/ viernes 22 de febrero de 2019

Humanitas: arte y pasión

Paul Klee pintó una acuarela en 1920 que tituló “Angelus novus”, el filósofo Walter Benjamin adquirió dicha acuarela en 1921 y la llamó el ángel de la historia.

El ángel nuevo según la tradición talmúdica “son aquellos ángeles que son creados a cada instante para alabar y cantar a Dios, terminar su misión y disolverse en la nada”. Son los nuevos seres creados que renuevan el canto eterno a Dios.

Para Benjamin el ángel nuevo es el ángel de la historia, que lo descubre en un grabado de finales del siglo XVIII, un grabado de Gravelot y Cochin, titulado L’histoire. En esta obra se aprecia un ángel mirando hacia atrás (al pasado) que se recarga sobre un viejo que lleva una guadaña que representa al tiempo que mata al presente y lo vuelve pasado. Sobre la espalda del viejo el ángel escribe la historia ceñido con la luz de la verdad. A los pies del ángel se encuentra una trompeta que celebra las hazañas de conquista y unas monedas símbolo del progreso material, un libro con el nombre de Tucídides el historiador y militar ateniense que escribió la Historia de la guerra del Peloponeso. Esta obra es una alegoría de la historia al estilo neoclásico.

A Benjamin se le revela en el Ángelus Novus de Paul Klee la misma alegoría y así lo cuenta en su tesis IX del texto sobre el concepto de la historia:

“Hay un cuadro de Klee que se titula Ángelus Novus. Se ve en él un ángel al parecer en el momento de alejarse de algo en lo cual clava su mirada. Tiene ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolos sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.

Para Benjamin el progreso es la catástrofe, es decir, la catástrofe “consiste en que las cosas sigan adelante así como están”. Esta es una alegoría que explica su crítica a la idea ilustrada del progreso moderno. La mirada a la historia, el daño al pasado, a lo derrotado, a lo destruido, a lo olvidado o borrado. Parecería decir que lo que fue borrado tendrá que ser revelado.

Walter Benjamin fue un filósofo, escritor y crítico muy singular, sin duda es uno de los pensadores más importantes de la modernidad. Fue un intelectual marginal y perseguido, su reconocimiento surge hacia la década de los 60’, su aportación a nuevas formas de concebir la historia, su abordaje a una crítica del arte moderno, la discusión sobre el concepto de aura, sus estudios sobre el barroco y el romanticismo; crítico del materialismo histórico de su época. Renovador de conceptos como la memoria, los fragmentos, el montaje, las citas. Fue miembro de la escuela de Frankfurt junto a Max Horkheimer y Theodor Adorno.

Su drama ocurre durante la persecución de judíos por los nazis. En un peregrinaje casi heroico en el que Benjamin intentaba llegar a estados Unidos vía Portugal, huyendo de la persecución, salió de París rumbo a Marsella, para desde allí iniciar un ascenso por las montañas del Pirineo para llegar a Portbou, España.

Benjamin en mal estado de salud, acompañaba a un pequeño grupo de personar que huían de la barbarie nazi, entre las que se encontraba la fotógrafa Henny Gurland, quien más tarde se casara en Estados Unidos con el destacado psicólogo Erich Fromm.

Con mucho esfuerzo llegaron a Portbou pueblo de la frontera española en la que la policía les negó el ingreso al país y les informó que al día siguiente serían entregados a las autoridades francesas, para que estas a su vez, los entregaran a la policía nazi. Esa noche siendo vigilados, durmieron en un hostal del pueblo, Walter Benjamín se quedó en la habitación número tres. Al día siguiente encontraron su cuerpo sin vida tendido sobre la cama. Al parecer había muerto de una sobredosis de morfina. La policía española al final les otorgó el permiso al resto del grupo. Benjamin no pudo cumplir su anhelo de llegar a América. Existen suspicacias sobre su muerte, si bien la versión oficial fue suicidio, para otros la sospecha estaba en que además de ser perseguido por los nazis, también los agentes del stalinismo iban tras él. Por cierto, el cuadro del Angelus nuovo de Paul Klee se lo encargó a su amigo el escritor George Bataille, quien resguardó una maleta con la acuarela y textos inéditos del filósofo. El cuadro hoy se exhibe en el museo de arte de Israel.

bobiglez@gmail.com

Paul Klee pintó una acuarela en 1920 que tituló “Angelus novus”, el filósofo Walter Benjamin adquirió dicha acuarela en 1921 y la llamó el ángel de la historia.

