/ domingo 19 de julio de 2020

El Cronista Sanjuanense

Los patronos


Lo más lógico sería pensar que miembros de la Iglesia o los mismos pobladores de una comunidad designen a su santo protector. Pero en el imaginario de las personas esta lógica no funciona. La fantasía rebasa la realidad y a través de un género narrativo como las leyendas se explican los motivos que encauzaron el establecimiento de un patronazgo y cómo se desarrollaron los acontecimientos.

Casi todos confluyen en una misma idea: el santo decidió quedarse, honrando de esta manera a los pobladores, que sorpresivamente se ven beneficiados al tenerlo como patrono. Por obvias razones, las leyendas que narran las circunstancias de su llegada serán importantes para la colectividad.

Entre las leyendas que cuenta la gente encontramos los siguientes motivos: la imagen del santo apareció en una cueva, cerro, montaña o colina, o en la frontera entre dos pueblos. “…lo encontraron en una peña, luego lo trajeron al templo pero al otro día ya no estaba, se regresó a la peña porque ahí quería estar.”

Otra posibilidad es que la imagen haya sido abandonada por extraños fuereños que misteriosamente desaparecen o que ya no regresaron por ella, una vez de haber cumplido lo que a todas luces ha sido una misión celestial. “…hace muchos años unos peregrinos la trajeron consigo, la encargaron en el templo y ya no regresaron por ella; desde ese día lo que era mal tiempo mejoró y nos ha ido mejor con el santito al que le hicimos su capilla, lo cuidamos y le hacemos gran fiesta.”

Otra circunstancia, siguiendo una tradición muy conocida en las historias de santos, la imagen al ser traslada de sitio a otro cambia de peso, haciéndose tan pesada que es imposible moverla del lugar donde el santo ha decidido quedarse y donde se construirá un templo en su honor.

En San Juan del Río, aunque no es el caso de los patronos en los templos surgidos por los motivos anteriormente mencionados, sí se mantiene vigente gran tradición sobre algunas imágenes religiosas de gran devoción, que forman parte de nuestra cultura popular. Así tenemos por ejemplo al Jesús Nazareno de las Tres Caídas, una escultura de bulto redondo, que se dispuso en la capilla abierta que se construyó entre los dos templos principales de la ciudad (templo de Naturales y parroquia de Españoles) en 1785 y que permanece en uno de los altares laterales del templo parroquial; lo mismo con la pintura de la Virgen de Guadalupe en su santuario (antigua parroquia de españoles). Estas dos imágenes, según la tradición oral, cambiaron de peso, se hicieron pesadas haciendo imposible el moverlas, señal de que decidieron quedarse aquí en San Juan.

Por otro lado la imagen del Jesusito de la Portería, que data del año 1731, aparecida milagrosamente sobre un muro en tres ocasiones, después de haber sido borrada.

En el resto de los templos del antiguo San Juan del Río, las advocaciones se dieron por motivos diferentes a las leyendas o tradiciones, fueron por designio de la Iglesia.

San Juan Bautista, nuestro santo patrono, fue designado como protector por elegirse la fecha del 24 de junio para la fundación de San Juan del Río. El dato más antiguo que se tiene como tal sobre la Parroquia de San Juan Bautista data de entre 1575 y 1598. Su templo es el antiguo de Naturales, que a finales del siglo XIX fue nombrado del Sagrado Corazón de Jesús y que desde 2006 es el templo parroquial de su advocación.

Los patronos


Lo más lógico sería pensar que miembros de la Iglesia o los mismos pobladores de una comunidad designen a su santo protector. Pero en el imaginario de las personas esta lógica no funciona. La fantasía rebasa la realidad y a través de un género narrativo como las leyendas se explican los motivos que encauzaron el establecimiento de un patronazgo y cómo se desarrollaron los acontecimientos.

Casi todos confluyen en una misma idea: el santo decidió quedarse, honrando de esta manera a los pobladores, que sorpresivamente se ven beneficiados al tenerlo como patrono. Por obvias razones, las leyendas que narran las circunstancias de su llegada serán importantes para la colectividad.

Entre las leyendas que cuenta la gente encontramos los siguientes motivos: la imagen del santo apareció en una cueva, cerro, montaña o colina, o en la frontera entre dos pueblos. “…lo encontraron en una peña, luego lo trajeron al templo pero al otro día ya no estaba, se regresó a la peña porque ahí quería estar.”

Otra posibilidad es que la imagen haya sido abandonada por extraños fuereños que misteriosamente desaparecen o que ya no regresaron por ella, una vez de haber cumplido lo que a todas luces ha sido una misión celestial. “…hace muchos años unos peregrinos la trajeron consigo, la encargaron en el templo y ya no regresaron por ella; desde ese día lo que era mal tiempo mejoró y nos ha ido mejor con el santito al que le hicimos su capilla, lo cuidamos y le hacemos gran fiesta.”

Otra circunstancia, siguiendo una tradición muy conocida en las historias de santos, la imagen al ser traslada de sitio a otro cambia de peso, haciéndose tan pesada que es imposible moverla del lugar donde el santo ha decidido quedarse y donde se construirá un templo en su honor.

En San Juan del Río, aunque no es el caso de los patronos en los templos surgidos por los motivos anteriormente mencionados, sí se mantiene vigente gran tradición sobre algunas imágenes religiosas de gran devoción, que forman parte de nuestra cultura popular. Así tenemos por ejemplo al Jesús Nazareno de las Tres Caídas, una escultura de bulto redondo, que se dispuso en la capilla abierta que se construyó entre los dos templos principales de la ciudad (templo de Naturales y parroquia de Españoles) en 1785 y que permanece en uno de los altares laterales del templo parroquial; lo mismo con la pintura de la Virgen de Guadalupe en su santuario (antigua parroquia de españoles). Estas dos imágenes, según la tradición oral, cambiaron de peso, se hicieron pesadas haciendo imposible el moverlas, señal de que decidieron quedarse aquí en San Juan.

Por otro lado la imagen del Jesusito de la Portería, que data del año 1731, aparecida milagrosamente sobre un muro en tres ocasiones, después de haber sido borrada.

En el resto de los templos del antiguo San Juan del Río, las advocaciones se dieron por motivos diferentes a las leyendas o tradiciones, fueron por designio de la Iglesia.

San Juan Bautista, nuestro santo patrono, fue designado como protector por elegirse la fecha del 24 de junio para la fundación de San Juan del Río. El dato más antiguo que se tiene como tal sobre la Parroquia de San Juan Bautista data de entre 1575 y 1598. Su templo es el antiguo de Naturales, que a finales del siglo XIX fue nombrado del Sagrado Corazón de Jesús y que desde 2006 es el templo parroquial de su advocación.