/ jueves 3 de septiembre de 2020

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. CONDOMINIO. En anteriores ocasiones ya nos hemos referido en este espacio al tema de los condominios. El primer antecedente legislativo de la institución del Condominio en México data de 1954, cuando se reforma el artículo 951 del Código Civil del entonces Distrito Federal y se promulga su ley reglamentaria. Desde entonces la intención fue crear un instrumento jurídico que permitiera la sana coexistencia del derecho de propiedad sobre mi casa o departamento con el de copropiedad respecto de las denominadas áreas comunes. Y con el tiempo en cada normatividad estatal se adoptó esta figura y se han venido estableciendo los derechos y obligaciones de los denominados condóminos. Según información del Registro Público de la Propiedad de Querétaro, se estima que en nuestra entidad actualmente existen aproximadamente 3,500 condominios que integran más de 100 mil unidades. La mayoría concentrados en las zonas urbanas de Santiago de Querétaro y San Juan del Río. Así que aquello que sucede en el entorno del Condominio afecta a cientos de miles de personas.

SEGUNDO ACTO. MEGA-CONDOMINIOS. En este sentido, resultan particularmente complejos los llamados condominios de condominios, esto es, unidades condominales compuestas de múltiples condominios, que terminan por constituir verdaderas micro-ciudades. En esta clase de mega-condominios la problemática es aún más compleja. Y como ejemplo pongamos el caso de la Unidad Condominal Hacienda El Campanario, que es además el que conozco porque ahí vivo, que se compone por más de 30 condominios.

TERCER ACTO. CAMPANARIO. En primer lugar, es importante reconocer que el Condominio es una forma de organización jurídica de la propiedad que muchos han confundido con una especie de autonomía. Las recientes “restricciones” de acceso de servicios tales como ambulancias, bomberos, policías y funcionarios públicos que han aplicado en El Campanario constituyen faltas administrativas que deberían sancionarse. El problema es que en la Unidad Condominal del Campanario prevalece una actitud ignorante y prepotente por parte de la gerencia y quienes se asumen como responsables de la seguridad que casi imponen a todos los empleados. En los últimos años se ha hecho creer irresponsablemente a los empleados del Condominio que son policías y así pretenden conducirse. Sin tener ni el perfil, capacitación, vocación y responsabilidades. Se han constituido en una especie de “guardia blanca” que atiende a intereses económicos y hasta oscuros. Inclusive, hay quienes hablan de que son halcones que dan los pitazos cuando llega la autoridad a los lamentablemente no pocos malvivientes que ahí habitan. También, se dice que comercializan la información y documentación de condóminos e invitados. Lo que sí es un hecho y debe ser motivo de vergüenza para los condóminos, es el trato despótico, burlón y misógino que los mandriles de las casetas de vigilancia dan a los trabajadores de la construcción y a las empleadas domésticas. Es una tristeza ver filas kilométricas de personas a la intemperie, sin importar la inclemencia del sol y la lluvia, incluyendo a personas de la tercera edad, que buscan entrar o salir porque su subsistencia de ello depende. Una ausencia absoluta de la elemental empatía y caridad que debería existir. No hay banquetas y el transporte destinado a los empleados es pésimo. Igual se maltrata a los invitados, proveedores y hasta a los propios condóminos. Estos sujetos ignorantes que dicen cuidar las entradas sobajan a todo el mundo y a nadie parece importarle. Menos al displicente y timorato Consejo que, según dicen, ocupado en cobrar multas y esconder fraudes, ahogando en conflictos internos, desde hace mucho fue rebasado por sus asesores y empleados. Una lástima. El problema delicado es que ya se sabe de robos en casas y de mascotas en los que dicen la evidencia indica hubo participación de personal del Condominio. Quienes luego se protegen entre ellos mismos negando los videos de las cámaras de vigilancia incluso a las propias autoridades. Evidentemente nadie va a hacer nada, lamentablemente eso es lo común en México, pero al tiempo, cuando esta situación reviente y se susciten acontecimientos irremediables, nos miraremos sorprendidos de algo que todos sabíamos. Cómo estará la cosa que la mayoría de los condóminos ya quiere que regrese el otrora odiado pero ya hasta extrañado Desarrollador.