El ángel nuevo según la tradición talmúdica “son aquellos ángeles que son creados a cada instante para alabar y cantar a Dios, terminar su misión y disolverse en la nada”. Son los nuevos seres creados que renuevan el canto eterno a Dios.

Para Benjamin el ángel nuevo es el ángel de la historia, que lo descubre en un grabado de finales del siglo XVIII, un grabado de Gravelot y Cochin, titulado L’histoire. En esta obra se aprecia un ángel mirando hacia atrás (al pasado) que se recarga sobre un viejo que lleva una guadaña que representa al tiempo que mata al presente y lo vuelve pasado. Sobre la espalda del viejo el ángel escribe la historia ceñido con la luz de la verdad. A los pies del ángel se encuentra una trompeta que celebra las hazañas de conquista y unas monedas símbolo del progreso material, un libro con el nombre de Tucídides el historiador y militar ateniense que escribió la Historia de la guerra del Peloponeso. Esta obra es una alegoría de la historia al estilo neoclásico.

A Benjamin se le revela en el Ángelus Novus de Paul Klee la misma alegoría y así lo cuenta en su tesis IX del texto sobre el concepto de la historia:

“Hay un cuadro de Klee que se titula Ángelus Novus. Se ve en él un ángel al parecer en el momento de alejarse de algo en lo cual clava su mirada. Tiene ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolos sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.

Para Benjamin el progreso es la catástrofe, es decir, la catástrofe “consiste en que las cosas sigan adelante así como están”. Esta es una alegoría que explica su crítica a la idea ilustrada del progreso moderno. La mirada a la historia, el daño al pasado, a lo derrotado, a lo destruido, a lo olvidado o borrado. Parecería decir que lo que fue borrado tendrá que ser revelado.

Walter Benjamin fue un filósofo, escritor y crítico muy singular, sin duda es uno de los pensadores más importantes de la modernidad. Fue un intelectual marginal y perseguido, su reconocimiento surge hacia la década de los 60’, su aportación a nuevas formas de concebir la historia, su abordaje a una crítica del arte moderno, la discusión sobre el concepto de aura, sus estudios sobre el barroco y el romanticismo; crítico del materialismo histórico de su época. Renovador de conceptos como la memoria, los fragmentos, el montaje, las citas. Fue miembro de la escuela de Frankfurt junto a Max Horkheimer y Theodor Adorno.

Su drama ocurre durante la persecución de judíos por los nazis. En un peregrinaje casi heroico en el que Benjamin intentaba llegar a estados Unidos vía Portugal, huyendo de la persecución, salió de París rumbo a Marsella, para desde allí iniciar un ascenso por las montañas del Pirineo para llegar a Portbou, España.

Benjamin en mal estado de salud, acompañaba a un pequeño grupo de personar que huían de la barbarie nazi, entre las que se encontraba la fotógrafa Henny Gurland, quien más tarde se casara en Estados Unidos con el destacado psicólogo Erich Fromm.

Con mucho esfuerzo llegaron a Portbou pueblo de la frontera española en la que la policía les negó el ingreso al país y les informó que al día siguiente serían entregados a las autoridades francesas, para que estas a su vez, los entregaran a la policía nazi. Esa noche siendo vigilados, durmieron en un hostal del pueblo, Walter Benjamín se quedó en la habitación número tres. Al día siguiente encontraron su cuerpo sin vida tendido sobre la cama. Al parecer había muerto de una sobredosis de morfina. La policía española al final les otorgó el permiso al resto del grupo. Benjamin no pudo cumplir su anhelo de llegar a América. Existen suspicacias sobre su muerte, si bien la versión oficial fue suicidio, para otros la sospecha estaba en que además de ser perseguido por los nazis, también los agentes del stalinismo iban tras él. Por cierto, el cuadro del Angelus nuovo de Paul Klee se lo encargó a su amigo el escritor George Bataille, quien resguardó una maleta con la acuarela y textos inéditos del filósofo. El cuadro hoy se exhibe en el museo de arte de Israel.

bobiglez@gmail.com