/ miércoles 6 de enero de 2021

El Espectador | La Sedena y el control de información

Francisco Antonio Enríquez Rojas, director general de Comunicación Social de la Secretaría de la Defensa Nacional, acostumbra sugerir que las notas que se escriben sobre la institución que encabeza Luis Cresencio Sandoval González, no están sustentadas o que es necesario que ellos autoricen los textos para que salgan a la luz. Al menos es lo que se deja ver en las cartas que ha enviado a este reportero en varias ocasiones.

“Se le invita a que, al realizar una publicación sobre esta Secretaría, se corrobore previamente la veracidad de la información, por lo que se le reitera la disposición de esta Dirección General de atender sus requerimientos y hacer las aclaraciones necesarias”, dice en una de sus más recientes misivas el General Brigadier.

Sugiere al mismo tiempo, que los reporteros inventan la información y que hay que pedirles permiso de publicar. Lo cierto es que en la mayoría de los casos, lo que se ha publicado surge a partir de peticiones de acceso a la información a través de las herramientas que ha desarrollado y perfeccionado el Instituto Nacional de Transparencia a lo largo de los años.

Por la vía tradicional, como muchos reporteros pueden confirmar, la Sedena no responde. El tiempo que se toman para decir que de algo no hablarán es cómodo para los burócratas encargados de comunicar las acciones y posicionamientos de los militares. Es más fácil encontrar filtraciones con columnistas amigos de los altos mandos, que una respuesta directa más allá de un boletín que huele a propaganda.

Muchos cuestionamientos por ejemplo rondan la detención del General Salvador Cienfuegos Zepeda, pero hasta el momento, por más solicitudes de información que se hacen directamente con la oficina de Francisco Antonio Enríquez Rojas, no hay respuestas. Por ejemplo: ¿Por qué se investiga al secretario de Defensa de Enrique Peña Nieto? ¿Cuál es el rol de la Sedena en este conflicto? ¿Qué explicación ofrece Luis Cresencio Sandoval González a los mexicanos sobre el comportamiento de uno de sus miembros más distinguidos? ¿Defiende la Sedena al general Cienfuegos? ¿Cuántos militares ligados a este hombre han sido suspendidos, arrestados o están bajo investigación en estos momentos? ¿Por qué no han roto el silencio?

En la más reciente carta que nos envían desde la Sedena, por cierto, nos reiteran que otorgaron mil 129 permisos para portar armas en México en los últimos 9 años, y que los permisos otorgados a extranjeros que señala la nota han sido “extraordinarios”, para servidores públicos extranjeros que acompañaron como personal de seguridad (escoltas), en visitas oficiales a jefes de Estado, jefes de Gobierno, ministros o equivalentes, pero de ninguna manera para agentes de organizaciones extranjeras que operan en México.

Dicen que interpretamos mal la información que ellos mismos nos dieron, a través de una solicitud de información pública. Fueron servidores públicos extranjeros, no agentes.

Francisco Antonio Enríquez Rojas, director general de Comunicación Social de la Secretaría de la Defensa Nacional, acostumbra sugerir que las notas que se escriben sobre la institución que encabeza Luis Cresencio Sandoval González, no están sustentadas o que es necesario que ellos autoricen los textos para que salgan a la luz. Al menos es lo que se deja ver en las cartas que ha enviado a este reportero en varias ocasiones.

“Se le invita a que, al realizar una publicación sobre esta Secretaría, se corrobore previamente la veracidad de la información, por lo que se le reitera la disposición de esta Dirección General de atender sus requerimientos y hacer las aclaraciones necesarias”, dice en una de sus más recientes misivas el General Brigadier.

Sugiere al mismo tiempo, que los reporteros inventan la información y que hay que pedirles permiso de publicar. Lo cierto es que en la mayoría de los casos, lo que se ha publicado surge a partir de peticiones de acceso a la información a través de las herramientas que ha desarrollado y perfeccionado el Instituto Nacional de Transparencia a lo largo de los años.

Por la vía tradicional, como muchos reporteros pueden confirmar, la Sedena no responde. El tiempo que se toman para decir que de algo no hablarán es cómodo para los burócratas encargados de comunicar las acciones y posicionamientos de los militares. Es más fácil encontrar filtraciones con columnistas amigos de los altos mandos, que una respuesta directa más allá de un boletín que huele a propaganda.

Muchos cuestionamientos por ejemplo rondan la detención del General Salvador Cienfuegos Zepeda, pero hasta el momento, por más solicitudes de información que se hacen directamente con la oficina de Francisco Antonio Enríquez Rojas, no hay respuestas. Por ejemplo: ¿Por qué se investiga al secretario de Defensa de Enrique Peña Nieto? ¿Cuál es el rol de la Sedena en este conflicto? ¿Qué explicación ofrece Luis Cresencio Sandoval González a los mexicanos sobre el comportamiento de uno de sus miembros más distinguidos? ¿Defiende la Sedena al general Cienfuegos? ¿Cuántos militares ligados a este hombre han sido suspendidos, arrestados o están bajo investigación en estos momentos? ¿Por qué no han roto el silencio?

En la más reciente carta que nos envían desde la Sedena, por cierto, nos reiteran que otorgaron mil 129 permisos para portar armas en México en los últimos 9 años, y que los permisos otorgados a extranjeros que señala la nota han sido “extraordinarios”, para servidores públicos extranjeros que acompañaron como personal de seguridad (escoltas), en visitas oficiales a jefes de Estado, jefes de Gobierno, ministros o equivalentes, pero de ninguna manera para agentes de organizaciones extranjeras que operan en México.

Dicen que interpretamos mal la información que ellos mismos nos dieron, a través de una solicitud de información pública. Fueron servidores públicos extranjeros, no agentes.