PRIMER ACTO. EL VALOR DE LA EXPERIENCIA. Cuando iniciaba la administración lopezobradorista tuvimos oportunidad de comentar la integración del nuevo gabinete con quien fue un destacado servidor público en las administraciones tanto de Felipe Calderón como de Enrique Peña Nieto. Con una inusual modestia en quienes sirvieron en el Olimpo de la política nacional, este personaje comentaba que nadie nace sabiendo, y que la experiencia es una cualidad que solo se adquiere con el tiempo. Por lo que, como ocurría cada sexenio, los nóveles funcionarios tarde o temprano se harían de ella. Y también nos hacía ver en aquellos días, que la inercia del país daba para que se completara dicha curva der aprendizaje. Sin embargo, hacía una advertencia que resultó premonitoria: vamos a estar en problemas si se presenta una drástica variación de las circunstancias, ya que si entramos en escenarios de crisis, ahí sí la experiencia es invaluable porque se deben tomar decisiones a bote pronto, y en esos casos, la experiencia es la única brújula para salir de la tormenta. En otras palabras, la dinámica propia del país y del sistema llena los vacíos de la inexperiencia, pero si una situación compleja pone a prueba la capacidad de los tomadores de decisiones, en ese momento la falta de experiencia le puede costar caro al país. Es un secreto a voces que la política económica se sigue gestionando bajo los criterios establecidos a partir de 1988. Y eso no es malo. Prevalece la estabilidad como prioridad, y quienes deciden en Hacienda y Banxico se formaron en la misma escuela de quienes han decidido en otros momentos. Por el bien del país y por encima de las diferencias políticas, hacemos votos para que se tenga la humildad de escuchar aquellas voces cuya experiencia puede hacer menos larga y profunda la crisis económica que tanto por cuestiones internacionales como domésticas estamos enfrentando. La cuestión es que la práctica exhibe que en la política mexicana es más fácil encontrar un trébol de cuatro hojas que actitudes humildes.
SEGUNDO ACTO. BALCANIZACIÓN DE LA POLÍTICA. La balcanización de la oferta política siempre beneficia al partido más grande. La probable llegada de cinco nuevas opciones políticas imprimirá una nueva realidad electoral en las intermedias del 2021. Tenemos a Redes Sociales Progresistas, proyecto político íntimamente ligado a la dinastía de Elba Esther Gordillo. Tiene presencia nacional y una base sólida con origen en el magisterio, pero exhibe una congénita vocación al conflicto. Está también Libertad y Responsabilidad Democrática - que opera con la marca México Libre -, la opción del dúo ni tan dinámico de Felipe Calderón y Margarita Zavala. Los Calderón remarán contra corriente especialmente en las entidades con presencia panista relevante, donde terminarán haciéndole el caldo gordo a sus archienemigos de MORENA.
TERCER ACTO. MÁS NUEVOS VIEJOS CONOCIDOS. Luego vemos a Fuerza Social por México del líder sindical de la CATEM Pedro Haces Barba. Y a los evangélicos encabezados “one more time” por el buen Hugo Eric Flores, ahora impulsando al PES recargado con el nombre de Encuentro Solidario. Y finalmente a los ex amigos de la maestra Gordillo con la organización Grupo Social Promotor de México, que es la nueva versión de Nueva Alianza.
TRAS BAMBALINAS. SOLITOS. En fin, el 1º de julio sabremos quienes lograron la lucrativa metamorfosis a partido político. Aunque cabe recordar que quienes obtengan el registro no podrán coaligarse en estas sus primeras elecciones. Harán sus solitos.
Notario Público 19 de Querétaro.
