/ viernes 1 de junio de 2018

Humanitas: arte y pasión

Los restos del apóstol Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Atanasio, fueron encontrados en un bosque cerca de Iria Flavia, antigua villa romana en Galicia. Un ermitaño llamado Pelagio quien veía misteriosas luces en el lugar, dio aviso al obispo de Iria Flavia, Teodomiro quien descubrió el sepulcro un 25 de julio del año 813.

Otra tradición del libro IV del Codex Calixtinus cuenta que el apóstol Santiago se le apareció al rey de los francos Carlo Magno en un sueño luego de la batalla de Roncesvalles en el año 778, indicándole que siguiera la luz de las estrellas de la Vía láctea desde el Pirineo hasta Galicia para encontrar sus restos, levantar un templo al Apóstol y dar gloria y fuerza a la región.

Más tarde Alfonso II ordeno construir un templo en Compostela, con los restos de los santos encontrados.

Para Galicia y los reinos adyacentes era una situación privilegiada tener la tumba del apóstol de Cristo en su territorio, ya que estaban muy presionadas sus fronteras por los sarracenos. Más tarde Alfonso III mandó construir una catedral de mayores proporciones en el año 889. Los reinos de Castilla, León, Navarra y Aragón se sumaron a los esfuerzos en construir caminos y puentes, posadas, servicios para la nueva ruta de peregrinos, ya que Santiago de Compostela sería una vía más cómoda y una competencia para las rutas de Jerusalén y Roma, lugares a los que se dirigían los peregrinos en la Edad Media.

En el último tercio del siglo XI, el obispo Pelaéz ordenó la construcción del tercer templo sobre la tumba del apóstol, que es la gran catedral románica que conocemos actualmente.

El periplo que realizó el apóstol Santiago el Mayor tras la muerte de Jesús, inició primero predicando en la misma Jerusalén. Luego abordará un barco comercial rumbo al punto más occidental, iniciando su misión en el sur de la península en tierras lusitanas, hasta llegar a Iria Flavia, desde donde tomará camino de regreso por Lugo, Astorga, Zaragoza, y Valencia desde donde regresará a Palestina. De vuelta en Jerusalén se dedica a predicar y esto molesta a Herodes Agripa (llamado Herodes en los Hechos de los Apóstoles) rey de Judea, quien lo arrestó y mandó decapitar. Sus discípulos Atanasio y Teodoro como pudieron, se hicieron del cuerpo y la cabeza del apóstol y lo embarcaron rumbo a Iria Flavia para darle sepultura. La tradición según San Jerónimo, era que los cuerpos de los Apóstoles deberían descansar en los lugares a donde habían llevado el evangelio.

Este hecho hizo que la ciudad de Compostela (Campo de estrellas) se convirtiera en un lugar sagrado, al que acuden desde entonces y hasta nuestros días, peregrinos de los cuatro puntos cardinales. La fama del camino de Santiago ha hilado distintas historias, conocida esta ruta como el camino de las ocas y el camino de las estrellas, pues durante el día en los tiempos arcaicos los peregrinos seguían las huellas de las ocas que los llevarían por el camino correcto, durante la noche seguían el camino de las estrellas, la Vía Láctea que señalaba la dirección hacia el santo lugar. También sabemos que en esa ruta tuvieron presencia la hermandad de la Orden de los Templarios, como lo fue en la iglesia del Puente de la Reina de titularidad templaria, en donde existe un crucifico con la cruz en forma de huella de pata de oca, que es una de las señales que aparecen por la ruta de Santiago. Recordemos el juego de la Oca, que también hace alusión a este camino y a un juego extraño, misterioso, que tal vez juraron los templarios en el que había que descifrar mensajes encriptados. La forma del tablero del juego de la Oca es la de un caracol o concha de Nautilius, partida por la mitad, en donde se aprecian 63 casillas (múltiplo de nueve) la última casilla no tiene número, es la meta, la llegada al jardín de las Ocas, la puerta del lugar sagrado (el centro místico no se numera nunca). En las casillas del juego desde el número 9 y en todos los múltiplos se presenta una Oca. Este pájaro palmípedo que deja una huella en forma de horquilla cruzada, se conoce también como Ganso, Oca o Ansar. Las Ocas han estado ligadas al mundo pagano, para los celtas era un mensajero de otro mundo, lo mismo los romanos los consideraban mensajeros y guardianes del templo.

(En el cristianismo se retoma la creencia de las Ocas como ocurre en el mito de Santa Eulalia, que en el claustro de su iglesia se encuentran siempre 13 Ocas que representan la edad a la que murió martirizada esta santa barcelonesa). Se dice que la Oca es un símbolo que refleja al iniciado, se representa la figura de su pata como señal. Las marcas de la pata de Oca aparecen en el camino iniciático, desde los Pirineos hasta la Costa Cantábrica y la Costa de las Rías en Galicia que desemboca hacia el Atlántico. Se dice también que la palabra Oca o Ganso significa maestro, el que enseña el camino del conocimiento.

Por todo ello se creía también que el juego de la Oca era un mapa que señalaba la ruta del camino de Santiago a los peregrinos, para que no corrieran peligros y supieran como debían recorrer las casillas e identificar los símbolos que aparecen en el camino.

