/ jueves 20 de diciembre de 2018

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. CHOQUE DE TRENES POLÍTICOS. A lo largo de las últimas cuatro décadas el gobierno mexicano vino declinando su función como rector económico para transformarse en un simple regulador de la libertad empresarial. Y esta afirmación más que una crítica es una referencia. En esta etapa México ha jugado sus cartas con el vecino país del norte y, evidentemente, ello ha implicado la sumisión a su modelo económico. Desde la moratoria de 1982 nuestro país tuvo que adaptarse a la visión norteamericana. El rescate se condicionó a una serie de medidas que determinaron el destino de nuestra economía. Luego vino el NAFTA y, una vez más, se condicionó la participación de México a la inclusión de nuevos conceptos y a la consumación de diversas reformas legales. Así las cosas y siguiendo una lógica política según lo relatado, nuestros gobiernos se orientaron a la derecha del espectro político desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto. Con la elección de este año dicha lógica se rompió. Y a partir del 1º de diciembre de este año nuestro sistema político-económico, sólidamente edificado bajo los postulados liberales, amanece con un gobierno que se orienta hacia la izquierda. Esta disparidad político-económica está generando fuertes sismos, dado el choque entre las placas tectónicas del poder. Por un lado, la confrontación entre la Presidencia de la República y el Poder Judicial de la Federación - para la población encarnado este último en la controvertida figura de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación -, muestra un conflicto republicano entre uno de los poderes, el judicial, con los otros dos, el ejecutivo y el legislativo, este último controlado por el titular del ejecutivo a través de MORENA. Y si bien jurídicamente hablando la razón parece asistir a los hombres y mujeres de las togas, desde la óptica social el pleito lo tiene ganado AMLO . Los desplantes con relación a los dineros de los máximos juzgadores, aunados a su “fifí” personalidad, los hicieron blanco fácil de las críticas y del resentimiento social. Esa batalla que pueden ganar en los tribunales la tienen perdida en las calles.

SEGUNDO ACTO. BELIGERANCIA EMPRESARIAL DE UTILERÍA. Otro encontronazo es el de la nueva administración federal con los líderes empresariales, algunos de los cuales simple y sencillamente se niegan a aceptar la existencia de una nueva realidad política. Críticos a pie juntillas de todo aquellos que diga o haga el lopezobradorismo, lo único que han logrado es dinamitar los canales de comunicación del empresariado en general y sectores en particular con el Gobierno. Con una evidente agenda política personal, ahí están tratando de cambiar lo que es inmutable de aquí a seis años. Solo están haciendo daño a quienes dicen representar y, estamos ciertos, que es cuestión de meses que empiecen a perder sus cotos de poder. Paradójicamente son esos mismos que en los eventos públicos con los nuevos funcionarios federales se desviven en aplausos y sobaditas de lomo. Digamos que su “beligerancia” es solo mediática, digamos que de utilería.

TERCER ACTO. COMPROMISO SOCIAL. Actualmente los valores sociales inciden en la conducta del empresario al igual que los valores del empresario inciden en la conducta social. Y por ello, hoy más que nunca, la realidad de la pobreza, la marginación y el desempleo obliga solidariamente al empresario con el propio Estado. No obstante, en México no se ha logrado dar cabal cumplimiento a este compromiso. Ya es momento para que se replantee la función social de la empresa, la cual deriva de su carácter de proveedor de satisfactores de las necesidades del hombre, en muchos casos básicos, a la luz del pacto social primigenio. El legítimo derecho a la utilidad razonable, el fin de lucro, solamente se justifica en la medida que la empresa asume y cumple su compromiso social atendiendo a las lealtades que le son inherentes. Además de vigilar y señalar al gobierno, la empresa debe asumir su responsabilidad y cumplirla. Estas lealtades se traducen en la producción de satisfactores suficientes y dignos; el establecimiento de un ambiente de trabajo y desarrollo que respete la libertad y la dignidad humana; la generación de riqueza pública; la creación de fuentes de empleo; el fomento del desarrollo sustentable; y, la atención de las exigencias de salud, capacitación, vivienda, cultura, deporte y esparcimiento.

