/ jueves 2 de agosto de 2018

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. PARTIDOS POLÍTICOS. El nacimiento y desarrollo de los partidos políticos se relaciona con el problema de la participación en la toma de decisiones públicas, mismo que se presenta al momento que tienen lugar las grandes transformaciones económicas, políticas y sociales que trastornan la estructura tradicional. Dice Maurice Duverger que a través de la historia se ha llamado igualmente “partidos” a una gran diversidad de agrupaciones humanas que van desde las “facciones” que dividían a las antiguas Repúblicas, pasando por los clubes de diputados de las asambleas revolucionarias, hasta llegar a las complejas y en ocasiones monumentales organizaciones populares que enmarcan a la participación ciudadana en las democracias modernas. El mismo autor destaca que a todas estas instituciones les asiste un cierto parentesco profundo, que no es otra cosa que la milenaria pretensión de conquistar el poder político y ejercerlo.

SEGUNDO ACTO. ¿INTERESES, PRINCIPIOS O AFECTOS? El término “partido” comenzó a utilizarse en sustitución del concepto “facción” cuando éste último denotó un sentido negativo. Sin embargo, sería Hume el primer filósofo que se ocuparía de manera integral del tema en su ensayo “Of Parties in General” de 1742, en el cual, para efectos didácticos, subdividió a las facciones en tres clases atendiendo al vínculo que prevalece según se basen en: i) intereses, ii) principios y iii) afectos.

TERCER ACTO. DE LA ARISTOCRACIA A LAS MASAS. No obstante, el antecedente de los partidos políticos tal y como los entendemos en la actualidad, lo encontramos hasta 1832 en Inglaterra - país de añeja tradición parlamentaria - con el “Reform Act”. Este instrumento amplió el espectro del sufragio al permitir que los estratos industriales y comerciales participaran junto con la aristocracia en la gestión de los negocios públicos. Estas primeras organizaciones agrupaban a un selecto grupo de individuos capaces de “patrocinar” la causa, por lo que era obvio que adolecían de un sentido de integración popular. Su función era elegir y reunir votos para los candidatos al parlamento inglés. Por lo que sería hasta finales del siglo XIX que los partidos políticos irrumpirían en la escena política como organizaciones de masas de corte popular. Los nuevos partidos denominados como “socialistas” vienen a cambiar las reglas del juego en la asociación. Sus innovadoras características que los acercan a la población desatendida por la aristocracia partidaria, incluyen la capacidad de organizar y movilizar a grandes masas, la existencia de un programa político sistemático y entendible para dichas masas y un grupo de funcionarios que laboran en forma permanente y retribuida en funciones partidarias, con especial énfasis en el reclutamiento.

TRAS BAMBALINAS. ¿HACIA DÓNDE? Es evidente que ante la crisis de credibilidad que prevalece en el mundo, y México no es la excepción, los partidos políticos deben evolucionar si desean subsistir. La interrogante es ¿hacia dónde?

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. PARTIDOS POLÍTICOS. El nacimiento y desarrollo de los partidos políticos se relaciona con el problema de la participación en la toma de decisiones públicas, mismo que se presenta al momento que tienen lugar las grandes transformaciones económicas, políticas y sociales que trastornan la estructura tradicional. Dice Maurice Duverger que a través de la historia se ha llamado igualmente “partidos” a una gran diversidad de agrupaciones humanas que van desde las “facciones” que dividían a las antiguas Repúblicas, pasando por los clubes de diputados de las asambleas revolucionarias, hasta llegar a las complejas y en ocasiones monumentales organizaciones populares que enmarcan a la participación ciudadana en las democracias modernas. El mismo autor destaca que a todas estas instituciones les asiste un cierto parentesco profundo, que no es otra cosa que la milenaria pretensión de conquistar el poder político y ejercerlo.

SEGUNDO ACTO. ¿INTERESES, PRINCIPIOS O AFECTOS? El término “partido” comenzó a utilizarse en sustitución del concepto “facción” cuando éste último denotó un sentido negativo. Sin embargo, sería Hume el primer filósofo que se ocuparía de manera integral del tema en su ensayo “Of Parties in General” de 1742, en el cual, para efectos didácticos, subdividió a las facciones en tres clases atendiendo al vínculo que prevalece según se basen en: i) intereses, ii) principios y iii) afectos.

TERCER ACTO. DE LA ARISTOCRACIA A LAS MASAS. No obstante, el antecedente de los partidos políticos tal y como los entendemos en la actualidad, lo encontramos hasta 1832 en Inglaterra - país de añeja tradición parlamentaria - con el “Reform Act”. Este instrumento amplió el espectro del sufragio al permitir que los estratos industriales y comerciales participaran junto con la aristocracia en la gestión de los negocios públicos. Estas primeras organizaciones agrupaban a un selecto grupo de individuos capaces de “patrocinar” la causa, por lo que era obvio que adolecían de un sentido de integración popular. Su función era elegir y reunir votos para los candidatos al parlamento inglés. Por lo que sería hasta finales del siglo XIX que los partidos políticos irrumpirían en la escena política como organizaciones de masas de corte popular. Los nuevos partidos denominados como “socialistas” vienen a cambiar las reglas del juego en la asociación. Sus innovadoras características que los acercan a la población desatendida por la aristocracia partidaria, incluyen la capacidad de organizar y movilizar a grandes masas, la existencia de un programa político sistemático y entendible para dichas masas y un grupo de funcionarios que laboran en forma permanente y retribuida en funciones partidarias, con especial énfasis en el reclutamiento.

TRAS BAMBALINAS. ¿HACIA DÓNDE? Es evidente que ante la crisis de credibilidad que prevalece en el mundo, y México no es la excepción, los partidos políticos deben evolucionar si desean subsistir. La interrogante es ¿hacia dónde?

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com