/ miércoles 9 de diciembre de 2020

Ecos del Senado|AMLO instalado en la posverdad

Al cumplirse dos años de su ejercicio en el cargo, el Presidente López Obrador hizo un recuento de sus acciones de gobierno, los compromisos contraídos en campaña y se ufanó de haber logrado instaurar las bases para la transformación de México.

Y efectivamente ha habido un cambio, pero para mal. Nuestro país se encuentra en un claro retroceso en muchos aspectos. AMLO encabeza un gobierno centralista que busca la concentración del poder en su persona, en detrimento del federalismo y de la independencia y autonomía de los otros poderes.

Tiene sometidos a los legisladores de su partido, busca controlar al Poder Judicial, descalifica a los órganos autónomos, socava a los gobiernos estatales y municipales, debilita a los sectores productivos, impulsa la militarización del país, desprecia las energías limpias, impuso una alianza vergonzante con Donald Trump y quiere aniquilar todo contrapeso al poder absoluto que pretende.

En 24 meses ha conseguido dividir a la población, polarizar al país, estigmatizar a los partidos de oposición, a los intelectuales, periodistas y medios de comunicación, y a todo aquel que tenga una opinión diferente, descalificándolo y acusándolo de conservador y corrupto sin prueba alguna.

El Presidente siempre tiene “otros datos”, que con frecuencia son “sus datos”; nunca se conoce el sustento de su información y como un dogma de fe expone “su verdad” en ese espacio de propaganda electoral en el que se ha convertido la conferencia mañanera para hablar a favor de sí mismo y de su movimiento con recursos públicos.

Ciertamente AMLO ganó hace dos años la presidencia con holgura, pero ganó una elección, no la revolución; sin embargo, insiste en sentar las bases de su “transformación social” con el desmantelamiento de instituciones que son producto de la lucha democrática de muchas generaciones de mexicanos.

Ya transcurrió la tercera parte de su sexenio: Ni se acabó la corrupción ni se ha resuelto la inseguridad; en salud, pese al discurso oficial, la curva no se aplana ni se ha domado la pandemia. Al contrario, la realidad superó la estimación catastrófica del gobierno y México registra más de 110 mil muertes por Covid-19.

A principios de este año prometió que el 1° de diciembre el sistema de salud estaría funcionando con estándares de países desarrollados como Dinamarca o Reino Unido, pero el desabasto de medicinas y quimioterapias persiste y el agravamiento de casos por contagios se agudiza por la falta de camas en hospitales. En cambio, el Presidente sostiene que “no nos hemos visto rebasados”.

En economía el desastre es mayúsculo, atravesamos la peor crisis desde 1932, se perdieron más de un millón de empleos formales y 12 millones de mexicanos han visto gravemente afectadas sus fuentes de ingresos; hay un aumento significativo en la pobreza laboral y un millón de negocios desaparecieron en tan solo 17 meses.

Las cifras alegres del Presidente no reflejan esta realidad, su discurso con motivo del segundo año de su asunción al poder nos hablan de un México que está en su imaginación.

De acuerdo con la Real Academia Española, la posverdad es la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

No cabe duda, AMLO está instalado en la posverdad.

Facebook: Lupita Murguía

Twitter: @LupitaMurguiaG

Instagram: @lupitamurguiag

*SENADORA DEL PAN

Al cumplirse dos años de su ejercicio en el cargo, el Presidente López Obrador hizo un recuento de sus acciones de gobierno, los compromisos contraídos en campaña y se ufanó de haber logrado instaurar las bases para la transformación de México.

Y efectivamente ha habido un cambio, pero para mal. Nuestro país se encuentra en un claro retroceso en muchos aspectos. AMLO encabeza un gobierno centralista que busca la concentración del poder en su persona, en detrimento del federalismo y de la independencia y autonomía de los otros poderes.

Tiene sometidos a los legisladores de su partido, busca controlar al Poder Judicial, descalifica a los órganos autónomos, socava a los gobiernos estatales y municipales, debilita a los sectores productivos, impulsa la militarización del país, desprecia las energías limpias, impuso una alianza vergonzante con Donald Trump y quiere aniquilar todo contrapeso al poder absoluto que pretende.

En 24 meses ha conseguido dividir a la población, polarizar al país, estigmatizar a los partidos de oposición, a los intelectuales, periodistas y medios de comunicación, y a todo aquel que tenga una opinión diferente, descalificándolo y acusándolo de conservador y corrupto sin prueba alguna.

El Presidente siempre tiene “otros datos”, que con frecuencia son “sus datos”; nunca se conoce el sustento de su información y como un dogma de fe expone “su verdad” en ese espacio de propaganda electoral en el que se ha convertido la conferencia mañanera para hablar a favor de sí mismo y de su movimiento con recursos públicos.

Ciertamente AMLO ganó hace dos años la presidencia con holgura, pero ganó una elección, no la revolución; sin embargo, insiste en sentar las bases de su “transformación social” con el desmantelamiento de instituciones que son producto de la lucha democrática de muchas generaciones de mexicanos.

Ya transcurrió la tercera parte de su sexenio: Ni se acabó la corrupción ni se ha resuelto la inseguridad; en salud, pese al discurso oficial, la curva no se aplana ni se ha domado la pandemia. Al contrario, la realidad superó la estimación catastrófica del gobierno y México registra más de 110 mil muertes por Covid-19.

A principios de este año prometió que el 1° de diciembre el sistema de salud estaría funcionando con estándares de países desarrollados como Dinamarca o Reino Unido, pero el desabasto de medicinas y quimioterapias persiste y el agravamiento de casos por contagios se agudiza por la falta de camas en hospitales. En cambio, el Presidente sostiene que “no nos hemos visto rebasados”.

En economía el desastre es mayúsculo, atravesamos la peor crisis desde 1932, se perdieron más de un millón de empleos formales y 12 millones de mexicanos han visto gravemente afectadas sus fuentes de ingresos; hay un aumento significativo en la pobreza laboral y un millón de negocios desaparecieron en tan solo 17 meses.

Las cifras alegres del Presidente no reflejan esta realidad, su discurso con motivo del segundo año de su asunción al poder nos hablan de un México que está en su imaginación.

De acuerdo con la Real Academia Española, la posverdad es la distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

No cabe duda, AMLO está instalado en la posverdad.

Facebook: Lupita Murguía

Twitter: @LupitaMurguiaG

Instagram: @lupitamurguiag

*SENADORA DEL PAN

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