Recorrer el camino de Santiago es un eterno retorno que nos recuerda que la Vía láctea es el lugar en donde habitamos.

bobiglez@gmail.com

Los restos del apóstol Santiago el Mayor y sus discípulos Teodoro y Atanasio, fueron encontrados en un bosque cerca de Iria Flavia, antigua villa romana en Galicia. Un ermitaño llamado Pelagio quien veía misteriosas luces en el lugar, dio aviso al obispo de Iria Flavia, Teodomiro quien descubrió el sepulcro un 25 de julio del año 813.

Otra tradición del libro IV del Codex Calixtinus cuenta que el apóstol Santiago se le apareció al rey de los francos Carlo Magno en un sueño luego de la batalla de Roncesvalles en el año 778, indicándole que siguiera la luz de las estrellas de la Vía láctea desde el Pirineo hasta Galicia para encontrar sus restos, levantar un templo al Apóstol y dar gloria y fuerza a la región.

Más tarde Alfonso II ordeno construir un templo en Compostela, con los restos de los santos encontrados.

Para Galicia y los reinos adyacentes era una situación privilegiada tener la tumba del apóstol de Cristo en su territorio, ya que estaban muy presionadas sus fronteras por los sarracenos. Más tarde Alfonso III mandó construir una catedral de mayores proporciones en el año 889. Los reinos de Castilla, León, Navarra y Aragón se sumaron a los esfuerzos en construir caminos y puentes, posadas, servicios para la nueva ruta de peregrinos, ya que Santiago de Compostela sería una vía más cómoda y una competencia para las rutas de Jerusalén y Roma, lugares a los que se dirigían los peregrinos en la Edad Media.

En el último tercio del siglo XI, el obispo Pelaéz ordenó la construcción del tercer templo sobre la tumba del apóstol, que es la gran catedral románica que conocemos actualmente.

El periplo que realizó el apóstol Santiago el Mayor tras la muerte de Jesús, inició primero predicando en la misma Jerusalén. Luego abordará un barco comercial rumbo al punto más occidental, iniciando su misión en el sur de la península en tierras lusitanas, hasta llegar a Iria Flavia, desde donde tomará camino de regreso por Lugo, Astorga, Zaragoza, y Valencia desde donde regresará a Palestina. De vuelta en Jerusalén se dedica a predicar y esto molesta a Herodes Agripa (llamado Herodes en los Hechos de los Apóstoles) rey de Judea, quien lo arrestó y mandó decapitar. Sus discípulos Atanasio y Teodoro como pudieron, se hicieron del cuerpo y la cabeza del apóstol y lo embarcaron rumbo a Iria Flavia para darle sepultura. La tradición según San Jerónimo, era que los cuerpos de los Apóstoles deberían descansar en los lugares a donde habían llevado el evangelio.

Este hecho hizo que la ciudad de Compostela (Campo de estrellas) se convirtiera en un lugar sagrado, al que acuden desde entonces y hasta nuestros días, peregrinos de los cuatro puntos cardinales. La fama del camino de Santiago ha hilado distintas historias, conocida esta ruta como el camino de las ocas y el camino de las estrellas, pues durante el día en los tiempos arcaicos los peregrinos seguían las huellas de las ocas que los llevarían por el camino correcto, durante la noche seguían el camino de las estrellas, la Vía Láctea que señalaba la dirección hacia el santo lugar. También sabemos que en esa ruta tuvieron presencia la hermandad de la Orden de los Templarios, como lo fue en la iglesia del Puente de la Reina de titularidad templaria, en donde existe un crucifico con la cruz en forma de huella de pata de oca, que es una de las señales que aparecen por la ruta de Santiago. Recordemos el juego de la Oca, que también hace alusión a este camino y a un juego extraño, misterioso, que tal vez juraron los templarios en el que había que descifrar mensajes encriptados. La forma del tablero del juego de la Oca es la de un caracol o concha de Nautilius, partida por la mitad, en donde se aprecian 63 casillas (múltiplo de nueve) la última casilla no tiene número, es la meta, la llegada al jardín de las Ocas, la puerta del lugar sagrado (el centro místico no se numera nunca). En las casillas del juego desde el número 9 y en todos los múltiplos se presenta una Oca. Este pájaro palmípedo que deja una huella en forma de horquilla cruzada, se conoce también como Ganso, Oca o Ansar. Las Ocas han estado ligadas al mundo pagano, para los celtas era un mensajero de otro mundo, lo mismo los romanos los consideraban mensajeros y guardianes del templo.

(En el cristianismo se retoma la creencia de las Ocas como ocurre en el mito de Santa Eulalia, que en el claustro de su iglesia se encuentran siempre 13 Ocas que representan la edad a la que murió martirizada esta santa barcelonesa). Se dice que la Oca es un símbolo que refleja al iniciado, se representa la figura de su pata como señal. Las marcas de la pata de Oca aparecen en el camino iniciático, desde los Pirineos hasta la Costa Cantábrica y la Costa de las Rías en Galicia que desemboca hacia el Atlántico. Se dice también que la palabra Oca o Ganso significa maestro, el que enseña el camino del conocimiento.

Por todo ello se creía también que el juego de la Oca era un mapa que señalaba la ruta del camino de Santiago a los peregrinos, para que no corrieran peligros y supieran como debían recorrer las casillas e identificar los símbolos que aparecen en el camino.

Recorrer el camino de Santiago es un eterno retorno que nos recuerda que la Vía láctea es el lugar en donde habitamos.

bobiglez@gmail.com