/ miércoles 21 de febrero de 2018

Expediente Q - Confianza

En los tiempos del “partidazo” solamente bastaba ser señalado por el dedo  poderoso y prácticamente en pase automático se iba de candidato a funcionario, casi sin importar el trámite engorroso de las votaciones.

Por más de seis décadas el Partido Revolucionario Institucional (PRI) designaba a sus candidatos y lo único que necesitaban era mantenerse con vida para levantar la mano y rendir protesta, posteriormente era rotar la mano y comenzar a cobrar del erario.

Muchos años pasaron para que el  PRI y sus militantes vivieran confiados de los triunfos electorales “haiga sido como haiga sido”.

Llegó la presunta alternancia en el 2000 y las cosas vienen cambiando y la competencia real entre partidos se tornó más difícil y de los procesos internos reales y sin simulaciones los candidatos ya con desgaste enfrentan una competencia en las calles para ganarse el voto de los ciudadanos.

2003 en Querétaro, a los panistas les llegó la soberbia que sus maestros en el PRI les enseñaron, durante muchos años y  el PAN podía postular a “cualquiera” y el partido solamente por marca ganaba las elecciones; un nuevo partidazo había nacido y las elecciones se ganaban fácilmente hasta que las soberbia los derrotó en el 2009 y el PRI regresaba más fortalecido que nunca pero solamente unos cuatro años, ya que la soberbia nuevamente los hizo perder las elecciones de manera contundente en el 2015.

PRI y PAN saben de triunfos y derrotas en Querétaro, saben lo que es disfrutar el poder y estar en la banca (nunca dije que se quedaron sin comer) solamente no disfrutaron del poder que es muy distinto a quedarse sin el sustento (afortunadamente a nuestros políticos no les pasa).

Hoy nuevos jugadores amenazan la confianza con la que se han movido en el bipartidismo y es que el exceso de confianza y la soberbia es lo principal que ha derrotado a ambos partidos mayoritarios en Querétaro.

Los jugadores en esta elección del 2018 tendrán que trabajar de manera ardua y de frente a los ciudadanos porque el queretano vota y desecha a sus gobernantes con una facilidad sorprendente.

De Rebote

En el estire y afloje de negociaciones, el más perjudicado fue el joven Antonio Rangel, buen cuadro panista que le tocará apoyar desde otras trincheras a los elegidos y no ser protagonista en esta elección del 2018.

contacto@adanolvera.com

@aolverar

 

En los tiempos del “partidazo” solamente bastaba ser señalado por el dedo  poderoso y prácticamente en pase automático se iba de candidato a funcionario, casi sin importar el trámite engorroso de las votaciones.

Por más de seis décadas el Partido Revolucionario Institucional (PRI) designaba a sus candidatos y lo único que necesitaban era mantenerse con vida para levantar la mano y rendir protesta, posteriormente era rotar la mano y comenzar a cobrar del erario.

Muchos años pasaron para que el  PRI y sus militantes vivieran confiados de los triunfos electorales “haiga sido como haiga sido”.

Llegó la presunta alternancia en el 2000 y las cosas vienen cambiando y la competencia real entre partidos se tornó más difícil y de los procesos internos reales y sin simulaciones los candidatos ya con desgaste enfrentan una competencia en las calles para ganarse el voto de los ciudadanos.

2003 en Querétaro, a los panistas les llegó la soberbia que sus maestros en el PRI les enseñaron, durante muchos años y  el PAN podía postular a “cualquiera” y el partido solamente por marca ganaba las elecciones; un nuevo partidazo había nacido y las elecciones se ganaban fácilmente hasta que las soberbia los derrotó en el 2009 y el PRI regresaba más fortalecido que nunca pero solamente unos cuatro años, ya que la soberbia nuevamente los hizo perder las elecciones de manera contundente en el 2015.

PRI y PAN saben de triunfos y derrotas en Querétaro, saben lo que es disfrutar el poder y estar en la banca (nunca dije que se quedaron sin comer) solamente no disfrutaron del poder que es muy distinto a quedarse sin el sustento (afortunadamente a nuestros políticos no les pasa).

Hoy nuevos jugadores amenazan la confianza con la que se han movido en el bipartidismo y es que el exceso de confianza y la soberbia es lo principal que ha derrotado a ambos partidos mayoritarios en Querétaro.

Los jugadores en esta elección del 2018 tendrán que trabajar de manera ardua y de frente a los ciudadanos porque el queretano vota y desecha a sus gobernantes con una facilidad sorprendente.

De Rebote

En el estire y afloje de negociaciones, el más perjudicado fue el joven Antonio Rangel, buen cuadro panista que le tocará apoyar desde otras trincheras a los elegidos y no ser protagonista en esta elección del 2018.

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