/ jueves 16 de abril de 2020

El Teatro de la República

PRIMER Y ÚNICO ACTO. BUEN VIAJE ESTIMADO EDGAR. Corría el año 2010 y el que esto escribe regresaba a vivir a Querétaro después de un largo periodo en la Ciudad de México. Aunque muchas personas suponían que se trataba de una mudanza de trámite por haber nacido y vivido de niño en esta hermosa tierra, fue un cambio radical, máxime para mi esposa e hijos quienes nunca habían vivido aquí y consideraban a Querétaro como un espacio reservado a eventos familiares y vacaciones. Siempre es cuesta arriba cambiar de residencia… aunque sea para mejor. Y, seguramente, esto lo entenderá muchísima gente que a lo largo de las últimas décadas ha llegado mayoritariamente a enriquecer nuestra sociedad. Siempre hay prietitos en el arroz, pero afortunadamente esos han sido la excepción. Pues bien, recién desempacado, con las angustias e incertidumbre naturales a estos intensos cambios trifásicos - personales, familiares y profesionales -, fui invitado por mi querido hermano Mauricio a una comida de amigos en la que conocí a un joven comunicador queretano amable, simpático y, no obstante su corta edad, muy entendido de los entuertos de la grilla y del Derecho. Era Edgar Pliego. Cuando platicamos sobre las participaciones que había tenido el que esto escribe en radio de la mano de mi gran amigo Mario Ávila en la Ciudad de México, primero en MVS y después en Grupo Fórmula, Edgar me comentó que, previa autorización del Jefe de Jefes de la estación, le gustaría que participara con un comentario semanal en su noticiero. Afortunadamente conocía de tiempo atrás al también espléndido amigo José Luis Rodríguez Aguirre - estudié la secundaria con Pancho su hermano y luego compartimos la amistad de Pepe Mata - y gracias a ello se me brindó una oportunidad en RR Noticias, la que sigo disfrutando y valorando a la fecha. Es mi catarsis social. Siempre se lo agradecí a Edgar, pero hoy se lo quiero volver a agradecer. Estuve asistiendo unos tres años con Edgar a rebotar opiniones y comentarios jurídicos y políticos, durante los cuales recibí su trato fino y siempre respetuoso, su elegante disenso cuando no coincidía en alguna opinión y, sobre todo, su amistad. Tuve el privilegio de hacerme amigo de Edgar Pliego. Y, sin menoscabo de sus múltiples talentos, el saber ser un extraordinario amigo fue quizá la mayor de sus virtudes. Si te consideraba en su esfera de afectos - y en eso fue generoso porque vivió rodeado de ellos -, Edgar siempre estaba no solo dispuesto sino pendiente de la manera de ayudarte. Tenía un concepto de la amistad muy semejante a la hermandad. También lo disfrutamos mucho en las comidas que compartimos con otro buen amigo, mi colega Jorge Maldonado. No nos veíamos mucho - es curioso el arrepentimiento de no regalarse tiempo suficiente con la gente que se aprecia, tristemente, hasta que uno ya no puede hacerlo - pero de Edgar solamente recibimos atenciones y cariño. Tuvo un amplio auditorio gracias a su muy personal estilo de hacer radio honesta y efectivamente cercana a la gente. Muchos vamos a extrañar su persona y miles, además, su trabajo. Estamos seguros que descansa en paz, porque el valor de una persona no está en cómo muere sino, precisamente, en cómo vive. Desafortunadamente, Edgar se fue en forma inesperada y prematura; pero es un hecho que vivió intensa, amorosa y constructivamente. Y ese es su legado y al mismo tiempo su regalo para quienes lo apreciamos. Nuestro más sentido y respetuoso pésame a su esposa, a su mamá, a su hermana, y a muchas personas que lo quisieron tanto y tanto también lo van a extrañar. Buen viaje estimado Edgar.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER Y ÚNICO ACTO. BUEN VIAJE ESTIMADO EDGAR. Corría el año 2010 y el que esto escribe regresaba a vivir a Querétaro después de un largo periodo en la Ciudad de México. Aunque muchas personas suponían que se trataba de una mudanza de trámite por haber nacido y vivido de niño en esta hermosa tierra, fue un cambio radical, máxime para mi esposa e hijos quienes nunca habían vivido aquí y consideraban a Querétaro como un espacio reservado a eventos familiares y vacaciones. Siempre es cuesta arriba cambiar de residencia… aunque sea para mejor. Y, seguramente, esto lo entenderá muchísima gente que a lo largo de las últimas décadas ha llegado mayoritariamente a enriquecer nuestra sociedad. Siempre hay prietitos en el arroz, pero afortunadamente esos han sido la excepción. Pues bien, recién desempacado, con las angustias e incertidumbre naturales a estos intensos cambios trifásicos - personales, familiares y profesionales -, fui invitado por mi querido hermano Mauricio a una comida de amigos en la que conocí a un joven comunicador queretano amable, simpático y, no obstante su corta edad, muy entendido de los entuertos de la grilla y del Derecho. Era Edgar Pliego. Cuando platicamos sobre las participaciones que había tenido el que esto escribe en radio de la mano de mi gran amigo Mario Ávila en la Ciudad de México, primero en MVS y después en Grupo Fórmula, Edgar me comentó que, previa autorización del Jefe de Jefes de la estación, le gustaría que participara con un comentario semanal en su noticiero. Afortunadamente conocía de tiempo atrás al también espléndido amigo José Luis Rodríguez Aguirre - estudié la secundaria con Pancho su hermano y luego compartimos la amistad de Pepe Mata - y gracias a ello se me brindó una oportunidad en RR Noticias, la que sigo disfrutando y valorando a la fecha. Es mi catarsis social. Siempre se lo agradecí a Edgar, pero hoy se lo quiero volver a agradecer. Estuve asistiendo unos tres años con Edgar a rebotar opiniones y comentarios jurídicos y políticos, durante los cuales recibí su trato fino y siempre respetuoso, su elegante disenso cuando no coincidía en alguna opinión y, sobre todo, su amistad. Tuve el privilegio de hacerme amigo de Edgar Pliego. Y, sin menoscabo de sus múltiples talentos, el saber ser un extraordinario amigo fue quizá la mayor de sus virtudes. Si te consideraba en su esfera de afectos - y en eso fue generoso porque vivió rodeado de ellos -, Edgar siempre estaba no solo dispuesto sino pendiente de la manera de ayudarte. Tenía un concepto de la amistad muy semejante a la hermandad. También lo disfrutamos mucho en las comidas que compartimos con otro buen amigo, mi colega Jorge Maldonado. No nos veíamos mucho - es curioso el arrepentimiento de no regalarse tiempo suficiente con la gente que se aprecia, tristemente, hasta que uno ya no puede hacerlo - pero de Edgar solamente recibimos atenciones y cariño. Tuvo un amplio auditorio gracias a su muy personal estilo de hacer radio honesta y efectivamente cercana a la gente. Muchos vamos a extrañar su persona y miles, además, su trabajo. Estamos seguros que descansa en paz, porque el valor de una persona no está en cómo muere sino, precisamente, en cómo vive. Desafortunadamente, Edgar se fue en forma inesperada y prematura; pero es un hecho que vivió intensa, amorosa y constructivamente. Y ese es su legado y al mismo tiempo su regalo para quienes lo apreciamos. Nuestro más sentido y respetuoso pésame a su esposa, a su mamá, a su hermana, y a muchas personas que lo quisieron tanto y tanto también lo van a extrañar. Buen viaje estimado Edgar.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com