/ jueves 15 de marzo de 2018

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. NETA ¿METE LAS MANOS AL FUEGO? La desesperación es mala consejera. Nos hace hacer y decir cosas totalmente fuera de lugar. Tal es el caso con una reciente declaración del candidato Pepe Meade, quien refiriéndose al asunto de la corrupción afirmó, tajante, que metía las manos al fuego por todos los servidores públicos. Y ahora sí que, como dijo Jack, vámonos por partes. Primero, ¿qué diablos es la corrupción? Según el Diccionario de la Lengua Española, citamos textual: “en las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. Según estudios de la organización no gubernamental Transparencia Internacional la corrupción es mayoritariamente percibida como “el abuso de un poder delegado para beneficio propio”. Y si bien sus implicaciones son, en principio, de naturaleza administrativa, ya que para que se actualice un supuesto de corrupción es indispensable la participación de un “agente público”; sus consecuencias fácilmente alcanzan el ámbito criminal. En este sentido, el Código Penal Federal contempla un título completo denominado “Los delitos por hechos de corrupción”, en el que encontramos los siguientes tipos delictivos: ejercicio ilícito del servicio público, coalición de servidores públicos, uso ilícito de atribuciones y facultades, concusión, tráfico de influencias, cohecho, peculado y enriquecimiento ilícito, por citar solo algunos. Desde la óptica internacional, atendiendo a información de Transparencia Mexicana, según las más recientes mediciones ocupamos el vergonzoso primer lugar como el país más corrupto de entre las 35 economías que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con una calificación de 30 puntos en una escala de 100. En este orden de ideas, vista desde el ángulo social, es un hecho indiscutible que la corrupción es la causa principal del hartazgo ciudadano que tiene al Presidente Enrique Peña Nieto con un nivel de aprobación de apenas 22%, no obstante los avances de su administración en otros rubros, y a la marca política “PRI” como una carga casi insostenible para sus candidatos a lo largo y ancho del país. Y es que el tema de la famosa Casa Blanca no fue el padecimiento, como muchos creyeron e increíblemente aún creen, sino sólo uno de los múltiples síntomas. Así las cosas y con el ánimo de ser sintéticos, tenemos a un país sumido en la corrupción, para la cual es fundamental la participación de servidores públicos, ya que si ninguno es corrupto entonces, simple y sencillamente: ¡no existe la corrupción!

SEGUNDO ACTO. SE VA A QUEMAR. Es en este punto donde la puerca tuerce el rabo. Porque lo que hizo Don Pepe Meade fue precisamente negar la corrupción, lo que - dicho con el mayor respeto posible - resulta francamente bobo a estas alturas, si lo que busca es convencer a la de por sí escéptica población de que va a entrarle a los problemas del país, dicho sea de paso, para la mayoría encabezados por, sorpresa, la corrupción. Además es un absurdo en sí mismo, porque días antes en el aniversario del PRI se había comprometido a combatir la corrupción que hoy simplemente niega. Entendemos que hay servidores públicos honestos, afortunadamente, y también que el hecho de trabajar en el gobierno, independientemente del nivel o función, no obliga al funcionario a simpatizar o militar en el partido de su jefe. De hecho, para eso se supone que está el servicio civil de carrera. Lo ideal sería tener excelentes servidores públicos cada vez más ajenos a los vaivenes políticos. Pero de ahí a negar que la corrupción es un cáncer que ha hecho metástasis en el sistema político mexicano hay un abismo. ¿Meterá las manos al fuego Meade por todos los secretarios de la administración peñista? Si es así… váyanle consiguiendo una pomada de La Campana porque se va a quemar las manitas. Donde más recursos hubo más fiscalización habrá o ¿a poco los recursos desaparecen solos? Si es así, si todos son honestísimas personas, pues que desperdicio en crear e implementar un sistema nacional anticorrupción con un alud de nuevas leyes e instituciones.

TERCER ACTO. QUE SE JODA EL PAÍS. Los trabajos congresionales están atascados. Política mata legislación. En el Senado de la República las grillas y la obscena prevalencia de los intereses partidarios y hasta familiares de los “líderes”, han obstruido más de 70 nombramientos que van desde los fiscales general y anticorrupción hasta integrantes del INAI y otros organismos dizque autónomos. El problema es que el modus operandi es a través de la perversa política de las cuotas y, dado el enfrentamiento electoral, pues simplemente no hay espacio para los consensos. Así entonces, como dijo mi abuelita, que se joda el país. Es una vergüenza la mezquindad que prevalece por aquellos rumbos. Y da escalofríos solo pensar que un buen número de estos irresponsables, como son avezados maestros del trapecio político, ya agarraron la liana para aterrizar en la Cámara de Diputados otros 3 añitos.

