/ jueves 30 de abril de 2020

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. PUBLIC FIGURE. Hace unos días vimos en el canal Sundance TV el documental que da título a este primer acto. “Public Figure” es un trabajo de Brian Corso que dibuja con nitidez la vertiginosa escalada en fama e ingresos de algunos “influencers” y, particularmente, su desconexión con la realidad y los efectos evasivos y adictivos de las nuevas tecnologías, concretamente del dispositivo móvil y su interacción con las redes sociales. Según el Diccionario de Marketing Digital, “un influencer es una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para una marca”. Y para el Innovation & Entrepreneurship Business School (IEBS) el influencer o influenciador “tiene la capacidad de movilizar opiniones y crear reacciones… son líderes de opinión y figuras mediáticas dentro de un área o sector… (y) no tienen necesariamente que ser personas famosas… (su éxito radica en) que conocen las nuevas tendencias y que han conseguido hacerse oír gracias a los blogs y las redes sociales”. Para quienes ya no nos cocemos al primer hervor - nos aproximamos peligrosamente al quinto piso -, no tienen desperdicio las reflexiones tanto de los influencers como de los distintos especialistas que a lo largo del documental van opinando sobre los efectos en la salud mental del uso y abuso de las redes sociales. Es honesto confesar que nos llama poderosamente la atención este fenómeno de las redes sociales que vemos pero poco entendemos, porque no es parte de nuestras vidas como lo es de las de nuestros hijos. Y es esa incapacidad, ese eslabón perdido, lo que lo hace tan atractivo para los viejos. Porque es un hecho que por más que se intente no se puede procesar igual aquello que se vive de manera drásticamente diferente. Además, no somos un chavorruco de las redes, no soñamos con consagrarnos con un tik tok. Tenemos un par de deditos de madurez… bueno, eso esperamos.

SEGUNDO ACTO. REPENTINAMENTE. Entre los personajes que narran su éxito en las redes sociales destacan la presentadora sudafricana Bonang Matheba; el fabricante de memes neoyorquino conocido como “@youvegotnomale” cuyo nombre es Sebastian Tribbie; la modelo avecinada en Sídney, Australia, Emma Rose; el preparador físico canadiense fundador de “Kinobody” Gregory O’Gallagher; y, el fotógrafo de aventura Emmett Sparling. En principio, un elemento común en todos ellos fue lo repentino de su éxito. Ninguno de ellos previó dedicarse de tiempo completo y, menos aún, obtener jugosas ganancias como influencer. En todos los casos fue algo más casual que terminó por absorberlos y desbordarlos en todos los ámbitos. En la actualidad sus vidas están encadenadas a los contenidos que comparten y al efecto social y patrimonial que producen.

TERCER ACTO. IRREALIDAD. El documental Public Figure expone magistralmente la manera en la que los propios influencers se van desconectando de la realidad. La forma en la que, en mayor o menor medida, van perdiendo contacto con el mundo de verdad para comenzar a vivir en los castillos en el aire cuya fama les ha creado. Terminan por pensar que son mucho más famosos y que tienen un mayor impacto del que en realidad tienen. Resulta triste la confrontación con la realidad que hacen vivir a Sebastian Tribbie, quien afirmaba que dada su fama no podía pasear tranquilamente sin ser molestado por sus seguidores por Washigton Square en NY, y quien al hacerlo no fue reconocido por prácticamente ninguna persona. De ahí para abajo todos creen ser factores de cambio social, lo que en la realidad resulta cuando menos cuestionable. La única que parece estar más consciente de vivir una oportunidad que debe aprovechar porque puede terminar en cualquier momento, específicamente si una nueva plataforma desplaza a Instagram, lo que eventualmente pasará, es la modelo Emma Rose.

