/ jueves 4 de octubre de 2018

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. CERTEZA VS INCERTIDUMBRE. Comentando la bipolaridad en los criterios de nuestros órganos de justicia electoral, con relación a las impugnaciones y defensas de la elección en el Municipio de Querétaro, con nuestro querido padre - un hombre que vivió intensamente la política y tiene una especial inteligencia para entender estas cuestiones -, nos dijo una frase que no tiene desperdicio: la certeza jurídica genera incertidumbre política. Y es cierto. La diversidad de ámbitos - local y federal, así como administrativo y jurisdiccional - e instancias que componen nuestro sistema de administración y justicia electoral, constituyen un complejo entramado de entidades y procedimientos cuyo objetivo es dotar de certidumbre a los resultados de los procesos electorales que realizamos en México. Esto es producto tanto de la histórica desconfianza en nuestras instituciones electorales, como de la constante desacreditación de los procesos por parte de quienes no reconocen sus derrotas, con o sin razón, en las urnas. Desafortunadamente, la sensación ciudadana en no pocos casos es que los gobiernos en turno se siguen robando las elecciones. Por ello, hemos llegado a un enredadísimo engranaje que va de lo administrativo a lo judicial y de regreso, que implica institutos y tribunales electorales tanto a nivel local como federal, y que recorre múltiples instancias hasta llegar a un veredicto final, definitivo e inatacable que, tristemente, en lugar de legitimar a quienes luego de este largo camino llegan a los cargos, los deja confrontados y socialmente señalados.


SEGUNDO ACTO. MADUREZ. La cuestión fina de todo esto es que mientras alcanzamos la anhelada certeza jurídica, el ambiente político se descompone. La lentitud en la emisión de las resoluciones, como sucedió con la sala electoral del tribunal local y la sala regional del Tribunal Electoral federal (TEPJF) con sede en Monterrey, poco ayuda a mitigar la innegable incertidumbre política que se provoca y prevalece hasta en tanto no se llegue a la última palabra en lo jurisdiccional. Y aquí cabe reconocer la disposición de la Sala Superior del TEPJF, verdadero Olimpo en estos temas, que gracias a su celeridad evitó las complejidades políticas y jurídicas que hubiera generado el haber tenido que integrar los dichosos Concejos Municipales en Querétaro y Huimilpan. Aunque solo unas horas pero se agradece se haya resuelto antes del cambio de administración municipal. ¿Qué se puede hacer para evitar la incertidumbre política que provocan las impugnaciones electorales? La verdad es que poco. Son espacios confrontados en esencia y consecuencias. Lo que sí podemos hacer todos es aprender a moderarnos y esperar. A no llevar a las calles y a las redes sociales dicha incertidumbre. A conducirnos con madurez. Especialmente las autoridades. Quienes deben evitar hacer declaraciones o fijar posturas personales que parecen institucionales. Y, obviamente, los órganos electorales deben resolver lo más pronto posible y no como si se tratara de escoger coach en La Voz México, prolongando decisiones y, consecuentemente angustias e incertidumbres.


TERCER ACTO. LA DEMOCRACIA ES EL ARTE DE PASAR DE LA GUERRA AL RESPETO. Ahora la pelota está en la cancha de quienes resultaron ganadores. ¿Serán magnánimos o mezquinos? Quién sabe, solo el tiempo nos dará respuesta. La democracia es el arte de pasar de la guerra al respeto. Los verdaderos demócratas, hombres y mujeres que saben hacer Estado, tienen entre otras la virtud de la conciliación. La capacidad de entender los momentos y conducirse en consecuencia. Quienes hacen de la política un frente de batalla terminan por perder la guerra. Solamente aquellos que entienden los distintos estadios de la cosa pública y se adaptan a ellos, trascienden como líderes políticos. Las urnas no hacen líderes, es la manera de conducirse en el ejercicio del poder la que define a quienes trascienden en la política.