TRAS BAMBALINAS. ES MÁS FÁCIL VER UN OVNI. ¿Cuál sería el reto más complejo hoy en un rally queretano? Tomarse una selfie con un ciclista en la ciclopista. Casi imposible. Se encuentra uno peatones, vendedores ambulantes y autos mal estacionados, pero ciclistas nada más no. Es más fácil ver un ovni en Bernal.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. NETA ¿METE LAS MANOS AL FUEGO? La desesperación es mala consejera. Nos hace hacer y decir cosas totalmente fuera de lugar. Tal es el caso con una reciente declaración del candidato Pepe Meade, quien refiriéndose al asunto de la corrupción afirmó, tajante, que metía las manos al fuego por todos los servidores públicos. Y ahora sí que, como dijo Jack, vámonos por partes. Primero, ¿qué diablos es la corrupción? Según el Diccionario de la Lengua Española, citamos textual: “en las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. Según estudios de la organización no gubernamental Transparencia Internacional la corrupción es mayoritariamente percibida como “el abuso de un poder delegado para beneficio propio”. Y si bien sus implicaciones son, en principio, de naturaleza administrativa, ya que para que se actualice un supuesto de corrupción es indispensable la participación de un “agente público”; sus consecuencias fácilmente alcanzan el ámbito criminal. En este sentido, el Código Penal Federal contempla un título completo denominado “Los delitos por hechos de corrupción”, en el que encontramos los siguientes tipos delictivos: ejercicio ilícito del servicio público, coalición de servidores públicos, uso ilícito de atribuciones y facultades, concusión, tráfico de influencias, cohecho, peculado y enriquecimiento ilícito, por citar solo algunos. Desde la óptica internacional, atendiendo a información de Transparencia Mexicana, según las más recientes mediciones ocupamos el vergonzoso primer lugar como el país más corrupto de entre las 35 economías que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con una calificación de 30 puntos en una escala de 100. En este orden de ideas, vista desde el ángulo social, es un hecho indiscutible que la corrupción es la causa principal del hartazgo ciudadano que tiene al Presidente Enrique Peña Nieto con un nivel de aprobación de apenas 22%, no obstante los avances de su administración en otros rubros, y a la marca política “PRI” como una carga casi insostenible para sus candidatos a lo largo y ancho del país. Y es que el tema de la famosa Casa Blanca no fue el padecimiento, como muchos creyeron e increíblemente aún creen, sino sólo uno de los múltiples síntomas. Así las cosas y con el ánimo de ser sintéticos, tenemos a un país sumido en la corrupción, para la cual es fundamental la participación de servidores públicos, ya que si ninguno es corrupto entonces, simple y sencillamente: ¡no existe la corrupción!

SEGUNDO ACTO. SE VA A QUEMAR. Es en este punto donde la puerca tuerce el rabo. Porque lo que hizo Don Pepe Meade fue precisamente negar la corrupción, lo que - dicho con el mayor respeto posible - resulta francamente bobo a estas alturas, si lo que busca es convencer a la de por sí escéptica población de que va a entrarle a los problemas del país, dicho sea de paso, para la mayoría encabezados por, sorpresa, la corrupción. Además es un absurdo en sí mismo, porque días antes en el aniversario del PRI se había comprometido a combatir la corrupción que hoy simplemente niega. Entendemos que hay servidores públicos honestos, afortunadamente, y también que el hecho de trabajar en el gobierno, independientemente del nivel o función, no obliga al funcionario a simpatizar o militar en el partido de su jefe. De hecho, para eso se supone que está el servicio civil de carrera. Lo ideal sería tener excelentes servidores públicos cada vez más ajenos a los vaivenes políticos. Pero de ahí a negar que la corrupción es un cáncer que ha hecho metástasis en el sistema político mexicano hay un abismo. ¿Meterá las manos al fuego Meade por todos los secretarios de la administración peñista? Si es así… váyanle consiguiendo una pomada de La Campana porque se va a quemar las manitas. Donde más recursos hubo más fiscalización habrá o ¿a poco los recursos desaparecen solos? Si es así, si todos son honestísimas personas, pues que desperdicio en crear e implementar un sistema nacional anticorrupción con un alud de nuevas leyes e instituciones.

TERCER ACTO. QUE SE JODA EL PAÍS. Los trabajos congresionales están atascados. Política mata legislación. En el Senado de la República las grillas y la obscena prevalencia de los intereses partidarios y hasta familiares de los “líderes”, han obstruido más de 70 nombramientos que van desde los fiscales general y anticorrupción hasta integrantes del INAI y otros organismos dizque autónomos. El problema es que el modus operandi es a través de la perversa política de las cuotas y, dado el enfrentamiento electoral, pues simplemente no hay espacio para los consensos. Así entonces, como dijo mi abuelita, que se joda el país. Es una vergüenza la mezquindad que prevalece por aquellos rumbos. Y da escalofríos solo pensar que un buen número de estos irresponsables, como son avezados maestros del trapecio político, ya agarraron la liana para aterrizar en la Cámara de Diputados otros 3 añitos.

TRAS BAMBALINAS. ES MÁS FÁCIL VER UN OVNI. ¿Cuál sería el reto más complejo hoy en un rally queretano? Tomarse una selfie con un ciclista en la ciclopista. Casi imposible. Se encuentra uno peatones, vendedores ambulantes y autos mal estacionados, pero ciclistas nada más no. Es más fácil ver un ovni en Bernal.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com