/ martes 12 de mayo de 2020

Escenarios de recuperación económica

A principios del mes de abril en Coparmex realizamos una encuesta entre empresarios queretanos para conocer sus opiniones y actitudes con respecto a la contingencia del Covid-19, sus efectos presentes y futuros en la economía, y las posibles áreas de acción en las que - como organismo- podíamos trabajar.

Uno de los resultados más significativos de dicho estudio fue encontrar que para la mayoría de los empresarios la afectación más relevante, por encima del efecto negativo en las utilidades y las ventas actuales, es la desaceleración, precaución y hasta freno de los proyectos futuros, o una aversión a invertir en el mediano plazo.

El dato es relevante para las provisiones que debemos tomar todos los involucrados en el ecosistema de negocios queretano. Más, a la vista de una desaceleración económica global que, de acuerdo a un consenso generalizado, puede ser igual o mayor a la de “La Gran Depresión” de 1929.

El dato prospectivo del entusiasmo empresarial para invertir o no tras la pandemia resulta ser una de las variables significativas para explicar el modelo de recuperación económica que tendremos.

Diferentes agencias de análisis de riesgo han hablado de cómo algunas economías (Estados Unidos) experimentarán un escenario “V” de comportamiento del PIB. Esto se traduce en un decrecimiento económico acelerado que toca fondo en una recesión temporal pero que rebota rápidamente y genera un repunte empinado.

Podríamos fundamentar dicho escenario considerando tres variables: 1) surgimiento de un tratamiento efectivo contra el Covid que reduzca el confinamiento y permita la actividad económica regular, 2) Un paquete de estímulos económicos para pequeñas y grandes empresas y 3) Comportamiento de los fundamentales de la economía nacional previo a la pandemia.

Poniendo bajo la lupa las tres variables vemos que la economía americana podría estar en dicho escenario “V”, dado que: 1) Se ha anunciado el uso del Remdesivir como medida eficaz contra el coronavirus, 2) Desde finales de marzo se firmó la ley de estímulos que ofrece a pequeñas y grandes empresas préstamos de emergencia, incentivos fiscales y beneficios ampliados por desempleo con una cifra histórica de 2 billones de dólares, y 3) Si bien la relación producción-consumo-empleo venía tomando posiciones negativas desde el año pasado en éste país, Estados Unidos sigue siendo el mejor lugar para invertir del mundo de acuerdo al índice de Confianza de Inversión Extranjera Directa de AT Kearney.

Para México no se vislumbra un rebote pronunciado tan inmediato y considero que la forma que habrá de adoptar la curva del PIB será más bien de un “U” con una prolongada parte baja que puede durar al menos 6 trimestres.

Volviendo a analizar los 3 factores que reactivarían los motores económicos:

1) México será de las naciones que habrá de formarse en la larga fila internacional para adquirir suministros médicos (vacunas y tratamientos) que combatan el virus y permitan, dentro de lo posible, la normalización de la actividad económica; pero la acción no se ve tan inmediata dado que la demanda atenderá primero a las naciones donde se desarrollen dichos procedimientos o a aquellas que cuenten con los convenios y economías para adquirirlos.

2) Como ya lo expresó Coparmex de manera contundente, las medidas de “apoyo” económico impulsadas por el Gobierno Federal son claramente insuficientes, no ayudan a reducir los efectos macro económicos de la pandemia ni permiten conservar-garantizar el empleo. El decálogo de acciones presentado desde Palacio Nacional garantiza la no corrupción, no impunidad, si paz y justicia y no aumento de impuestos, pero se queda muy corto de las medidas contracíclicas requeridas para afianzar al sector productivo del país.

3). Previo a la pandemia, México ya se encontraba en un escenario de desaceleración económica relevante que había debilitado las proyecciones de crecimiento. A esto habría que agregar la caída abrupta que tuvo nuestro país el año pasado en la confianza de los inversionistas extranjeros, y que lo llevó de la posición 17 a la 25 en el Indice de AT Kearney de Inversión Extranjera Directa.

El escenario no es nada halagüeño, pero tampoco podemos quedarnos inactivos. Considero fundamental contribuir a darle a la “U” una pendiente más inclinada de recuperación, impulsando desde empresa y gobierno local la atracción de inversión extranjera vía tratados comerciales recientes (T-MEC, CPTPP, TLCUEM) y reforzando los mecanismos de apoyo a grandes y pequeñas empresas. Más allá, es fundamental recuperar la confianza de los inversionistas nacionales y locales, entusiasmándolos para invertir y creer de nuevo en esos proyectos que hoy han dejado pendientes.

