/ jueves 16 de julio de 2020

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. APOSTEMOS A LA TOLERANCIA. La libertad del ser humano para determinar el sentido de sus acciones es la más acabada expresión de su dignidad. Sin embargo, la relación inter-social es la paradoja de dicho principio de libertad personal. El límite natural de la libertad individual es la consecución de los fines de vivir en sociedad. Y, en este sentido, el valor superior en toda clase de convivencia, desde la familiar a la global, es la tolerancia. Así entonces, podemos afirmar que la tolerancia es la expresión de la dignidad comunitaria. Es la manifestación superior de nuestra esencia social. Expresión que adquiere especial trascendencia en un mundo heterogéneo pero cada día más interactuante como lo es el de hoy. Del otro lado de esta moneda está el fundamentalismo o extremismo, que implica el sometimiento absoluto de nuestro entendimiento y, consecuentemente, de nuestra voluntad, a los dictados de lo que pretende ser una conciencia de grupo que se construye sobre la base de lo que se estiman verdades absolutas y universales, ya sean políticas, raciales, de género, religiosas o de cualquier otra índole. Desafortunadamente, siglos de historia acreditan la falta de tolerancia en las relaciones humanas y, como su efecto, los excesos del fundamentalismo. Y es en las creencias religiosas y en las ideologías políticas donde esta deformación ha alcanzado el grado máximo de repudio y sometimiento de lo diverso. El extremismo pretende construir destruyendo. Apostemos a la tolerancia.

SEGUNDO ACTO. APATÍA. En México no se toman decisiones porque nadie está dispuesto a asumir sus costos políticos. En nuestro país, tanto funcionarios como legisladores prefieren permanecer en la cómoda trinchera de la apatía. Y, en muchas ocasiones, esto es así porque quienes ostentan el poder solamente buscan su permanencia.

TERCER ACTO. DESCONCIERTO. El signo distintivo de nuestro tiempo es el desconcierto. Hay muchas preguntas pero son escasas las respuestas. Y en materia política resulta inexplicable que si bien existen nuevas condiciones positivas producto tanto de añejas luchas sociales como de recientes acontecimientos, nuestra realidad política en este momento exhibe indefiniciones, rasgos de ingobernabilidad, corrupción y divisiones en los partidos políticos, falta de colaboración entre los poderes y una total ausencia de los acuerdos legislativos que requiere el país.

TRAS BAMBALINAS. ¿POR QUÉ? Por todo ello es que los mexicanos estamos cansados de las mentiras y las soluciones a medias, y alzamos la voz para preguntarnos; ¿por qué cada día que salimos a las calles empeñamos nuestras vidas? ¿Por qué los procedimientos legales ante los órganos que procuran e imparten justicia son solo espejismos? ¿Por qué tememos más a los agentes de las corporaciones policiacas que a los delincuentes? ¿Por qué sin dinero es casi imposible trámite alguno? ¿Por qué somos presas del escándalo y la displicencia? ¿Por qué no encontramos trabajo? ¿Por qué tenemos que vivir así? ¿Por qué el México de Francisco I. Madero a Andrés Manuel López Obrador es igual de inequitativo? ¿Dónde quedaron las ideas? ¿Qué se ha hecho con ellas?

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. APOSTEMOS A LA TOLERANCIA. La libertad del ser humano para determinar el sentido de sus acciones es la más acabada expresión de su dignidad. Sin embargo, la relación inter-social es la paradoja de dicho principio de libertad personal. El límite natural de la libertad individual es la consecución de los fines de vivir en sociedad. Y, en este sentido, el valor superior en toda clase de convivencia, desde la familiar a la global, es la tolerancia. Así entonces, podemos afirmar que la tolerancia es la expresión de la dignidad comunitaria. Es la manifestación superior de nuestra esencia social. Expresión que adquiere especial trascendencia en un mundo heterogéneo pero cada día más interactuante como lo es el de hoy. Del otro lado de esta moneda está el fundamentalismo o extremismo, que implica el sometimiento absoluto de nuestro entendimiento y, consecuentemente, de nuestra voluntad, a los dictados de lo que pretende ser una conciencia de grupo que se construye sobre la base de lo que se estiman verdades absolutas y universales, ya sean políticas, raciales, de género, religiosas o de cualquier otra índole. Desafortunadamente, siglos de historia acreditan la falta de tolerancia en las relaciones humanas y, como su efecto, los excesos del fundamentalismo. Y es en las creencias religiosas y en las ideologías políticas donde esta deformación ha alcanzado el grado máximo de repudio y sometimiento de lo diverso. El extremismo pretende construir destruyendo. Apostemos a la tolerancia.

SEGUNDO ACTO. APATÍA. En México no se toman decisiones porque nadie está dispuesto a asumir sus costos políticos. En nuestro país, tanto funcionarios como legisladores prefieren permanecer en la cómoda trinchera de la apatía. Y, en muchas ocasiones, esto es así porque quienes ostentan el poder solamente buscan su permanencia.

TERCER ACTO. DESCONCIERTO. El signo distintivo de nuestro tiempo es el desconcierto. Hay muchas preguntas pero son escasas las respuestas. Y en materia política resulta inexplicable que si bien existen nuevas condiciones positivas producto tanto de añejas luchas sociales como de recientes acontecimientos, nuestra realidad política en este momento exhibe indefiniciones, rasgos de ingobernabilidad, corrupción y divisiones en los partidos políticos, falta de colaboración entre los poderes y una total ausencia de los acuerdos legislativos que requiere el país.

TRAS BAMBALINAS. ¿POR QUÉ? Por todo ello es que los mexicanos estamos cansados de las mentiras y las soluciones a medias, y alzamos la voz para preguntarnos; ¿por qué cada día que salimos a las calles empeñamos nuestras vidas? ¿Por qué los procedimientos legales ante los órganos que procuran e imparten justicia son solo espejismos? ¿Por qué tememos más a los agentes de las corporaciones policiacas que a los delincuentes? ¿Por qué sin dinero es casi imposible trámite alguno? ¿Por qué somos presas del escándalo y la displicencia? ¿Por qué no encontramos trabajo? ¿Por qué tenemos que vivir así? ¿Por qué el México de Francisco I. Madero a Andrés Manuel López Obrador es igual de inequitativo? ¿Dónde quedaron las ideas? ¿Qué se ha hecho con ellas?

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com