/ domingo 15 de agosto de 2021

El cronista sanjuanense | La fundación de Tequisquiapan

Por mucho tiempo, siglos, Tequisquiapan perteneció a San Juan del Río. La historia de la tierra del tequesquite o salitral, no se puede entender sin San Juan.

Veinte años después de fundado San Juan del Río, se fundó el pueblo de al que se le dio el nombre de Santa maría de la Asunción de Tequisquiapan y Aguascalientes, mismo que perteneció desde el siglo XVI a la jurisdicción de San Juan del Río. Tequisquiapan es de los pocos pueblos que cuentan con una cédula de fundación, conocimiento de la cual debemos al historiador y cronista Rafael Ayala Echávarri, quien aseguró que la estudió en el sitio de su resguardo: el Archivo General de la Nación.

Por esa Cédula sabemos que, en el año 1551, por Cédulas Reales de Carlos V, firmadas por el virrey de la Nueva España, Luis de Velasco, y dadas a conocer por el conquistador indígena Nicolás de San Luis Montañez, ocurrió el 24 de julio de aquel año.

Según la mítica fundación de Tequisquiapan cuenta que, San Luis Montañez, acompañado de sus caudillos y capitanes Alonso de Guzmán, Alonso de Granados, Ángel de Villafaña y el padre Juan Bautista, se congregaron al despuntar el alba junto a los indios chichimecas en el lugar señalado para la fundación, en donde se plantó una cruz y se formó con un montón de piedras, cubierto con hierbas y flores, un altar, en donde el padre Juan Bautista celebró el Santo Sacrificio de la misa.

Nicolás de San Luis Montañez, vestido de manera muy vistosa y extraña para los indios (tipo europeo), se dirigió a ellos, “amonestándolos con fidelidad el vasallaje ofrecido al rey, encargándoles el estudio de la doctrina cristiana, así como de levantar su iglesia en el lugar en que por primera vez se acababa de celebrar el sacrificio incruento.”

El relato del acto fundacional de Tequisquiapan resulta elocuente. “En seguida, el capitán don Domingo Moreno, tomó en la mano un cordel y una vara de medir de cuatro varas castellanas, y diciendo: ‘En el nombre de la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios Todopoderoso y se su Santísima Madre la Virgen María y de sus Magestades’. Así comenzó a medir las quinientas varas de donde estaba la cruz, que era el asiento y fundación del naciente pueblo, saliendo por los cuatro vientos: Norte, Sur, Oriente y Poniente.

Así ocurrió el fundo legal de Tequisquiapan, tras el cual se hizo la elección de autoridades “resultando por voto de los indios, como Gobernador don Bartolomé de Guzmán, don Juan Quijano y Fiscal Mayor de la Doctrina don Miguel de Bárcena. Los tres indios caciques y principales de este Nuevo pueblo.”

Desde entonces, Tequisquiapan ha tenido como su patrona a la Virgen de la Asunción, que celebra como su fiesta grande el 15 de agosto. Incluso, se cuenta con una figura de bulto que se dice data del siglo XVI, y que fue traída por los españoles justo en el contexto de la fundación de Tequisquiapan; esta imagen se conserva en el templo del barrio La Magdalena, lugar donde tuvo lugar el fundo legal.

Posterior a la fundación de lo que hoy es La Magdalena, se fincó el asentamiento español en lo que hoy es la cabecera municipal, existe una capilla de indios anexa a la parroquia, la cual fue construida hacia el año 1596.

Cerca del pueblo recién fundado -que ya estaba poblado por indígenas anteriormente-, estaban unos ojos de aguas termales que brotaban de forma permanente, de allí el nombre de “Aguascalientes”. Según documentos del siglo XVIII generados por el Marqués de Valero, Baltazar de Zúñiga, virrey de Nueva España (1716-1722), a este sitio se le llamaba “Mar Caliente” y estaba a las orillas de un río grande (el río San Juan); ese lugar es el conocido como “La pila”, que era la pila bautismal que fue construida por los misioneros españoles para la evangelización de los naturales hacia 1557. Aquí, hasta los años 90’s del siglo XX todavía la gente acudía a lavar, muchos íbamos a nadar, bañarnos, y a disfrutar de esas deliciosas aguas termales de Tequisquiapan. La alberca sigue ahí, aunque ya no corre agua por ella, y tiene una placa que fue colocada el 5 de agosto de 1973, en la que se menciona al “Balneario público la pila bautismal” construida en 1557.