TRAS BAMBALINAS. ADICCIÓN. Los especialistas consultados afirman que la adicción a las redes sociales es un problema que con el tiempo superará a aquella a las drogas y al alcohol. Señalan que el no poder estar tranquilo sin estar conectado o bien sin estar revisando constantemente los “likes” que uno tiene - entre los influencers estiman que en promedio esto lo hacen unas 97 veces al día, esto es cada 10 minutos - implica un delicado problema de salud pública. Que el efecto emotivo de superar los likes esperados es equiparable al de una droga, y que de igual manera después viene una depresión que puede ser profunda. En fin, vale la pena ver este documental porque expone uno de los lados oscuros de la moneda de las redes sociales.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. PUBLIC FIGURE. Hace unos días vimos en el canal Sundance TV el documental que da título a este primer acto. “Public Figure” es un trabajo de Brian Corso que dibuja con nitidez la vertiginosa escalada en fama e ingresos de algunos “influencers” y, particularmente, su desconexión con la realidad y los efectos evasivos y adictivos de las nuevas tecnologías, concretamente del dispositivo móvil y su interacción con las redes sociales. Según el Diccionario de Marketing Digital, “un influencer es una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para una marca”. Y para el Innovation & Entrepreneurship Business School (IEBS) el influencer o influenciador “tiene la capacidad de movilizar opiniones y crear reacciones… son líderes de opinión y figuras mediáticas dentro de un área o sector… (y) no tienen necesariamente que ser personas famosas… (su éxito radica en) que conocen las nuevas tendencias y que han conseguido hacerse oír gracias a los blogs y las redes sociales”. Para quienes ya no nos cocemos al primer hervor - nos aproximamos peligrosamente al quinto piso -, no tienen desperdicio las reflexiones tanto de los influencers como de los distintos especialistas que a lo largo del documental van opinando sobre los efectos en la salud mental del uso y abuso de las redes sociales. Es honesto confesar que nos llama poderosamente la atención este fenómeno de las redes sociales que vemos pero poco entendemos, porque no es parte de nuestras vidas como lo es de las de nuestros hijos. Y es esa incapacidad, ese eslabón perdido, lo que lo hace tan atractivo para los viejos. Porque es un hecho que por más que se intente no se puede procesar igual aquello que se vive de manera drásticamente diferente. Además, no somos un chavorruco de las redes, no soñamos con consagrarnos con un tik tok. Tenemos un par de deditos de madurez… bueno, eso esperamos.

SEGUNDO ACTO. REPENTINAMENTE. Entre los personajes que narran su éxito en las redes sociales destacan la presentadora sudafricana Bonang Matheba; el fabricante de memes neoyorquino conocido como “@youvegotnomale” cuyo nombre es Sebastian Tribbie; la modelo avecinada en Sídney, Australia, Emma Rose; el preparador físico canadiense fundador de “Kinobody” Gregory O’Gallagher; y, el fotógrafo de aventura Emmett Sparling. En principio, un elemento común en todos ellos fue lo repentino de su éxito. Ninguno de ellos previó dedicarse de tiempo completo y, menos aún, obtener jugosas ganancias como influencer. En todos los casos fue algo más casual que terminó por absorberlos y desbordarlos en todos los ámbitos. En la actualidad sus vidas están encadenadas a los contenidos que comparten y al efecto social y patrimonial que producen.

TERCER ACTO. IRREALIDAD. El documental Public Figure expone magistralmente la manera en la que los propios influencers se van desconectando de la realidad. La forma en la que, en mayor o menor medida, van perdiendo contacto con el mundo de verdad para comenzar a vivir en los castillos en el aire cuya fama les ha creado. Terminan por pensar que son mucho más famosos y que tienen un mayor impacto del que en realidad tienen. Resulta triste la confrontación con la realidad que hacen vivir a Sebastian Tribbie, quien afirmaba que dada su fama no podía pasear tranquilamente sin ser molestado por sus seguidores por Washigton Square en NY, y quien al hacerlo no fue reconocido por prácticamente ninguna persona. De ahí para abajo todos creen ser factores de cambio social, lo que en la realidad resulta cuando menos cuestionable. La única que parece estar más consciente de vivir una oportunidad que debe aprovechar porque puede terminar en cualquier momento, específicamente si una nueva plataforma desplaza a Instagram, lo que eventualmente pasará, es la modelo Emma Rose.

TRAS BAMBALINAS. ADICCIÓN. Los especialistas consultados afirman que la adicción a las redes sociales es un problema que con el tiempo superará a aquella a las drogas y al alcohol. Señalan que el no poder estar tranquilo sin estar conectado o bien sin estar revisando constantemente los “likes” que uno tiene - entre los influencers estiman que en promedio esto lo hacen unas 97 veces al día, esto es cada 10 minutos - implica un delicado problema de salud pública. Que el efecto emotivo de superar los likes esperados es equiparable al de una droga, y que de igual manera después viene una depresión que puede ser profunda. En fin, vale la pena ver este documental porque expone uno de los lados oscuros de la moneda de las redes sociales.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com