/ miércoles 26 de septiembre de 2018

El Bolígrafo

Presupuesto 2019: dogmas de fe



El paquete económico 2019 está en manos del gobierno de AMLO. Gerardo Esquivel, quien estará a cargo de la Subsecretaría de Egresos, ya anunció que el presupuesto de egresos será 7% mayor que el de 2018, 5.6 billones de pesos y que está basado en la responsabilidad para generar confianza en todos los sectores del país.


El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Mario Delgado, lanzó un discurso que en nada se diferencia con los de los diputados del PAN y del PRI en los años de Calderón y Peña Nieto. Es, en realidad, un dogma de fe; veamos. El Diputado de MORENA afirmó que será un presupuesto que respetará el equilibrio macroeconómico, con criterios de austeridad, ahorro y de nuevas inversiones para infraestructura y programas sociales. También aseguró que no habrá nuevos impuestos, no habrá deuda, habrá más gasto y no se afectará el bolsillo de los ciudadanos. La pregunta es, ¿cómo le van a hacer para crecer en el gasto?


Para refrendar el dogma de fe, el diputado Pablo Gómez aseguró que se va a hacer la reforma política social más importante de la historia para acabar con la delincuencia, la violencia y la pobreza. Sin embargo, no se observan argumentos e información fehaciente que validen sus afirmaciones.


Además, en el discurso se presentan algunas contradicciones, la más notable es sobre la deuda pública, pues mientras Mario Delgado dice que no habrá deuda, Gerardo Esquivel menciona que sí se está presupuestando deuda pública, en un monto que permita mantenerla en un nivel aceptable y manejable.


Planteo dos preguntas para la reflexión y para tratar de entender cómo quedará confeccionado el presupuesto 2019. La primera tiene que ver con el anuncio de incremento del 7% al presupuesto, ¿cómo lograr este incremento considerando el panorama de incertidumbre económica (precios del petróleo, tasa de inflación, paridad peso-dólar, economía de los EU), sin aumentar impuestos, gastando más, reduciendo el IVA e incrementando los salarios en la frontera norte? El discurso del próximo subsecretario de egresos y de los diputados no dan pistas al respecto.


La segunda pregunta va sobre la llamada reasignación presupuestal de 500 mil millones de pesos para programas sociales (jóvenes y adultos mayores) y la construcción del tren maya, refinerías y otros. ¿Cómo reorientarlos cuando la base del presupuesto está en los criterios de política económica previamente elaborados por el equipo de Peña Nieto y avalados por el nuevo equipo? En este aspecto también es importante señalar que el discurso del combate a la corrupción como fórmula automática para hacer aparecer 500 mil millones de pesos nuevos, ha desaparecido. Los técnicos del equipo de AMLO, responsables del diseño del presupuesto “responsable”, está obligado a hacer coincidir las cifras, pero ya se dieron cuenta de que el combate a la corrupción no produce riqueza, y ya empezaron a recortar los imaginarios presupuestos de campaña.


En mi opinión, la ciudadanía exige nuevas formas de elaborar el presupuesto, creado con criterios sociales, más cercano a las necesidades y soluciones que la gente exige. Y si se quiere iniciar una nueva era en el país, hay que comenzar hablando con la verdad y no con dogmas de fe. El presupuesto debe ser realista y viable para su puesta en práctica; los responsables (secretarios, subsecretarios y diputados) están obligados a presentarnos argumentos serios, validados con las cifras y sólidos argumentos para generar los lazos de confianza entre ciudadanía y clase política.

Presupuesto 2019: dogmas de fe



El paquete económico 2019 está en manos del gobierno de AMLO. Gerardo Esquivel, quien estará a cargo de la Subsecretaría de Egresos, ya anunció que el presupuesto de egresos será 7% mayor que el de 2018, 5.6 billones de pesos y que está basado en la responsabilidad para generar confianza en todos los sectores del país.


El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, Mario Delgado, lanzó un discurso que en nada se diferencia con los de los diputados del PAN y del PRI en los años de Calderón y Peña Nieto. Es, en realidad, un dogma de fe; veamos. El Diputado de MORENA afirmó que será un presupuesto que respetará el equilibrio macroeconómico, con criterios de austeridad, ahorro y de nuevas inversiones para infraestructura y programas sociales. También aseguró que no habrá nuevos impuestos, no habrá deuda, habrá más gasto y no se afectará el bolsillo de los ciudadanos. La pregunta es, ¿cómo le van a hacer para crecer en el gasto?


Para refrendar el dogma de fe, el diputado Pablo Gómez aseguró que se va a hacer la reforma política social más importante de la historia para acabar con la delincuencia, la violencia y la pobreza. Sin embargo, no se observan argumentos e información fehaciente que validen sus afirmaciones.


Además, en el discurso se presentan algunas contradicciones, la más notable es sobre la deuda pública, pues mientras Mario Delgado dice que no habrá deuda, Gerardo Esquivel menciona que sí se está presupuestando deuda pública, en un monto que permita mantenerla en un nivel aceptable y manejable.


Planteo dos preguntas para la reflexión y para tratar de entender cómo quedará confeccionado el presupuesto 2019. La primera tiene que ver con el anuncio de incremento del 7% al presupuesto, ¿cómo lograr este incremento considerando el panorama de incertidumbre económica (precios del petróleo, tasa de inflación, paridad peso-dólar, economía de los EU), sin aumentar impuestos, gastando más, reduciendo el IVA e incrementando los salarios en la frontera norte? El discurso del próximo subsecretario de egresos y de los diputados no dan pistas al respecto.


La segunda pregunta va sobre la llamada reasignación presupuestal de 500 mil millones de pesos para programas sociales (jóvenes y adultos mayores) y la construcción del tren maya, refinerías y otros. ¿Cómo reorientarlos cuando la base del presupuesto está en los criterios de política económica previamente elaborados por el equipo de Peña Nieto y avalados por el nuevo equipo? En este aspecto también es importante señalar que el discurso del combate a la corrupción como fórmula automática para hacer aparecer 500 mil millones de pesos nuevos, ha desaparecido. Los técnicos del equipo de AMLO, responsables del diseño del presupuesto “responsable”, está obligado a hacer coincidir las cifras, pero ya se dieron cuenta de que el combate a la corrupción no produce riqueza, y ya empezaron a recortar los imaginarios presupuestos de campaña.


En mi opinión, la ciudadanía exige nuevas formas de elaborar el presupuesto, creado con criterios sociales, más cercano a las necesidades y soluciones que la gente exige. Y si se quiere iniciar una nueva era en el país, hay que comenzar hablando con la verdad y no con dogmas de fe. El presupuesto debe ser realista y viable para su puesta en práctica; los responsables (secretarios, subsecretarios y diputados) están obligados a presentarnos argumentos serios, validados con las cifras y sólidos argumentos para generar los lazos de confianza entre ciudadanía y clase política.

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