/ miércoles 25 de abril de 2018

El Bolígrafo - Los discursos del debate

El pasado domingo 22 de abril, se produjo el primer debate entre los candidatos a la presidencia de la república. Bajo un formato menos rígido que en procesos anteriores, escuchamos los planteamientos y las formas de pensar y abordar los problemas nacionales de los cinco aspirantes presidenciales. Entre ideas incompletas, intercambio de cuestionamientos, acusaciones y algunos argumentos de fondo, durante dos horas afrontaron cinco temas divididos en tres bloques. En el primer bloque se presentaron las ideas sobre la seguridad; en el segundo se habló de la corrupción; mientras que en el tercer bloque se integraron los temas de democracia, pluralismo y grupos vulnerables.

Si analizamos el contenido del debate se puede decir que no hubo avances significativos. Plantear cinco temas para discutir entre cinco candidatos durante dos horas es, evidentemente, insuficiente para conocer a cabalidad el programa de gobierno de los próximos seis años. Con intervenciones de minuto y medio para exponer sus propuestas y de dos minutos y medio, divididos en un minuto máximo para la mesa de diálogo, los candidatos mostraron sus habilidades y limitaciones a la hora de responder. El tratamiento efectivo de los proyectos quedó postergado.

Cada candidato estableció su sello personal y trató de proyectar a los televidentes una imagen de confianza, conocimiento de las cosas y capacidad para resolver los problemas. En los temas de seguridad destacaron ideas sobre la profesionalización de la policía, el uso de tecnología de vanguardia, el respeto a las fuerzas armadas y el controvertido tema de la amnistía, o no, a los integrantes del crimen organizado.

En cuestión de combate a la corrupción no hubo planteamientos nuevos ni propuestas claras y completas; este bloque se caracterizó más por tratar de demostrar quién era el más o el menos corrupto. Quizá el planteamiento de la independencia del fiscal general haya sido la propuesta más directa. Queda para los memes y el humor mexicano la propuesta de Jaime Rodríguez, El Bronco, de “cortarle la mano a los corruptos” y los departamentos que López Obrador le regala a Meade. Por lo demás todo giró en torno a transmitir la idea de “Yo soy quien puede acabar con los corruptos”.

Para el tercer bloque, las ideas se desdibujaron, se esbozaron propuestas muy elementales sobre cuestiones de género, pueblos originarios, la revocación del mandato, sin llegar a propuestas concretas. Algo que dijo El Bronco de pasada, que nadie más retomó, es la segunda vuelta para elegir presidente, lo cual me parece un tema crucial para el futuro.

En mi opinión, la jornada transcurrió con El Bronco y Margarita Zavala denunciando la inequidad del proceso y acusando a los partidos políticos de repartirse el pastel de los recursos públicos; vimos a un Andrés Manuel muy seguro de su triunfo, apelando a su experiencia como Jefe de Gobierno y con respuestas circulares sin argumento para evitar confrontaciones que pudieran desgastarlo; también observamos a José Antonio Meade abundando en su propuesta de fortalecer a las instituciones para lograr el desarrollo de México y con su idea fuerza de ser un presidente sin fuero; y a un Ricardo Anaya mostrándose como un candidato documentado y con argumentos para sostener el debate, y defendiéndose de las acusaciones en su contra.

El segundo debate será el 20 de mayo en Tijuana, para algunos expertos ese segundo debate será definitivo para marcar la tendencia del voto ciudadano. Mientras tanto entraremos al segundo mes de campaña.


El pasado domingo 22 de abril, se produjo el primer debate entre los candidatos a la presidencia de la república. Bajo un formato menos rígido que en procesos anteriores, escuchamos los planteamientos y las formas de pensar y abordar los problemas nacionales de los cinco aspirantes presidenciales. Entre ideas incompletas, intercambio de cuestionamientos, acusaciones y algunos argumentos de fondo, durante dos horas afrontaron cinco temas divididos en tres bloques. En el primer bloque se presentaron las ideas sobre la seguridad; en el segundo se habló de la corrupción; mientras que en el tercer bloque se integraron los temas de democracia, pluralismo y grupos vulnerables.

Si analizamos el contenido del debate se puede decir que no hubo avances significativos. Plantear cinco temas para discutir entre cinco candidatos durante dos horas es, evidentemente, insuficiente para conocer a cabalidad el programa de gobierno de los próximos seis años. Con intervenciones de minuto y medio para exponer sus propuestas y de dos minutos y medio, divididos en un minuto máximo para la mesa de diálogo, los candidatos mostraron sus habilidades y limitaciones a la hora de responder. El tratamiento efectivo de los proyectos quedó postergado.

Cada candidato estableció su sello personal y trató de proyectar a los televidentes una imagen de confianza, conocimiento de las cosas y capacidad para resolver los problemas. En los temas de seguridad destacaron ideas sobre la profesionalización de la policía, el uso de tecnología de vanguardia, el respeto a las fuerzas armadas y el controvertido tema de la amnistía, o no, a los integrantes del crimen organizado.

En cuestión de combate a la corrupción no hubo planteamientos nuevos ni propuestas claras y completas; este bloque se caracterizó más por tratar de demostrar quién era el más o el menos corrupto. Quizá el planteamiento de la independencia del fiscal general haya sido la propuesta más directa. Queda para los memes y el humor mexicano la propuesta de Jaime Rodríguez, El Bronco, de “cortarle la mano a los corruptos” y los departamentos que López Obrador le regala a Meade. Por lo demás todo giró en torno a transmitir la idea de “Yo soy quien puede acabar con los corruptos”.

Para el tercer bloque, las ideas se desdibujaron, se esbozaron propuestas muy elementales sobre cuestiones de género, pueblos originarios, la revocación del mandato, sin llegar a propuestas concretas. Algo que dijo El Bronco de pasada, que nadie más retomó, es la segunda vuelta para elegir presidente, lo cual me parece un tema crucial para el futuro.

En mi opinión, la jornada transcurrió con El Bronco y Margarita Zavala denunciando la inequidad del proceso y acusando a los partidos políticos de repartirse el pastel de los recursos públicos; vimos a un Andrés Manuel muy seguro de su triunfo, apelando a su experiencia como Jefe de Gobierno y con respuestas circulares sin argumento para evitar confrontaciones que pudieran desgastarlo; también observamos a José Antonio Meade abundando en su propuesta de fortalecer a las instituciones para lograr el desarrollo de México y con su idea fuerza de ser un presidente sin fuero; y a un Ricardo Anaya mostrándose como un candidato documentado y con argumentos para sostener el debate, y defendiéndose de las acusaciones en su contra.

El segundo debate será el 20 de mayo en Tijuana, para algunos expertos ese segundo debate será definitivo para marcar la tendencia del voto ciudadano. Mientras tanto entraremos al segundo mes de campaña.


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