheimbaum, son los principales implicados en la tragedia de la L-12 del metro.

Derivado de una filtración en la investigación sobre el informe preliminar del siniestro, el Presidente acusó que la oposición quiere echar a pelear al canciller con la jefa de Gobierno, cuando es evidente que se trata de “fuego amigo” por la pugna entre ambos por la carrera presidencial y por sacudirse cualquier responsabilidad.

Y con el ánimo de tender una cortina de humo para desviar el asunto, en lugar de buscar justicia para las 26 víctimas fatales, el centenar de heridos y los cientos de miles de personas afectadas que se quedaron sin transporte -por cierto, de las zonas más pobres de la CDMX-, AMLO prefiere hacer futurismo al presumir que en Morena hay personajes hasta para prestar como candidatos a la presidencia. Eso es lo único que le interesa, la rentabilidad político-electoral.

En sus conferencias continúa asediando a los organismos autónomos, particularmente al INE, al que pretende meterle mano con una reforma electoral, y a los ministros de la Corte, a los que considera incapaces de implementar la reforma al Poder Judicial, si no es a través de su actual presidente.

Otro de sus desvaríos es la iniciativa de que la Guardia Nacional pase a formar parte de la SEDENA, cuando en su campaña presidencial había propuesto enviar el Ejército a los cuarteles y durante la aprobación para crear este cuerpo de seguridad, se comprometió a que estaría bajo un mando civil, lo cual en los hechos no se ha dado.

Y en total contradicción entre lo que dice y hace, anunció que no va a participar en la consulta ciudadana en el juicio a los ex presidentes (personajes políticos del pasado), pero que es importante impulsar la democracia participativa. Es decir, sí pero no.

Facebook: Lupita Murguía

Twitter: @LupitaMurguiaG

Instagram: @lupitamurguiag

*SENADORA DEL PAN

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