/ jueves 1 de marzo de 2018

El Bolígrafo - Cambios en las relaciones de poder

A partir de los cambios en las leyes electorales realizadas en los años 70, las elecciones se han caracterizado por el uso de las peores prácticas políticas para lograr el triunfo. La historia nos enseña que un proceso de esta naturaleza siempre trae consigo un cambio en las relaciones de poder en el sistema político mexicano, sobre todo cuando son elecciones en las que se ponen en juego espacios de decisión que implican poder económico y político.

En México, el sistema político concede grandes espacios de poder incluso a quienes obtienen muy pocos votos, la aprobación de las políticas públicas ha conducido a que, en ocasiones, los partidos con escasa representación se conviertan en el fiel de la balanza, obligando a los grupos mayoritarios a negociaciones de todo tipo, de ahí que los partidos políticos pongan en juego lo que tienen a su alcance para tratar de mantenerse en el escenario político.

En los últimos 30 años hemos presenciado cambios importantes en las relaciones de poder; la época del partido único ha quedado atrás, pero todavía no termina de configurarse un esquema de gobernanza maduro, en la que se produzcan los grandes acuerdos en beneficio de la ciudadanía. Desde el año 2000 hemos visto la alternancia en la presidencia de la República entre el PAN y el PRI, pero han sido tres periodos en los que la conformación de la Cámara de Diputados y de Senadores ha llevado a niveles inesperados los acuerdos entre las fuerzas políticas, un ejemplo claro es que la figura presidencial está en el extremo opuesto de años atrás; si antes era un hombre todopoderoso, hoy su margen de decisión se ha reducido fuertemente.

En los estados de la República, la situación es más compleja, porque se viven las repercusiones nacionales y se tienen que integrar las condiciones locales. La forma de gobierno atraviesa al gobierno del estado, las presidencias municipales, el Congreso del Estado, los cabildos y las presiones de los partidos que participan en la política estatal y municipal.

En Querétaro no corresponde elegir gobernador, qué ocurrirá hasta 2021, en este proceso participará en la elección de Presidente de la República, Cámara de Diputados, Congreso local, Cámara de Senadores, presidencias municipales y cabildos. La política queretana se identifica con la alternancia, la cual dio inicio en 1997 cuando Acción Nacional gana las elecciones para gobernador y repite en  2003, en 2009 el PRI recupera el Gobierno del estado y en 2015, nuevamente el Partido Acción Nacional alcanza, con un amplio porcentaje, la responsabilidad de gobernar al estado para el periodo 2015-2021.

De manera semejante a la perspectiva nacional, las opciones en Querétaro para elegir representantes se circunscriben a las tres grandes alianzas que están impulsando candidaturas comunes en la mayoría de los casos y algunas candidaturas ciudadanas, principalmente en el caso de Presidente de la República.

En mi opinión, viviremos un proceso fuertemente competido en algunas candidaturas, la guerra sucia en las redes sociales ya inició sin que los órganos electorales  puedan intervenir; producto de ello, un elevado porcentaje de la población preferirá abstenerse de acudir a las urnas. Corresponde a la ciudadanía tomar una conducta activa para impedir que esto suceda y asegurar que estas elecciones sean un punto de partida hacia nuevas formas de participación, más libres, más amplias y democráticas, que los resultados electorales no signifiquen para los ganadores un cheque en blanco para actuar impunemente y de espaldas a la sociedad.

A partir de los cambios en las leyes electorales realizadas en los años 70, las elecciones se han caracterizado por el uso de las peores prácticas políticas para lograr el triunfo. La historia nos enseña que un proceso de esta naturaleza siempre trae consigo un cambio en las relaciones de poder en el sistema político mexicano, sobre todo cuando son elecciones en las que se ponen en juego espacios de decisión que implican poder económico y político.

En México, el sistema político concede grandes espacios de poder incluso a quienes obtienen muy pocos votos, la aprobación de las políticas públicas ha conducido a que, en ocasiones, los partidos con escasa representación se conviertan en el fiel de la balanza, obligando a los grupos mayoritarios a negociaciones de todo tipo, de ahí que los partidos políticos pongan en juego lo que tienen a su alcance para tratar de mantenerse en el escenario político.

En los últimos 30 años hemos presenciado cambios importantes en las relaciones de poder; la época del partido único ha quedado atrás, pero todavía no termina de configurarse un esquema de gobernanza maduro, en la que se produzcan los grandes acuerdos en beneficio de la ciudadanía. Desde el año 2000 hemos visto la alternancia en la presidencia de la República entre el PAN y el PRI, pero han sido tres periodos en los que la conformación de la Cámara de Diputados y de Senadores ha llevado a niveles inesperados los acuerdos entre las fuerzas políticas, un ejemplo claro es que la figura presidencial está en el extremo opuesto de años atrás; si antes era un hombre todopoderoso, hoy su margen de decisión se ha reducido fuertemente.

En los estados de la República, la situación es más compleja, porque se viven las repercusiones nacionales y se tienen que integrar las condiciones locales. La forma de gobierno atraviesa al gobierno del estado, las presidencias municipales, el Congreso del Estado, los cabildos y las presiones de los partidos que participan en la política estatal y municipal.

En Querétaro no corresponde elegir gobernador, qué ocurrirá hasta 2021, en este proceso participará en la elección de Presidente de la República, Cámara de Diputados, Congreso local, Cámara de Senadores, presidencias municipales y cabildos. La política queretana se identifica con la alternancia, la cual dio inicio en 1997 cuando Acción Nacional gana las elecciones para gobernador y repite en  2003, en 2009 el PRI recupera el Gobierno del estado y en 2015, nuevamente el Partido Acción Nacional alcanza, con un amplio porcentaje, la responsabilidad de gobernar al estado para el periodo 2015-2021.

De manera semejante a la perspectiva nacional, las opciones en Querétaro para elegir representantes se circunscriben a las tres grandes alianzas que están impulsando candidaturas comunes en la mayoría de los casos y algunas candidaturas ciudadanas, principalmente en el caso de Presidente de la República.

En mi opinión, viviremos un proceso fuertemente competido en algunas candidaturas, la guerra sucia en las redes sociales ya inició sin que los órganos electorales  puedan intervenir; producto de ello, un elevado porcentaje de la población preferirá abstenerse de acudir a las urnas. Corresponde a la ciudadanía tomar una conducta activa para impedir que esto suceda y asegurar que estas elecciones sean un punto de partida hacia nuevas formas de participación, más libres, más amplias y democráticas, que los resultados electorales no signifiquen para los ganadores un cheque en blanco para actuar impunemente y de espaldas a la sociedad.

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