TRAS BAMBALINAS. MEA CULPA. Veníamos a exceso de velocidad sobre el anillo vial Fray Junípero Serra y nos detuvo una patrulla de la Policía Estatal. Los agentes fueron amables sin perder la seriedad, no insinuaron nada indebido, simple y sencillamente hicieron su trabajo, nos multaron y retuvieron nuestra licencia. ¿Por qué platicamos esto? Pues porque nuestra primera reacción fue sentirnos vulnerados y hasta ofendidos. Y es una estupidez. Estamos tan acostumbrados a cuestionar a nuestras autoridades que ante una acción válida reaccionamos con molestia, siendo que fuimos nosotros quienes infringimos la norma y los señores policías únicamente cumplieron con su deber. Nos puso a meditar nuestro irracional sentir. Sin duda equivocado. A algunos nos hace falta poner el espejo y ver nuestras propias actitudes antes de querer juzgar las de los demás. Que conste que hablamos de uno mismo.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. CERTEZA VS INCERTIDUMBRE. Comentando la bipolaridad en los criterios de nuestros órganos de justicia electoral, con relación a las impugnaciones y defensas de la elección en el Municipio de Querétaro, con nuestro querido padre - un hombre que vivió intensamente la política y tiene una especial inteligencia para entender estas cuestiones -, nos dijo una frase que no tiene desperdicio: la certeza jurídica genera incertidumbre política. Y es cierto. La diversidad de ámbitos - local y federal, así como administrativo y jurisdiccional - e instancias que componen nuestro sistema de administración y justicia electoral, constituyen un complejo entramado de entidades y procedimientos cuyo objetivo es dotar de certidumbre a los resultados de los procesos electorales que realizamos en México. Esto es producto tanto de la histórica desconfianza en nuestras instituciones electorales, como de la constante desacreditación de los procesos por parte de quienes no reconocen sus derrotas, con o sin razón, en las urnas. Desafortunadamente, la sensación ciudadana en no pocos casos es que los gobiernos en turno se siguen robando las elecciones. Por ello, hemos llegado a un enredadísimo engranaje que va de lo administrativo a lo judicial y de regreso, que implica institutos y tribunales electorales tanto a nivel local como federal, y que recorre múltiples instancias hasta llegar a un veredicto final, definitivo e inatacable que, tristemente, en lugar de legitimar a quienes luego de este largo camino llegan a los cargos, los deja confrontados y socialmente señalados.


SEGUNDO ACTO. MADUREZ. La cuestión fina de todo esto es que mientras alcanzamos la anhelada certeza jurídica, el ambiente político se descompone. La lentitud en la emisión de las resoluciones, como sucedió con la sala electoral del tribunal local y la sala regional del Tribunal Electoral federal (TEPJF) con sede en Monterrey, poco ayuda a mitigar la innegable incertidumbre política que se provoca y prevalece hasta en tanto no se llegue a la última palabra en lo jurisdiccional. Y aquí cabe reconocer la disposición de la Sala Superior del TEPJF, verdadero Olimpo en estos temas, que gracias a su celeridad evitó las complejidades políticas y jurídicas que hubiera generado el haber tenido que integrar los dichosos Concejos Municipales en Querétaro y Huimilpan. Aunque solo unas horas pero se agradece se haya resuelto antes del cambio de administración municipal. ¿Qué se puede hacer para evitar la incertidumbre política que provocan las impugnaciones electorales? La verdad es que poco. Son espacios confrontados en esencia y consecuencias. Lo que sí podemos hacer todos es aprender a moderarnos y esperar. A no llevar a las calles y a las redes sociales dicha incertidumbre. A conducirnos con madurez. Especialmente las autoridades. Quienes deben evitar hacer declaraciones o fijar posturas personales que parecen institucionales. Y, obviamente, los órganos electorales deben resolver lo más pronto posible y no como si se tratara de escoger coach en La Voz México, prolongando decisiones y, consecuentemente angustias e incertidumbres.


TERCER ACTO. LA DEMOCRACIA ES EL ARTE DE PASAR DE LA GUERRA AL RESPETO. Ahora la pelota está en la cancha de quienes resultaron ganadores. ¿Serán magnánimos o mezquinos? Quién sabe, solo el tiempo nos dará respuesta. La democracia es el arte de pasar de la guerra al respeto. Los verdaderos demócratas, hombres y mujeres que saben hacer Estado, tienen entre otras la virtud de la conciliación. La capacidad de entender los momentos y conducirse en consecuencia. Quienes hacen de la política un frente de batalla terminan por perder la guerra. Solamente aquellos que entienden los distintos estadios de la cosa pública y se adaptan a ellos, trascienden como líderes políticos. Las urnas no hacen líderes, es la manera de conducirse en el ejercicio del poder la que define a quienes trascienden en la política.

TRAS BAMBALINAS. MEA CULPA. Veníamos a exceso de velocidad sobre el anillo vial Fray Junípero Serra y nos detuvo una patrulla de la Policía Estatal. Los agentes fueron amables sin perder la seriedad, no insinuaron nada indebido, simple y sencillamente hicieron su trabajo, nos multaron y retuvieron nuestra licencia. ¿Por qué platicamos esto? Pues porque nuestra primera reacción fue sentirnos vulnerados y hasta ofendidos. Y es una estupidez. Estamos tan acostumbrados a cuestionar a nuestras autoridades que ante una acción válida reaccionamos con molestia, siendo que fuimos nosotros quienes infringimos la norma y los señores policías únicamente cumplieron con su deber. Nos puso a meditar nuestro irracional sentir. Sin duda equivocado. A algunos nos hace falta poner el espejo y ver nuestras propias actitudes antes de querer juzgar las de los demás. Que conste que hablamos de uno mismo.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com