/ jueves 1 de abril de 2021

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. EL DESGASTADO DISCURSO DE LAS ASPIRACIONES. Hay dos fenómenos recurrentes en las elecciones mexicanas: la falta de contenido ideológico en los mensajes emitidos por los candidat@s y las encuestas hechas a la medida. El bombardeo en medios que cada trienio sufrimos la ciudadanía se construye con mensajes abstractos, vacíos y absurdamente obvios. Oportunidades de empleo, seguridad, mejor educación, mejor medio ambiente, salud, menos pobreza, en fin, un mejor futuro. Esa lista de anhelos, además de vacía, impide distinguir la verdadera oferta política de cada opción, ya que estos mensajes carecen de contenido ideológico y, por ende, no aparejan ningún compromiso social. Lo cierto es que las responsabilidades inherentes a la función pública que nos disfrazan de oferta política distan mucho de convencer, ya no somos tan ingenuos. Y si bien resulta válido señalar las carencias y los retos, la inversión publicitaria debe orientarse a planteamientos objetivos que comprometan al aspirante, para el caso de que lo favorezca el voto de la mayoría, a tomar las decisiones de gobierno que el electorado previamente convalidó con ese voto. Qué mejor plebiscito que el voto popular, esa es la esencia de la democracia. La honestidad no resta votos, por su parte, el desgastado discurso de las aspiraciones genera desconfianza y hartazgo.

SEGUNDO ACTO. ENCUESTAS A MODO. El otro foco rojo que debe cuidarse con miras a las muy próximas elecciones intermedias es el manejo a discreción de las encuestas. Sin lugar a dudas, los resultados publicitados de las encuestas son un factor determinante, esto es, que el electorado toma en consideración para emitir su voto. Cuando esos resultados son maquillados en favor de tal o cual candidato, en el fondo se está cometiendo un fraude. Afortunadamente, existen en nuestro país encuestadoras serias y responsables; sin embargo, en anteriores ejercicios se ha evidenciado que también pululan los charlatanes que se prestan al juego sucio de las encuestas. De ahí que sea responsabilidad y obligación de las autoridades electorales evitar que esta clase de engaños se extiendan y contaminen los ejercicios democráticos.

TERCER ACTO. DEMOCRACIA PERFECTIBLE. La democracia siempre es perfectible. Y uno de los mecanismos para transformarla consiste en reformar la ley electoral y así adecuarla a las nuevas necesidades y exigencias de la sociedad. No obstante, valdría la pena que antes de cambiar la ley, autoridades y partidos políticos en un ejercicio de cultura cívica, encauzaran sus esfuerzos para dotar de contenido, veracidad y transparencia a la oferta política. La honestidad es condición primaria para la democracia. Si no hay fondo, ¿de que sirve modernizar la forma en que se desarrolla la democracia en México?

TRAS BAMBALINAS. ETIQUETADO ELECTORAL. Si como sucede con alimentos y bebidas también existiera una norma que obligara a partidos y candidat@s a portar etiquetas de advertencia durante las campañas, probablemente veríamos mensajes como estos: “Exceso de ambición”, “Alto contenido de demagogia”, “Contiene chapulines y trapecistas”, “Exceso de promesas incumplidas”, “Partido patito”, “Candidato reciclado”, “No contiene compromiso ni ideología”, “Exceso de mañas”, “Alto en corrupción” y “Cero credibilidad”, entre otros.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. EL DESGASTADO DISCURSO DE LAS ASPIRACIONES. Hay dos fenómenos recurrentes en las elecciones mexicanas: la falta de contenido ideológico en los mensajes emitidos por los candidat@s y las encuestas hechas a la medida. El bombardeo en medios que cada trienio sufrimos la ciudadanía se construye con mensajes abstractos, vacíos y absurdamente obvios. Oportunidades de empleo, seguridad, mejor educación, mejor medio ambiente, salud, menos pobreza, en fin, un mejor futuro. Esa lista de anhelos, además de vacía, impide distinguir la verdadera oferta política de cada opción, ya que estos mensajes carecen de contenido ideológico y, por ende, no aparejan ningún compromiso social. Lo cierto es que las responsabilidades inherentes a la función pública que nos disfrazan de oferta política distan mucho de convencer, ya no somos tan ingenuos. Y si bien resulta válido señalar las carencias y los retos, la inversión publicitaria debe orientarse a planteamientos objetivos que comprometan al aspirante, para el caso de que lo favorezca el voto de la mayoría, a tomar las decisiones de gobierno que el electorado previamente convalidó con ese voto. Qué mejor plebiscito que el voto popular, esa es la esencia de la democracia. La honestidad no resta votos, por su parte, el desgastado discurso de las aspiraciones genera desconfianza y hartazgo.

SEGUNDO ACTO. ENCUESTAS A MODO. El otro foco rojo que debe cuidarse con miras a las muy próximas elecciones intermedias es el manejo a discreción de las encuestas. Sin lugar a dudas, los resultados publicitados de las encuestas son un factor determinante, esto es, que el electorado toma en consideración para emitir su voto. Cuando esos resultados son maquillados en favor de tal o cual candidato, en el fondo se está cometiendo un fraude. Afortunadamente, existen en nuestro país encuestadoras serias y responsables; sin embargo, en anteriores ejercicios se ha evidenciado que también pululan los charlatanes que se prestan al juego sucio de las encuestas. De ahí que sea responsabilidad y obligación de las autoridades electorales evitar que esta clase de engaños se extiendan y contaminen los ejercicios democráticos.

TERCER ACTO. DEMOCRACIA PERFECTIBLE. La democracia siempre es perfectible. Y uno de los mecanismos para transformarla consiste en reformar la ley electoral y así adecuarla a las nuevas necesidades y exigencias de la sociedad. No obstante, valdría la pena que antes de cambiar la ley, autoridades y partidos políticos en un ejercicio de cultura cívica, encauzaran sus esfuerzos para dotar de contenido, veracidad y transparencia a la oferta política. La honestidad es condición primaria para la democracia. Si no hay fondo, ¿de que sirve modernizar la forma en que se desarrolla la democracia en México?

TRAS BAMBALINAS. ETIQUETADO ELECTORAL. Si como sucede con alimentos y bebidas también existiera una norma que obligara a partidos y candidat@s a portar etiquetas de advertencia durante las campañas, probablemente veríamos mensajes como estos: “Exceso de ambición”, “Alto contenido de demagogia”, “Contiene chapulines y trapecistas”, “Exceso de promesas incumplidas”, “Partido patito”, “Candidato reciclado”, “No contiene compromiso ni ideología”, “Exceso de mañas”, “Alto en corrupción” y “Cero credibilidad”, entre otros.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com