TRAS BAMBALINAS. DESPARRAMADO. Hace días escuché la más elocuente expresión para definir el fenómeno urbano que ha tenido lugar en nuestra querida ciudad: Querétaro se desparramó. Y así fue y sigue siendo. Adoleciendo de la más elemental planeación urbana, nuestra megalópolis se desbordó. Prácticamente no existen vocaciones ni tampoco áreas verdes. Las dependencias encargadas del desarrollo urbano llevan años dedicadas a la atracción de inversión y las únicas consideraciones ambientalistas son aquellas que por presión política han logrado imponer los grupos ecologistas locales. No obstante tener tan cerca a la CDMX fuimos incapaces de prever, atender y resolver las consecuencias del acelerado crecimiento de la zona urbana de Querétaro. A Dios gracias tenemos los espectaculares amaneceres y atardeceres queretanos que en algo ayudan a paliar el gris paisaje urbano.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. CONDOMINIO. En anteriores ocasiones ya nos hemos referido en este espacio al tema de los condominios. El primer antecedente legislativo de la institución del Condominio en México data de 1954, cuando se reforma el artículo 951 del Código Civil del entonces Distrito Federal y se promulga su ley reglamentaria. Desde entonces la intención fue crear un instrumento jurídico que permitiera la sana coexistencia del derecho de propiedad sobre mi casa o departamento con el de copropiedad respecto de las denominadas áreas comunes. Y con el tiempo en cada normatividad estatal se adoptó esta figura y se han venido estableciendo los derechos y obligaciones de los denominados condóminos. Según información del Registro Público de la Propiedad de Querétaro, se estima que en nuestra entidad actualmente existen aproximadamente 3,500 condominios que integran más de 100 mil unidades. La mayoría concentrados en las zonas urbanas de Santiago de Querétaro y San Juan del Río. Así que aquello que sucede en el entorno del Condominio afecta a cientos de miles de personas.

SEGUNDO ACTO. MEGA-CONDOMINIOS. En este sentido, resultan particularmente complejos los llamados condominios de condominios, esto es, unidades condominales compuestas de múltiples condominios, que terminan por constituir verdaderas micro-ciudades. En esta clase de mega-condominios la problemática es aún más compleja. Y como ejemplo pongamos el caso de la Unidad Condominal Hacienda El Campanario, que es además el que conozco porque ahí vivo, que se compone por más de 30 condominios.

TERCER ACTO. CAMPANARIO. En primer lugar, es importante reconocer que el Condominio es una forma de organización jurídica de la propiedad que muchos han confundido con una especie de autonomía. Las recientes “restricciones” de acceso de servicios tales como ambulancias, bomberos, policías y funcionarios públicos que han aplicado en El Campanario constituyen faltas administrativas que deberían sancionarse. El problema es que en la Unidad Condominal del Campanario prevalece una actitud ignorante y prepotente por parte de la gerencia y quienes se asumen como responsables de la seguridad que casi imponen a todos los empleados. En los últimos años se ha hecho creer irresponsablemente a los empleados del Condominio que son policías y así pretenden conducirse. Sin tener ni el perfil, capacitación, vocación y responsabilidades. Se han constituido en una especie de “guardia blanca” que atiende a intereses económicos y hasta oscuros. Inclusive, hay quienes hablan de que son halcones que dan los pitazos cuando llega la autoridad a los lamentablemente no pocos malvivientes que ahí habitan. También, se dice que comercializan la información y documentación de condóminos e invitados. Lo que sí es un hecho y debe ser motivo de vergüenza para los condóminos, es el trato despótico, burlón y misógino que los mandriles de las casetas de vigilancia dan a los trabajadores de la construcción y a las empleadas domésticas. Es una tristeza ver filas kilométricas de personas a la intemperie, sin importar la inclemencia del sol y la lluvia, incluyendo a personas de la tercera edad, que buscan entrar o salir porque su subsistencia de ello depende. Una ausencia absoluta de la elemental empatía y caridad que debería existir. No hay banquetas y el transporte destinado a los empleados es pésimo. Igual se maltrata a los invitados, proveedores y hasta a los propios condóminos. Estos sujetos ignorantes que dicen cuidar las entradas sobajan a todo el mundo y a nadie parece importarle. Menos al displicente y timorato Consejo que, según dicen, ocupado en cobrar multas y esconder fraudes, ahogando en conflictos internos, desde hace mucho fue rebasado por sus asesores y empleados. Una lástima. El problema delicado es que ya se sabe de robos en casas y de mascotas en los que dicen la evidencia indica hubo participación de personal del Condominio. Quienes luego se protegen entre ellos mismos negando los videos de las cámaras de vigilancia incluso a las propias autoridades. Evidentemente nadie va a hacer nada, lamentablemente eso es lo común en México, pero al tiempo, cuando esta situación reviente y se susciten acontecimientos irremediables, nos miraremos sorprendidos de algo que todos sabíamos. Cómo estará la cosa que la mayoría de los condóminos ya quiere que regrese el otrora odiado pero ya hasta extrañado Desarrollador.

TRAS BAMBALINAS. DESPARRAMADO. Hace días escuché la más elocuente expresión para definir el fenómeno urbano que ha tenido lugar en nuestra querida ciudad: Querétaro se desparramó. Y así fue y sigue siendo. Adoleciendo de la más elemental planeación urbana, nuestra megalópolis se desbordó. Prácticamente no existen vocaciones ni tampoco áreas verdes. Las dependencias encargadas del desarrollo urbano llevan años dedicadas a la atracción de inversión y las únicas consideraciones ambientalistas son aquellas que por presión política han logrado imponer los grupos ecologistas locales. No obstante tener tan cerca a la CDMX fuimos incapaces de prever, atender y resolver las consecuencias del acelerado crecimiento de la zona urbana de Querétaro. A Dios gracias tenemos los espectaculares amaneceres y atardeceres queretanos que en algo ayudan a paliar el gris paisaje urbano.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com