A principios del mes de abril en Coparmex realizamos una encuesta entre empresarios queretanos para conocer sus opiniones y actitudes con respecto a la contingencia del Covid-19, sus efectos presentes y futuros en la economía, y las posibles áreas de acción en las que - como organismo- podíamos trabajar.

Uno de los resultados más significativos de dicho estudio fue encontrar que para la mayoría de los empresarios la afectación más relevante, por encima del efecto negativo en las utilidades y las ventas actuales, es la desaceleración, precaución y hasta freno de los proyectos futuros, o una aversión a invertir en el mediano plazo.

El dato es relevante para las provisiones que debemos tomar todos los involucrados en el ecosistema de negocios queretano. Más, a la vista de una desaceleración económica global que, de acuerdo a un consenso generalizado, puede ser igual o mayor a la de “La Gran Depresión” de 1929.

El dato prospectivo del entusiasmo empresarial para invertir o no tras la pandemia resulta ser una de las variables significativas para explicar el modelo de recuperación económica que tendremos.

Diferentes agencias de análisis de riesgo han hablado de cómo algunas economías (Estados Unidos) experimentarán un escenario “V” de comportamiento del PIB. Esto se traduce en un decrecimiento económico acelerado que toca fondo en una recesión temporal pero que rebota rápidamente y genera un repunte empinado.

Podríamos fundamentar dicho escenario considerando tres variables: 1) surgimiento de un tratamiento efectivo contra el Covid que reduzca el confinamiento y permita la actividad económica regular, 2) Un paquete de estímulos económicos para pequeñas y grandes empresas y 3) Comportamiento de los fundamentales de la economía nacional previo a la pandemia.

Poniendo bajo la lupa las tres variables vemos que la economía americana podría estar en dicho escenario “V”, dado que: 1) Se ha anunciado el uso del Remdesivir como medida eficaz contra el coronavirus, 2) Desde finales de marzo se firmó la ley de estímulos que ofrece a pequeñas y grandes empresas préstamos de emergencia, incentivos fiscales y beneficios ampliados por desempleo con una cifra histórica de 2 billones de dólares, y 3) Si bien la relación producción-consumo-empleo venía tomando posiciones negativas desde el año pasado en éste país, Estados Unidos sigue siendo el mejor lugar para invertir del mundo de acuerdo al índice de Confianza de Inversión Extranjera Directa de AT Kearney.

Para México no se vislumbra un rebote pronunciado tan inmediato y considero que la forma que habrá de adoptar la curva del PIB será más bien de un “U” con una prolongada parte baja que puede durar al menos 6 trimestres.

Volviendo a analizar los 3 factores que reactivarían los motores económicos:

1) México será de las naciones que habrá de formarse en la larga fila internacional para adquirir suministros médicos (vacunas y tratamientos) que combatan el virus y permitan, dentro de lo posible, la normalización de la actividad económica; pero la acción no se ve tan inmediata dado que la demanda atenderá primero a las naciones donde se desarrollen dichos procedimientos o a aquellas que cuenten con los convenios y economías para adquirirlos.

2) Como ya lo expresó Coparmex de manera contundente, las medidas de “apoyo” económico impulsadas por el Gobierno Federal son claramente insuficientes, no ayudan a reducir los efectos macro económicos de la pandemia ni permiten conservar-garantizar el empleo. El decálogo de acciones presentado desde Palacio Nacional garantiza la no corrupción, no impunidad, si paz y justicia y no aumento de impuestos, pero se queda muy corto de las medidas contracíclicas requeridas para afianzar al sector productivo del país.

3). Previo a la pandemia, México ya se encontraba en un escenario de desaceleración económica relevante que había debilitado las proyecciones de crecimiento. A esto habría que agregar la caída abrupta que tuvo nuestro país el año pasado en la confianza de los inversionistas extranjeros, y que lo llevó de la posición 17 a la 25 en el Indice de AT Kearney de Inversión Extranjera Directa.

El escenario no es nada halagüeño, pero tampoco podemos quedarnos inactivos. Considero fundamental contribuir a darle a la “U” una pendiente más inclinada de recuperación, impulsando desde empresa y gobierno local la atracción de inversión extranjera vía tratados comerciales recientes (T-MEC, CPTPP, TLCUEM) y reforzando los mecanismos de apoyo a grandes y pequeñas empresas. Más allá, es fundamental recuperar la confianza de los inversionistas nacionales y locales, entusiasmándolos para invertir y creer de nuevo en esos proyectos que hoy han dejado pendientes.