/ domingo 26 de septiembre de 2021

El cronista sanjuanense | Compañía Hidroeléctrica Queretana

El siglo XX inició con gran júbilo para la población y el gobierno queretano, quienes veían en los años por venir la oportunidad de consolidar la política del progreso en la entidad. Desde finales del siglo XIX, en 1898, nació la inquietud de aprovechar las aguas del río San Juan para generar energía eléctrica, proyectando para ello edificar una presa en inmediaciones de Tequisquiapan.

La presa Centenario se empezó a construir en mayo de 1909, se terminó en julio de 1910 y fue inaugurada el 12 de septiembre de aquel año como obra en celebración del centenario de la Independencia de México. Eran tiempos del porfiriato. En Tequisquiapan, además, se inauguró el quiosco al que nombraron Porfirio Díaz y se abrió la calle Centenario; se cambiaron los antiguos nombres de las calles asignándoles ahora de héroes; se inauguró también el monumento a Miguel Hidalgo en la Plaza de la Constitución y se colocó una placa alusiva a los primeros benefactores de la Instrucción.

Delante de esta presa se seguían recolectando las aguas de los manantiales que emanaban de la misma Tequisquiapan, avanzaba el agua hacia la presa Paso de Tablas hasta encontrarse con el canal Juan B. Alcocer, para seguir por el Túnel de los Balcones y posteriormente por El Canal, continuando por un acueducto hasta llegar a Las Rosas, comunidad ubicada en el municipio de Ezequiel Montes. Fue precisamente en Las Rosas donde se instaló, hacia 1906, la planta de la Compañía Hidroeléctrica Queretana, S. A.

En junio de 1903, se firmó la escritura ante el notario Carlos M. Esquivel, de la Compañía Hidroeléctrica Queretana S.A., teniendo como fundador al señor Ramón Bueno Fernández, entre una veintena de socios queretanos. Al año siguiente se determinó el sitio de caída de agua y final de las obras el conocido entonces como “Paso de las Rosas”.

En aquella época solo algunas casas de la ciudad de Querétaro contaban con energía eléctrica, la cual obtenían de una máquina de vapor propiedad del señor Antonio M. Loyola. La Compañía Hidroeléctrica Queretana surgió con el propósito de lograr la generación de electricidad para surtir a la capital queretana. Fue considerada como uno de los más imponentes ejemplos de ingeniería moderna en el país en su época.

El 15 de septiembre de 1906 a las siete de la mañana, el gobernador y el presidente de la compañía Francisco González de Cosío, inauguraron la planta hidroeléctrica, así como la instalación del alumbrado de la ciudad de Querétaro, encendiéndose cien luminarias de principales calles.

Con transformadores de 33,000 volts, la compañía logró llevar la energía eléctrica a Querétaro en la primera década del siglo XX. La electricidad que producía llegó por primera vez la subestación de La Valla (San Juan del Río), de ahí a la San Ildefonso, luego a El Colorado y finalmente a la planta receptora en la ciudad de Querétaro.

La hidroeléctrica estaba bajo control de industriales y comerciantes queretanos, identidad que generó orgullo a nivel nacional. Para 1922, transitó a inversión extranjera. Con el paso del tiempo y la modernización de la industria eléctrica, quedó en desuso.

En la actualidad, la comunidad de Las Rosas es una pequeña población que se formó con familias de empleados de la hidroeléctrica que se quedaron a radicar ahí, por cierto, en una cañada muy dificultosa de acceder.

Las instalaciones de la empresa, están en estado ruinoso, no son utilizadas, a excepción de la escuela que actualmente funciona como Jardín de Niños bajo el nombre de "Niños Héroes".

Parte del agua captada mediante la infraestructura que utilizó la hidroeléctrica sigue llegando a Las Rosas.

El siglo XX inició con gran júbilo para la población y el gobierno queretano, quienes veían en los años por venir la oportunidad de consolidar la política del progreso en la entidad. Desde finales del siglo XIX, en 1898, nació la inquietud de aprovechar las aguas del río San Juan para generar energía eléctrica, proyectando para ello edificar una presa en inmediaciones de Tequisquiapan.

La presa Centenario se empezó a construir en mayo de 1909, se terminó en julio de 1910 y fue inaugurada el 12 de septiembre de aquel año como obra en celebración del centenario de la Independencia de México. Eran tiempos del porfiriato. En Tequisquiapan, además, se inauguró el quiosco al que nombraron Porfirio Díaz y se abrió la calle Centenario; se cambiaron los antiguos nombres de las calles asignándoles ahora de héroes; se inauguró también el monumento a Miguel Hidalgo en la Plaza de la Constitución y se colocó una placa alusiva a los primeros benefactores de la Instrucción.

Delante de esta presa se seguían recolectando las aguas de los manantiales que emanaban de la misma Tequisquiapan, avanzaba el agua hacia la presa Paso de Tablas hasta encontrarse con el canal Juan B. Alcocer, para seguir por el Túnel de los Balcones y posteriormente por El Canal, continuando por un acueducto hasta llegar a Las Rosas, comunidad ubicada en el municipio de Ezequiel Montes. Fue precisamente en Las Rosas donde se instaló, hacia 1906, la planta de la Compañía Hidroeléctrica Queretana, S. A.

En junio de 1903, se firmó la escritura ante el notario Carlos M. Esquivel, de la Compañía Hidroeléctrica Queretana S.A., teniendo como fundador al señor Ramón Bueno Fernández, entre una veintena de socios queretanos. Al año siguiente se determinó el sitio de caída de agua y final de las obras el conocido entonces como “Paso de las Rosas”.

En aquella época solo algunas casas de la ciudad de Querétaro contaban con energía eléctrica, la cual obtenían de una máquina de vapor propiedad del señor Antonio M. Loyola. La Compañía Hidroeléctrica Queretana surgió con el propósito de lograr la generación de electricidad para surtir a la capital queretana. Fue considerada como uno de los más imponentes ejemplos de ingeniería moderna en el país en su época.

El 15 de septiembre de 1906 a las siete de la mañana, el gobernador y el presidente de la compañía Francisco González de Cosío, inauguraron la planta hidroeléctrica, así como la instalación del alumbrado de la ciudad de Querétaro, encendiéndose cien luminarias de principales calles.

Con transformadores de 33,000 volts, la compañía logró llevar la energía eléctrica a Querétaro en la primera década del siglo XX. La electricidad que producía llegó por primera vez la subestación de La Valla (San Juan del Río), de ahí a la San Ildefonso, luego a El Colorado y finalmente a la planta receptora en la ciudad de Querétaro.

La hidroeléctrica estaba bajo control de industriales y comerciantes queretanos, identidad que generó orgullo a nivel nacional. Para 1922, transitó a inversión extranjera. Con el paso del tiempo y la modernización de la industria eléctrica, quedó en desuso.

En la actualidad, la comunidad de Las Rosas es una pequeña población que se formó con familias de empleados de la hidroeléctrica que se quedaron a radicar ahí, por cierto, en una cañada muy dificultosa de acceder.

Las instalaciones de la empresa, están en estado ruinoso, no son utilizadas, a excepción de la escuela que actualmente funciona como Jardín de Niños bajo el nombre de "Niños Héroes".

Parte del agua captada mediante la infraestructura que utilizó la hidroeléctrica sigue llegando a Las Rosas.