/ jueves 11 de marzo de 2021

El Teatro de le República

PRIMER ACTO. 4T: ¿ANÉCDOTA O REALIDAD? Vivimos la realidad social, política, económica y cultural que nosotros mismos hemos edificado. La noción de la mexicanidad y sus características particulares son fruto de la historia de nuestro pueblo y su interacción mundial. Y ese complejo devenir que nos define, y que expresa no solo nuestro ser sino también nuestro querer ser, se ha plasmado en las líneas del constitucionalismo mexicano. Por ello, la Constitución federal vigente no es una pieza de ornato que por el simple transcurso del tiempo pueda caer en desuso o volverse obsoleta. La norma fundamental es la esencia misma del Estado mexicano. Lo que somos como pueblo, nuestra identidad nacional, brota de las líneas del texto constitucional. El México presente, existente, con sus avances y sus rezagos, se ha proyectado y construido en los cimientos de los principios, valores y también ficciones que se contienen en la carta magna de 1917, misma que en su momento cosecho los anhelos y aspiraciones sociales que previamente se habían sembrado. Se va a ir AMLO, como se han ido todos los anteriores, y el verdadero legado será solamente el que se estampe en la Carta Magna. La invención de la 4T quedará en anécdota si no se expresa en principios constitucionales.

SEGUNDO ACTO. LA NORMA ES CONTENIDO. Nuestra constitución es actualmente la expresión más acabada del México moderno. Y si no lo apreciamos así, me parece que pretendemos ver a otro México que no existe, y que por ausente resulta estéril. La ley suprema es básicamente contenido. Y, evidentemente, ese ideario que expone es vulnerable a la dinámica nacional. La norma suprema es susceptible de cambios. Evoluciona. Sin embargo, el ritmo de su metamorfosis no debe alterarse por caprichosas posiciones partidistas o, incluso, personales.

TERCER ACTO. LAS 12 REFORMAS. Según información del Senado de la República, son 12 las reformas constitucionales que ha aprobado y se han publicado en 2019 y 2020, mismas que abarcan los siguientes rubros: fuero; movilidad y seguridad vial; juventud; bienestar; condonación de impuestos; consulta popular y revocación de mandato; comunidades afromexicanas; paridad de género; educativa; guardia nacional; prisión preventiva oficiosa; y, extinción de dominio. Sin restarles importancia, vemos que el esfuerzo transformador ha abarcado muy poco. Y ya está por llegar la mitad del sexenio.

TRAS BAMBALINAS. ¿TRANSFORMACIÓN O PERTURBACIÓN? ¿Hasta cuándo vamos a entender que es en la Constitución y no en los caprichos sexenales donde hemos construido nuestra estabilidad? Las transformaciones si no son jurídicas - apuntó Georges Ripert - no dejan de ser pasajeras perturbaciones políticas.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. 4T: ¿ANÉCDOTA O REALIDAD? Vivimos la realidad social, política, económica y cultural que nosotros mismos hemos edificado. La noción de la mexicanidad y sus características particulares son fruto de la historia de nuestro pueblo y su interacción mundial. Y ese complejo devenir que nos define, y que expresa no solo nuestro ser sino también nuestro querer ser, se ha plasmado en las líneas del constitucionalismo mexicano. Por ello, la Constitución federal vigente no es una pieza de ornato que por el simple transcurso del tiempo pueda caer en desuso o volverse obsoleta. La norma fundamental es la esencia misma del Estado mexicano. Lo que somos como pueblo, nuestra identidad nacional, brota de las líneas del texto constitucional. El México presente, existente, con sus avances y sus rezagos, se ha proyectado y construido en los cimientos de los principios, valores y también ficciones que se contienen en la carta magna de 1917, misma que en su momento cosecho los anhelos y aspiraciones sociales que previamente se habían sembrado. Se va a ir AMLO, como se han ido todos los anteriores, y el verdadero legado será solamente el que se estampe en la Carta Magna. La invención de la 4T quedará en anécdota si no se expresa en principios constitucionales.

SEGUNDO ACTO. LA NORMA ES CONTENIDO. Nuestra constitución es actualmente la expresión más acabada del México moderno. Y si no lo apreciamos así, me parece que pretendemos ver a otro México que no existe, y que por ausente resulta estéril. La ley suprema es básicamente contenido. Y, evidentemente, ese ideario que expone es vulnerable a la dinámica nacional. La norma suprema es susceptible de cambios. Evoluciona. Sin embargo, el ritmo de su metamorfosis no debe alterarse por caprichosas posiciones partidistas o, incluso, personales.

TERCER ACTO. LAS 12 REFORMAS. Según información del Senado de la República, son 12 las reformas constitucionales que ha aprobado y se han publicado en 2019 y 2020, mismas que abarcan los siguientes rubros: fuero; movilidad y seguridad vial; juventud; bienestar; condonación de impuestos; consulta popular y revocación de mandato; comunidades afromexicanas; paridad de género; educativa; guardia nacional; prisión preventiva oficiosa; y, extinción de dominio. Sin restarles importancia, vemos que el esfuerzo transformador ha abarcado muy poco. Y ya está por llegar la mitad del sexenio.

TRAS BAMBALINAS. ¿TRANSFORMACIÓN O PERTURBACIÓN? ¿Hasta cuándo vamos a entender que es en la Constitución y no en los caprichos sexenales donde hemos construido nuestra estabilidad? Las transformaciones si no son jurídicas - apuntó Georges Ripert - no dejan de ser pasajeras perturbaciones políticas.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com