TRAS BAMBALINAS. ¡FELICES FIESTAS! Esta será nuestra última colaboración del 2018. Y, primero Dios y si Diario de Querétaro nos sigue obsequiando la invaluable oportunidad de publicar en sus prestigiadas planas, nos veremos en el 2019. Les deseamos un año nuevo pleno de salud y prosperidad.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. CHOQUE DE TRENES POLÍTICOS. A lo largo de las últimas cuatro décadas el gobierno mexicano vino declinando su función como rector económico para transformarse en un simple regulador de la libertad empresarial. Y esta afirmación más que una crítica es una referencia. En esta etapa México ha jugado sus cartas con el vecino país del norte y, evidentemente, ello ha implicado la sumisión a su modelo económico. Desde la moratoria de 1982 nuestro país tuvo que adaptarse a la visión norteamericana. El rescate se condicionó a una serie de medidas que determinaron el destino de nuestra economía. Luego vino el NAFTA y, una vez más, se condicionó la participación de México a la inclusión de nuevos conceptos y a la consumación de diversas reformas legales. Así las cosas y siguiendo una lógica política según lo relatado, nuestros gobiernos se orientaron a la derecha del espectro político desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto. Con la elección de este año dicha lógica se rompió. Y a partir del 1º de diciembre de este año nuestro sistema político-económico, sólidamente edificado bajo los postulados liberales, amanece con un gobierno que se orienta hacia la izquierda. Esta disparidad político-económica está generando fuertes sismos, dado el choque entre las placas tectónicas del poder. Por un lado, la confrontación entre la Presidencia de la República y el Poder Judicial de la Federación - para la población encarnado este último en la controvertida figura de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación -, muestra un conflicto republicano entre uno de los poderes, el judicial, con los otros dos, el ejecutivo y el legislativo, este último controlado por el titular del ejecutivo a través de MORENA. Y si bien jurídicamente hablando la razón parece asistir a los hombres y mujeres de las togas, desde la óptica social el pleito lo tiene ganado AMLO . Los desplantes con relación a los dineros de los máximos juzgadores, aunados a su “fifí” personalidad, los hicieron blanco fácil de las críticas y del resentimiento social. Esa batalla que pueden ganar en los tribunales la tienen perdida en las calles.

SEGUNDO ACTO. BELIGERANCIA EMPRESARIAL DE UTILERÍA. Otro encontronazo es el de la nueva administración federal con los líderes empresariales, algunos de los cuales simple y sencillamente se niegan a aceptar la existencia de una nueva realidad política. Críticos a pie juntillas de todo aquellos que diga o haga el lopezobradorismo, lo único que han logrado es dinamitar los canales de comunicación del empresariado en general y sectores en particular con el Gobierno. Con una evidente agenda política personal, ahí están tratando de cambiar lo que es inmutable de aquí a seis años. Solo están haciendo daño a quienes dicen representar y, estamos ciertos, que es cuestión de meses que empiecen a perder sus cotos de poder. Paradójicamente son esos mismos que en los eventos públicos con los nuevos funcionarios federales se desviven en aplausos y sobaditas de lomo. Digamos que su “beligerancia” es solo mediática, digamos que de utilería.

TERCER ACTO. COMPROMISO SOCIAL. Actualmente los valores sociales inciden en la conducta del empresario al igual que los valores del empresario inciden en la conducta social. Y por ello, hoy más que nunca, la realidad de la pobreza, la marginación y el desempleo obliga solidariamente al empresario con el propio Estado. No obstante, en México no se ha logrado dar cabal cumplimiento a este compromiso. Ya es momento para que se replantee la función social de la empresa, la cual deriva de su carácter de proveedor de satisfactores de las necesidades del hombre, en muchos casos básicos, a la luz del pacto social primigenio. El legítimo derecho a la utilidad razonable, el fin de lucro, solamente se justifica en la medida que la empresa asume y cumple su compromiso social atendiendo a las lealtades que le son inherentes. Además de vigilar y señalar al gobierno, la empresa debe asumir su responsabilidad y cumplirla. Estas lealtades se traducen en la producción de satisfactores suficientes y dignos; el establecimiento de un ambiente de trabajo y desarrollo que respete la libertad y la dignidad humana; la generación de riqueza pública; la creación de fuentes de empleo; el fomento del desarrollo sustentable; y, la atención de las exigencias de salud, capacitación, vivienda, cultura, deporte y esparcimiento.

TRAS BAMBALINAS. ¡FELICES FIESTAS! Esta será nuestra última colaboración del 2018. Y, primero Dios y si Diario de Querétaro nos sigue obsequiando la invaluable oportunidad de publicar en sus prestigiadas planas, nos veremos en el 2019. Les deseamos un año nuevo pleno de salud y prosperidad.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com