/ lunes 14 de septiembre de 2020

El campo de los sueños | Los malosos


Al momento de escribir estas líneas, comienza una nueva etapa para mi equipo, los Raiders. Para la temporada que hoy inicia queda atrás Oakland y uno de los estadios más modestos de la NFL y llegan Las Vegas y un impresionante Allegiant Stadium.

Para las personas de mi generación, ser seguidor de los Raiders es complicado. Décadas de pésimos resultados con un número contado de temporadas ganadoras, hace que ser fanático de los Malosos sea más un acto sentimental que racional.

Mis hijos cuando comenzaron a interesarse en la NFL, dejaron atrás mi lealtad hacía los de negro y plata y se inclinaron hacia equipos con mejores resultados. El mayor es fanático de los Cuervos, mientras el pequeño, es Patriota. Este último, la semana pasada cuando comentábamos sobre el inicio de la temporada, me preguntó cuándo y cómo me había hecho seguidor de los Raiders.

Mis primeros recuerdos del Futbol Americano, se remontan a la temporada 1983-1984. A los ocho años de edad, era poco lo que entendía del deporte de las tacleadas, pero la personalidad, el uniforme de los Raiders dirigidos por Tom Flores, y algunos jugadores, como Jim Plunkett, Marcus Allen y Lyle Alzado llamaron poderosamente mi atención.

En esa época, derivado de la rudeza con la que jugaban, la indisciplina en el terreno de juego que se traducía en gran cantidad de castigos y de la fiereza de algunos de sus fanáticos, el cronista Fernando Van Rossum les comenzó a llamar “Malosos”, mote que a la fecha se mantiene.

Surgidos en 1960 como integrantes de la antigua American Footbal League, los Raiders tuvieron en los setenta su época de oro. Comandados por un carismático entrenador, John Madden, los de negro y plata ganaron en siete ocasiones su división, la Oeste de la Conferencia Americana y en 1976 derrotaron 32 a 14 a los Vikingos de Minnesota en el Super Bowl XI.

En 1981, ya bajo las órdenes de Tom Flores y con Jim Plunkett en los controles, los Malosos obtuvieron su segundo anillo de la NFL, al derrotar 27 a 10 a las Águilas de Filadelfia. Su tercer y último campeonato llegaría tres años más tarde cuando Marcus Allen corrió para 191 yardas y dos anotaciones, permitiendo que los Raiders aplastaran 38 a 9 a los Pieles Rojas de Washington en el Super Bowl XVIII.

De ese momento en adelante, los resultados positivos para los Malosos han escaseado. En 37 años, solamente en una ocasión han jugado el Súper Domingo. En la campaña 2002-2003, Rich Gannon andaba en plan espectacular y parecía que la sequía de décadas para los Raiders concluía, sin embargo, John Gruden que había dejado la dirigencia de los de negro y plata ese año para manejar a los Bucaneros de Tampa Bay, los dominó de principio a fin y el Super Bowl XXXVII concluyó con una aplastante derrota.

Alcanzar un nuevo Súper Tazón parece lejano para los Raiders, pero su nueva casa, el Allegiant Stadium, en Las Vegas, transforma a los Malosos en uno de los equipos más atractivos.


Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi


Al momento de escribir estas líneas, comienza una nueva etapa para mi equipo, los Raiders. Para la temporada que hoy inicia queda atrás Oakland y uno de los estadios más modestos de la NFL y llegan Las Vegas y un impresionante Allegiant Stadium.

Para las personas de mi generación, ser seguidor de los Raiders es complicado. Décadas de pésimos resultados con un número contado de temporadas ganadoras, hace que ser fanático de los Malosos sea más un acto sentimental que racional.

Mis hijos cuando comenzaron a interesarse en la NFL, dejaron atrás mi lealtad hacía los de negro y plata y se inclinaron hacia equipos con mejores resultados. El mayor es fanático de los Cuervos, mientras el pequeño, es Patriota. Este último, la semana pasada cuando comentábamos sobre el inicio de la temporada, me preguntó cuándo y cómo me había hecho seguidor de los Raiders.

Mis primeros recuerdos del Futbol Americano, se remontan a la temporada 1983-1984. A los ocho años de edad, era poco lo que entendía del deporte de las tacleadas, pero la personalidad, el uniforme de los Raiders dirigidos por Tom Flores, y algunos jugadores, como Jim Plunkett, Marcus Allen y Lyle Alzado llamaron poderosamente mi atención.

En esa época, derivado de la rudeza con la que jugaban, la indisciplina en el terreno de juego que se traducía en gran cantidad de castigos y de la fiereza de algunos de sus fanáticos, el cronista Fernando Van Rossum les comenzó a llamar “Malosos”, mote que a la fecha se mantiene.

Surgidos en 1960 como integrantes de la antigua American Footbal League, los Raiders tuvieron en los setenta su época de oro. Comandados por un carismático entrenador, John Madden, los de negro y plata ganaron en siete ocasiones su división, la Oeste de la Conferencia Americana y en 1976 derrotaron 32 a 14 a los Vikingos de Minnesota en el Super Bowl XI.

En 1981, ya bajo las órdenes de Tom Flores y con Jim Plunkett en los controles, los Malosos obtuvieron su segundo anillo de la NFL, al derrotar 27 a 10 a las Águilas de Filadelfia. Su tercer y último campeonato llegaría tres años más tarde cuando Marcus Allen corrió para 191 yardas y dos anotaciones, permitiendo que los Raiders aplastaran 38 a 9 a los Pieles Rojas de Washington en el Super Bowl XVIII.

De ese momento en adelante, los resultados positivos para los Malosos han escaseado. En 37 años, solamente en una ocasión han jugado el Súper Domingo. En la campaña 2002-2003, Rich Gannon andaba en plan espectacular y parecía que la sequía de décadas para los Raiders concluía, sin embargo, John Gruden que había dejado la dirigencia de los de negro y plata ese año para manejar a los Bucaneros de Tampa Bay, los dominó de principio a fin y el Super Bowl XXXVII concluyó con una aplastante derrota.

Alcanzar un nuevo Súper Tazón parece lejano para los Raiders, pero su nueva casa, el Allegiant Stadium, en Las Vegas, transforma a los Malosos en uno de los equipos más atractivos.


Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

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