Por mucho tiempo, siglos, Tequisquiapan perteneció a San Juan del Río. La historia de la tierra del tequesquite o salitral, no se puede entender sin San Juan.

Veinte años después de fundado San Juan del Río, se fundó el pueblo de al que se le dio el nombre de Santa maría de la Asunción de Tequisquiapan y Aguascalientes, mismo que perteneció desde el siglo XVI a la jurisdicción de San Juan del Río. Tequisquiapan es de los pocos pueblos que cuentan con una cédula de fundación, conocimiento de la cual debemos al historiador y cronista Rafael Ayala Echávarri, quien aseguró que la estudió en el sitio de su resguardo: el Archivo General de la Nación.

Por esa Cédula sabemos que, en el año 1551, por Cédulas Reales de Carlos V, firmadas por el virrey de la Nueva España, Luis de Velasco, y dadas a conocer por el conquistador indígena Nicolás de San Luis Montañez, ocurrió el 24 de julio de aquel año.

Según la mítica fundación de Tequisquiapan cuenta que, San Luis Montañez, acompañado de sus caudillos y capitanes Alonso de Guzmán, Alonso de Granados, Ángel de Villafaña y el padre Juan Bautista, se congregaron al despuntar el alba junto a los indios chichimecas en el lugar señalado para la fundación, en donde se plantó una cruz y se formó con un montón de piedras, cubierto con hierbas y flores, un altar, en donde el padre Juan Bautista celebró el Santo Sacrificio de la misa.

Nicolás de San Luis Montañez, vestido de manera muy vistosa y extraña para los indios (tipo europeo), se dirigió a ellos, “amonestándolos con fidelidad el vasallaje ofrecido al rey, encargándoles el estudio de la doctrina cristiana, así como de levantar su iglesia en el lugar en que por primera vez se acababa de celebrar el sacrificio incruento.”

El relato del acto fundacional de Tequisquiapan resulta elocuente. “En seguida, el capitán don Domingo Moreno, tomó en la mano un cordel y una vara de medir de cuatro varas castellanas, y diciendo: ‘En el nombre de la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios Todopoderoso y se su Santísima Madre la Virgen María y de sus Magestades’. Así comenzó a medir las quinientas varas de donde estaba la cruz, que era el asiento y fundación del naciente pueblo, saliendo por los cuatro vientos: Norte, Sur, Oriente y Poniente.

Así ocurrió el fundo legal de Tequisquiapan, tras el cual se hizo la elección de autoridades “resultando por voto de los indios, como Gobernador don Bartolomé de Guzmán, don Juan Quijano y Fiscal Mayor de la Doctrina don Miguel de Bárcena. Los tres indios caciques y principales de este Nuevo pueblo.”

Desde entonces, Tequisquiapan ha tenido como su patrona a la Virgen de la Asunción, que celebra como su fiesta grande el 15 de agosto. Incluso, se cuenta con una figura de bulto que se dice data del siglo XVI, y que fue traída por los españoles justo en el contexto de la fundación de Tequisquiapan; esta imagen se conserva en el templo del barrio La Magdalena, lugar donde tuvo lugar el fundo legal.

Posterior a la fundación de lo que hoy es La Magdalena, se fincó el asentamiento español en lo que hoy es la cabecera municipal, existe una capilla de indios anexa a la parroquia, la cual fue construida hacia el año 1596.

Cerca del pueblo recién fundado -que ya estaba poblado por indígenas anteriormente-, estaban unos ojos de aguas termales que brotaban de forma permanente, de allí el nombre de “Aguascalientes”. Según documentos del siglo XVIII generados por el Marqués de Valero, Baltazar de Zúñiga, virrey de Nueva España (1716-1722), a este sitio se le llamaba “Mar Caliente” y estaba a las orillas de un río grande (el río San Juan); ese lugar es el conocido como “La pila”, que era la pila bautismal que fue construida por los misioneros españoles para la evangelización de los naturales hacia 1557. Aquí, hasta los años 90’s del siglo XX todavía la gente acudía a lavar, muchos íbamos a nadar, bañarnos, y a disfrutar de esas deliciosas aguas termales de Tequisquiapan. La alberca sigue ahí, aunque ya no corre agua por ella, y tiene una placa que fue colocada el 5 de agosto de 1973, en la que se menciona al “Balneario público la pila bautismal” construida en 1557.